Apoyo a las FARC se legaliza en Dinamarca
Por: FIGTHERS AND LOVERS (Dinamarca)
Fecha publicación:14/12/2007
Siete daneses completamente absueltos hoy por solidaridad con lucha de liberación en Colombia
Hoy la Corte Danesa de primera instancia anunció sentencia a los 7 integrantes del grupo Guerreros y Amantes que vendió camisetas con consignas de las FARC de Colombia y el FPLP de Palestina con el fin de recolectar fondos para esas dos organizaciones.
Todos los 7 acusados quedaron hoy absueltos por brindar solidaridad con lucha de liberación en Colombia.
Durante el proceso jurídico se legalizó el apoyo político y económico a los movimientos insurgentes en Colombia y Palestina.
La Corte reconoce que los dos movimientos ejercen una lucha armada. La Corte expresa que esa resistencia armada no se puede definir como terrorismo. Al mismo tiempo la Corte expresa que el objetivo de las FARC es cambiar el sistema político en Colombia, y que la organización dirige sus acciones militares contra objetivos estatales, como las fuerzas armadas colombianas igual que los grupos paramilitares.
'Lucha de liberación no es terrorismo. Ahora solo queda que se devuelvan los fondos incautados de la policía para por fin mandarlos a la cadena radial de las FARC y el taller gráfico del FPLP en Palestina' , expresa Michael Schølardt, director de la empresa Guerreros y Amantes.
Los integrantes de Guerreros y Amantes anunciaron la absolución completa en un evento cultural en un teatro conocido en Copenhague. En el evento recibieron el apoyo de varias organizaciones danesas, entre ellas las organizaciones que de igual manera han brindado apoyo a movimientos de liberación en Colombia y Palestina.
Gobierno colombiano pide ayuda del gobierno danés
Al día de la anuncia de la corte danesa, el gobierno colombiano pide al gobierno danés que le ayude impedir donaciones a las FARC. Este lunes una organización sindical de Copenhague decidió enviar cerca de $2000 a sindicalistas colombianos forzados en la clandestinidad, resultado de la grave represión por parte del estado colombiano.
El apoyo económico será administrado por el ex-presidente de los trabajadores de Nestlé, Raúl Reyes.
Hace año y medio, veteranos de la resistencia danesa que lucharon contra la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial enviaron una donación simbólica a las FARC, enfatizando la legitimidad de la resistencia armada contra estados ilegítimos y ocupaciones ilegales.
'Estoy muy feliz por el juicio. Muestra que la Corte Danesa no ha sucumbido a la presión del gobierno colombiano que el cual en último momento intentó influenciar el juicio, afirma otra empleada de Guerreros y Amantes, también absuelta.
Colombia no es un estado democrático de derecho
'Durante el proceso jurídico hemos documentado que Colombia no es un estado democrático de derecho, por lo tanto la rebelión se justifica' , dice Bobby Schultz de Guerreros y Amantes.
'Otro resultado ha sido la clara demuestra de que la lista de la UE de organizaciones terroristas no es un documento jurídico. Por eso no tiene validez en la Corte Danesa' , afirma Bobby Schultz.
Durante el juicio se ha comprobado que Colombia no es un estado de derecho, sino al contrario: Colombia es un estado donde la tortura está institucionalisado. El escándalo llegó a Dinamarca luego que la cancillería colombiana envió documentos para ser empleados en el juicio, los cuales refieren a confesiones por presos quienes han sido sometidos a tortura.
Se trataba de personas señaladas como miembros de las FARC que, según reconocidas organizaciones jurídicas, habían sido sometidas a abusos sexuales, choques eléctricos, violencia brutal y amenazas de muerte, durante interrogatorios en Bogotá.
Cumbia Clash
En octubre Guerreros y Amantes lanzaron un disco de música, una colaboración entre músicos guerrilleros de las FARC y reconocidos djs de Copenhague. Se pueden bajar las canciones gratuitamente de la página web de Guerreros y Amantes - www.fightersandlovers.org - y se vende el disco en varias tiendas en Dinamarca. Durante poco tiempo después del lanzamiento hubo más de 9000 bajas de las canciones.
En la fiesta de lanzamiento del disco que se realizó en el centro de Copenhague participaron 1000 personas.
sábado, 15 de diciembre de 2007
miércoles, 12 de diciembre de 2007
La otra verdad de ‘El Socio’
La otra verdad de ‘El Socio’
SEMANA revela el testimonio del escolta de confianza del narcotraficante Eduardo Restrepo y las negociaciones del capo con los gringos.
Hay quienes creen imposible que el país vuelva a sufrir un remezón igual al que se vivió en la época del proceso 8.000 cuando se destapó la penetración del cartel de Cali a todo nivel. Sin embargo, en las últimas semanas, los nervios están otra vez de punta a raíz de la captura, el pasado 25 de julio, de Eduardo Restrepo Victoria, de quien SEMANA habló hace cuatro años como 'El Socio de Ibagué'. Un hombre nacido en Pitalito hace 48 años, pero que se movía en Tolima donde sedujo a una muy buena parte de la sociedad ibaguereña, debido a sus extravagancias a la hora de gastar su dinero.
'El Socio' está en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, Boyacá, negociando con la DEA mientras llega al país su solicitud de extradición a Estados Unidos. Allí les confesó a los agentes federales que es narcotraficante y que tuvo relaciones cercanas con la mayoría de los mafiosos del país. Reconoció sus vínculos de amistad y negocios con importantes políticos, empresarios y policías, su conexión con el cartel de Tijuana en México y entregó detalles del imperio económico que poseía. Les aseguró que estaba dispuesto a contarle todo a la justicia norteamericana después de llegar a un buen acuerdo. Pero cuando le advirtieron que su fortuna, incluidas sus grandes haciendas en Tolima y en el Eje Cafetero, iba a pasar a manos del Estado, no pudo ocultar su tristeza y empezó a llorar.
Pero la fascinación por 'El Socio' no se debe a esa confesión. Ésta se ha generado, en cambio, por informaciones de varios medios de comunicación sobre la existencia de unos archivos secretos que poseía uno de sus antiguos empleados llamado Sergio Disidoro. Este hombre se presentó a la Fiscalía en septiembre del año pasado aduciendo que conocía muy bien a Restrepo porque había sido el conductor de una de sus hijas, Juliana, durante tres años.
Pero ¿qué dijo Disidoro como para generar tanto interés? En su testimonio, el hombre de 26 años no dejó títere con cabeza. Le entregó al fiscal una lista de 146 personas que, según él, figuraban en unas agendas que pertenecían a un ex oficial del Ejército que trabajó para 'El Socio' y que fue asesinado en Ibagué en 2003. Dice que él mismo copió de su puño y letra la lista entre el segundo semestre de 2002 y el primer semestre de 2003. En la lista figuran policías, militares, fiscales, abogados, magistrados, senadores, representantes, sacerdotes, empresarios, capos, personal de la Cancillería, procuradores y modelos. Mejor dicho, Raimundo y todo el mundo.
SEMANA tuvo acceso a las agendas. En ellas se observan tres tipos de letra diferentes. Al indagar sobre su testimonio en la Fiscalía y en los organismos de inteligencia, la conclusión a la que han llegado las autoridades, hasta la fecha, es que se trata de un proceso 'montado' por alguien para desviar la atención del verdadero nivel de corrupción y penetración de 'El Socio' en los sectores políticos, empresariales y sociales de Tolima. Según las autoridades, la lista de Disidoro no es creíble. Ha llamado la atención que en sus declaraciones no recordara muchas fechas y vacilara en varias oportunidades cuando se le preguntó sobre nombres y cargos de las personas que figuran, según él, en la nómina de Restrepo y otras que le distribuían y le organizaban la cocaína. También que su descripción física de Juliana, la hija de Restrepo, y de quien presuntamente era su conductor, no coincide con la realidad. Por eso, la Fiscalía desestimó su testimonio, no lo incluyó en el programa de protección de testigos y lo mandó a la calle.
Con toda esta atención por Disidoro, ha pasado inadvertido para la opinión pública otro testigo, este sí protegido por la Fiscalía. Se trata de Robinson Javier Quilombo Arroyo, un joven nacido hace 21 años en Planadas, Tolima, y que fue reclutado a la fuerza por las Farc cuando tenía apenas 12 años. Después de cuatro años de estar en la guerrilla se voló e ingresó al bloque Tolima de las AUC. Por medio de este grupo paramilitar se volvió escolta de 'El Socio' en 2003. Según las autoridades, conoce al dedillo a Restrepo. Sabe de memoria los nombres de sus esposas, de sus amantes, de sus 13 hijos y detalla la ubicación de cada una de las propiedades de su ex jefe. "Con Lida tiene tres hijos. Una niña, Lupe, de 5 años, es ahijada de Varela... En el barrio Interlaken tiene otro apartamento en donde vive otra de sus mujeres que es modelo. Se llama Sandra y le dicen 'la barbie'...", dicen algunos apartes de sus declaraciones.
También le contó al fiscal de los vínculos de su patrón con políticos "importantes", empresarios, abogados y policías del Tolima. Cuando le preguntaron si durante su labor como escolta observó la presencia de políticos en la finca La Morena o en propiedades de Restrepo, Quilombo contestó: "Yo una vez observé a Gómez Gallo".
No es la primera vez que el nombre del ex presidente del Congreso Luis Humberto Gómez Gallo sale a relucir en investigaciones que adelanta la Fiscalía por presuntos vínculos con 'El Socio'. Sobre ese tema, el político tolimense le dijo a SEMANA: "Mire, en Ibagué todo el mundo sabe quién es ese mafioso. Nunca he sido amigo de ese hombre. Lo conozco desde que era pobre y luego apareció de un momento a otro con un poco de dinero. Él sí se acercó a cuatro o cinco ricos de Ibagué que le abrieron la puerta e iban a sus fiestas. Uno sí los veía por ahí en los sitios nocturnos. Pero cuando él entraba por una puerta, yo salía por la otra, yo le huía, así de sencillo".
El ex senador no es el único mencionado por Quilombo. Le relató a la Fiscalía que el 'Socio' tenía un familiar en la Fuerza Aérea y trabajaba nada más ni nada menos que en inteligencia. "Cuando yo estaba en el bloque Tolima de los paramilitares, el comandante era 'Daniel' y el segundo era 'Fabián'. Ellos tenían conexiones con un cuñado de Eduardo que es oficial de la Fuerza Aérea. Es un coronel que me recogió en un apartamento de Eduardo Restrepo en Bogotá. El le decía dizque el coronel Minero y me llevó al aeropuerto de Catam. Nos fuimos en un avión de inteligencia a Huila, Marquetalia, ubicando unos campamentos de las Farc donde se mantenía 'Alfonso Cano' y alias 'Jerónimo' -dijo en su declaración-. A ese 'man' siempre lo llamaban para que mandara el avión fantasma para cuando tenían enfrentamientos con la guerrilla. Después Eduardo me dijo que ese bloque era de él. Me sacó de ahí, me dio un millón de pesos y me dijo que me comprara ropa en Unicentro y comencé a andar con él en calidad de escolta".
Después describió los negocios del narcotráfico de 'El Socio' y sus conexiones con los capos mexicanos. "Él me contó que vivió un año y medio en México y pasaba la droga a Estados Unidos. Regresó a Colombia y comenzó a traficar con (Wílber) Varela y con Beto Marín. Trabaja con Fernando Santos que es su conexión en México y ellos lo llaman 'El cartel de la lechona', que son tolimenses que trabajan allá con el cartel de Tijuana. Santos estuvo en las fiestas de San Pedro en Ibagué y se casó allá. Estuvo con un rejoneador mexicano de apellido Restrepo.".
Quilombo también reveló los nombres de los policías que en el Tolima, trabajaban para su patrón. "El capitán Saavedra le trajo un día un maletín lleno de dólares que venían de Estados Unidos y que provenía de un cargamento de droga que habían coronado. También llevaba a Eduardo en la patrulla de carreteras hasta Armenia a reunirse con Varela. ..El sargento Lozada, el sargento Lugo, Moreno, Vargas y Espinel, que son también oficiales de El Espinal, les hacían fiestas en la finca La Morena a donde Eduardo les llevaba prostitutas finas. Al coronel Chitiva, que fue comandante de la Policía en el Tolima, lo vi en varias oportunidades en la finca Palma del Río. Trabajaba para Eduardo".
El 2 de julio de 2004 la Dijín allanó las fincas La Morena y Palma del Río, cerca de Ibagué, y encontró un arsenal de armas que el bloque Tolima de las autodefensas le había dado a Restrepo y a sus dos hermanas, quienes fueron capturadas en el operativo. "Había presencia de altos oficiales corruptos de la Policía y justo en el allanamiento fue incautado en uno de los carros de 'El Socio', una chaqueta de un teniente coronel de esa institución", dijo la Fiscalía en su momento.
Dos días después, el 4 de julio, cuatro oficiales salieron de la institución. En su momento la cúpula de la Policía no dio mayores explicaciones sobre esta retirada.
Y al año siguiente, en 2005, el escolta Quilombo decidió contarle todo a la Fiscalía porque supo que lo iban a matar.
SEMANA revela el testimonio del escolta de confianza del narcotraficante Eduardo Restrepo y las negociaciones del capo con los gringos.
Hay quienes creen imposible que el país vuelva a sufrir un remezón igual al que se vivió en la época del proceso 8.000 cuando se destapó la penetración del cartel de Cali a todo nivel. Sin embargo, en las últimas semanas, los nervios están otra vez de punta a raíz de la captura, el pasado 25 de julio, de Eduardo Restrepo Victoria, de quien SEMANA habló hace cuatro años como 'El Socio de Ibagué'. Un hombre nacido en Pitalito hace 48 años, pero que se movía en Tolima donde sedujo a una muy buena parte de la sociedad ibaguereña, debido a sus extravagancias a la hora de gastar su dinero.
'El Socio' está en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, Boyacá, negociando con la DEA mientras llega al país su solicitud de extradición a Estados Unidos. Allí les confesó a los agentes federales que es narcotraficante y que tuvo relaciones cercanas con la mayoría de los mafiosos del país. Reconoció sus vínculos de amistad y negocios con importantes políticos, empresarios y policías, su conexión con el cartel de Tijuana en México y entregó detalles del imperio económico que poseía. Les aseguró que estaba dispuesto a contarle todo a la justicia norteamericana después de llegar a un buen acuerdo. Pero cuando le advirtieron que su fortuna, incluidas sus grandes haciendas en Tolima y en el Eje Cafetero, iba a pasar a manos del Estado, no pudo ocultar su tristeza y empezó a llorar.
Pero la fascinación por 'El Socio' no se debe a esa confesión. Ésta se ha generado, en cambio, por informaciones de varios medios de comunicación sobre la existencia de unos archivos secretos que poseía uno de sus antiguos empleados llamado Sergio Disidoro. Este hombre se presentó a la Fiscalía en septiembre del año pasado aduciendo que conocía muy bien a Restrepo porque había sido el conductor de una de sus hijas, Juliana, durante tres años.
Pero ¿qué dijo Disidoro como para generar tanto interés? En su testimonio, el hombre de 26 años no dejó títere con cabeza. Le entregó al fiscal una lista de 146 personas que, según él, figuraban en unas agendas que pertenecían a un ex oficial del Ejército que trabajó para 'El Socio' y que fue asesinado en Ibagué en 2003. Dice que él mismo copió de su puño y letra la lista entre el segundo semestre de 2002 y el primer semestre de 2003. En la lista figuran policías, militares, fiscales, abogados, magistrados, senadores, representantes, sacerdotes, empresarios, capos, personal de la Cancillería, procuradores y modelos. Mejor dicho, Raimundo y todo el mundo.
SEMANA tuvo acceso a las agendas. En ellas se observan tres tipos de letra diferentes. Al indagar sobre su testimonio en la Fiscalía y en los organismos de inteligencia, la conclusión a la que han llegado las autoridades, hasta la fecha, es que se trata de un proceso 'montado' por alguien para desviar la atención del verdadero nivel de corrupción y penetración de 'El Socio' en los sectores políticos, empresariales y sociales de Tolima. Según las autoridades, la lista de Disidoro no es creíble. Ha llamado la atención que en sus declaraciones no recordara muchas fechas y vacilara en varias oportunidades cuando se le preguntó sobre nombres y cargos de las personas que figuran, según él, en la nómina de Restrepo y otras que le distribuían y le organizaban la cocaína. También que su descripción física de Juliana, la hija de Restrepo, y de quien presuntamente era su conductor, no coincide con la realidad. Por eso, la Fiscalía desestimó su testimonio, no lo incluyó en el programa de protección de testigos y lo mandó a la calle.
Con toda esta atención por Disidoro, ha pasado inadvertido para la opinión pública otro testigo, este sí protegido por la Fiscalía. Se trata de Robinson Javier Quilombo Arroyo, un joven nacido hace 21 años en Planadas, Tolima, y que fue reclutado a la fuerza por las Farc cuando tenía apenas 12 años. Después de cuatro años de estar en la guerrilla se voló e ingresó al bloque Tolima de las AUC. Por medio de este grupo paramilitar se volvió escolta de 'El Socio' en 2003. Según las autoridades, conoce al dedillo a Restrepo. Sabe de memoria los nombres de sus esposas, de sus amantes, de sus 13 hijos y detalla la ubicación de cada una de las propiedades de su ex jefe. "Con Lida tiene tres hijos. Una niña, Lupe, de 5 años, es ahijada de Varela... En el barrio Interlaken tiene otro apartamento en donde vive otra de sus mujeres que es modelo. Se llama Sandra y le dicen 'la barbie'...", dicen algunos apartes de sus declaraciones.
También le contó al fiscal de los vínculos de su patrón con políticos "importantes", empresarios, abogados y policías del Tolima. Cuando le preguntaron si durante su labor como escolta observó la presencia de políticos en la finca La Morena o en propiedades de Restrepo, Quilombo contestó: "Yo una vez observé a Gómez Gallo".
No es la primera vez que el nombre del ex presidente del Congreso Luis Humberto Gómez Gallo sale a relucir en investigaciones que adelanta la Fiscalía por presuntos vínculos con 'El Socio'. Sobre ese tema, el político tolimense le dijo a SEMANA: "Mire, en Ibagué todo el mundo sabe quién es ese mafioso. Nunca he sido amigo de ese hombre. Lo conozco desde que era pobre y luego apareció de un momento a otro con un poco de dinero. Él sí se acercó a cuatro o cinco ricos de Ibagué que le abrieron la puerta e iban a sus fiestas. Uno sí los veía por ahí en los sitios nocturnos. Pero cuando él entraba por una puerta, yo salía por la otra, yo le huía, así de sencillo".
El ex senador no es el único mencionado por Quilombo. Le relató a la Fiscalía que el 'Socio' tenía un familiar en la Fuerza Aérea y trabajaba nada más ni nada menos que en inteligencia. "Cuando yo estaba en el bloque Tolima de los paramilitares, el comandante era 'Daniel' y el segundo era 'Fabián'. Ellos tenían conexiones con un cuñado de Eduardo que es oficial de la Fuerza Aérea. Es un coronel que me recogió en un apartamento de Eduardo Restrepo en Bogotá. El le decía dizque el coronel Minero y me llevó al aeropuerto de Catam. Nos fuimos en un avión de inteligencia a Huila, Marquetalia, ubicando unos campamentos de las Farc donde se mantenía 'Alfonso Cano' y alias 'Jerónimo' -dijo en su declaración-. A ese 'man' siempre lo llamaban para que mandara el avión fantasma para cuando tenían enfrentamientos con la guerrilla. Después Eduardo me dijo que ese bloque era de él. Me sacó de ahí, me dio un millón de pesos y me dijo que me comprara ropa en Unicentro y comencé a andar con él en calidad de escolta".
Después describió los negocios del narcotráfico de 'El Socio' y sus conexiones con los capos mexicanos. "Él me contó que vivió un año y medio en México y pasaba la droga a Estados Unidos. Regresó a Colombia y comenzó a traficar con (Wílber) Varela y con Beto Marín. Trabaja con Fernando Santos que es su conexión en México y ellos lo llaman 'El cartel de la lechona', que son tolimenses que trabajan allá con el cartel de Tijuana. Santos estuvo en las fiestas de San Pedro en Ibagué y se casó allá. Estuvo con un rejoneador mexicano de apellido Restrepo.".
Quilombo también reveló los nombres de los policías que en el Tolima, trabajaban para su patrón. "El capitán Saavedra le trajo un día un maletín lleno de dólares que venían de Estados Unidos y que provenía de un cargamento de droga que habían coronado. También llevaba a Eduardo en la patrulla de carreteras hasta Armenia a reunirse con Varela. ..El sargento Lozada, el sargento Lugo, Moreno, Vargas y Espinel, que son también oficiales de El Espinal, les hacían fiestas en la finca La Morena a donde Eduardo les llevaba prostitutas finas. Al coronel Chitiva, que fue comandante de la Policía en el Tolima, lo vi en varias oportunidades en la finca Palma del Río. Trabajaba para Eduardo".
El 2 de julio de 2004 la Dijín allanó las fincas La Morena y Palma del Río, cerca de Ibagué, y encontró un arsenal de armas que el bloque Tolima de las autodefensas le había dado a Restrepo y a sus dos hermanas, quienes fueron capturadas en el operativo. "Había presencia de altos oficiales corruptos de la Policía y justo en el allanamiento fue incautado en uno de los carros de 'El Socio', una chaqueta de un teniente coronel de esa institución", dijo la Fiscalía en su momento.
Dos días después, el 4 de julio, cuatro oficiales salieron de la institución. En su momento la cúpula de la Policía no dio mayores explicaciones sobre esta retirada.
Y al año siguiente, en 2005, el escolta Quilombo decidió contarle todo a la Fiscalía porque supo que lo iban a matar.
Por vínculos con grupos paramilitares, capturan al ex presidente del Congreso Luis Humberto Gómez Gallo
Con la detención del dirigente conservador, asciende a 45 el número de parlamentarios vinculados a procesos por el escándalo de la para-política. Su captura se produjo horas después de la extradición del narcotraficante ‘El Socio’.
El escándalo de la para-política no se detiene. El ex presidente del Senado de la República, Luis Humberto Gómez Gallo, fue capturado en Bogotá, en la noche de este lunes, por orden de la Corte Suprema de Justicia. Trascendió que la alta corporación encontró suficientes evidencias de sus presuntos vínculos con grupos paramilitares, autores de una sangrienta ola de violencia a lo largo y ancho del país, en especial contra población civil desarmada.
Según Caracol Radio, los magistrados determinaron que hay documentos y testimonios que relacionan al senador Gómez Gallo con el Bloque Tolima de las Autodefensas, creado por el extraditado narcotraficante Eduardo Restrepo Victoria, alias ‘El Socio’.
La captura de Luis Humberto Gómez Gallo, se produjo el mismo día en que alias ‘El Socio’ fue entregado a oficiales de la DEA, para que responda ante las autoridades estadounidenses por el delito de narcotráfico.
La captura del Gómez Gallo se produjo en el norte de la ciudad cuando se encontraba con un alto dirigente conservador. De inmediato varios congresistas de este partido salieron a hacer declaraciones en las que lamentaban el hecho y aseguraban que Gómez Gallo sabrá demostrar su inocencia durante el juicio.
Trascendió que en contra de Gómez Gallo hay varios testimonios de paramilitares desmovilizados, entre ellos uno de José Wilton Bedoya Rayo, alias ‘Moisés’, del bloque Tolima de las AUC. El pasado mes de octubre, ‘Moisés’ aseguró ante la Corte que el senador participó en un plan para asesinar al representante a la Cámara Pompilio de Jesús Avendaño, cuando corría el año 2001.
La gravísima acusación fue más allá al señalar que Gómez Gallo habría pagado 300 millones de pesos para que los paramilitares mataran a Avendaño.
La captura de Gómez Gallo se produjo el mismo día de la extradición a Estados Unidos de ‘El Socio’, un personaje que, según en una entrevista con SEMANA, el congresista conocía pero al que no le permitía trabar amistad con él. “Mire, en Ibagué todo el mundo sabe quién es ese mafioso. Nunca he sido amigo de ese hombre. Lo conozco desde que era pobre y luego apareció de un momento a otro con un poco de dinero. Él sí se acercó a cuatro o cinco ricos de Ibagué que le abrieron la puerta e iban a sus fiestas. Uno sí los veía por ahí en los sitios nocturnos. Pero cuando él entraba por una puerta, yo salía por la otra, yo le huía, así de sencillo”. (Ver artículo: La otra verdad de ‘El Socio’). Sin embargo, la Corte parece tener pruebas de lo contrario.
Su detención además golpea de nuevo a la coalición de Gobierno del presidente Uribe porque Gómez Gallo no sólo es un ferviente seguidor del Jefe del Estado sino que es una de las figuras de mayor peso en el conservatismo colombiano.
Mala relación
Gómez es de Ibagué y la justicia busca establecer su relación con el bloque Tolima de las autodefensas y con el narcotraficante Eduardo Restrepo Victoria, conocido como ‘el Socio’, preso desde julio de 2006.
Según varios testigos, el político ayudó en la conformación de ese conjunto de paramilitares y recibió dinero de ellos. Uno de los diversos testimonios que involucran a Gómez es el de Robinson Javier Quilombo, ex escolta de alias ‘el Socio’.
En uno de los registros que tiene la Corte Suprema de Justicia, le preguntaron a Quilombo si durante su trabajo con los ‘paras’ vio a algún político en la finca La Morena o en propiedades de alguno de ellos. “Yo una vez observé a Gómez Gallo”, respondió.
Dijo que lo conoció en 2004 y vio que ‘el Socio’ le dio plata al hoy senador de la República. “No sé cuánto le darían”, comentó, pero explicó que estaba en una maleta pequeña. “No sé por qué se la dio (la plata)”, aclaró luego.
Y es que ‘el Socio’ no era cualquier persona. Empezó en el mundo del narcotráfico ‘trabajando’ con Henry Loaiza, alias ‘El Alacrán’. En poco tiempo se transformó en el principal enlace de la mafia colombiana con los carteles de la droga mexicanos. Esas relaciones lo llevaron a ser aliado de Diego León Montoya, alias ‘Don Diego’, y después de Wílber Varela, alias ‘Jabón’. Gracias a su fortuna ilegal fue muy cercano, y socio, de importantes empresarios del gremio arrocero del Tolima.
Terminó siendo el principal aliado de ‘Jabón’, que es ni más ni menos que el jefe del narcotráfico en el norte del Valle del Cauca. Según investigaciones de la Fiscalía, ambos compraron el bloque Tolima de las Autodefensas.
Ése es, según los testigos, el hombre con quien Gómez Gallo tenía vínculos. Sin embargo, el Senador dijo en su indagatoria ante la Corte Suprema de Justicia el pasado 8 de noviembre que tenía pruebas de cómo los ‘paras’ extorsionaban a políticos del Tolima. Eso lo sustentó con grabaciones donde presuntos paramilitares amenazaban a los alcalde de los municipios de Saldaña y Lérida con involocrarlos al proceso de la parapolítica “como lo hicieron con Gómez Gallo”, según quedó registrado en las grabaciones.
Conservadores lamentan captura
Gómez Gallo es un líder en su partido. Tan pronto como se conoció la noticia de su detención, sus copartidarios se unieron para lamentar el hecho y manifestar solidaridad con él.
“Es lamentable. Luis Humberto es un gran político. Su captura es un golpe bajo, como cuando le pegan a un hijo de la casa, que es, en este caso, el Partido Conservador”, dijo el senador de esa colectividad Eduardo Enríquez.
“Estoy muy conmocionado. Es una noticia triste para el país. A Luis Humberto lo conozco desde hace mucho tiempo y es una persona patriota. Tengo la seguridad de que él sabrá explicar y saldrá de este percance”, manifestó el senador José Darío Salazar.
Con la detención del dirigente conservador, asciende a 45 el número de parlamentarios vinculados a procesos por el escándalo de la para-política. Su captura se produjo horas después de la extradición del narcotraficante ‘El Socio’.
El escándalo de la para-política no se detiene. El ex presidente del Senado de la República, Luis Humberto Gómez Gallo, fue capturado en Bogotá, en la noche de este lunes, por orden de la Corte Suprema de Justicia. Trascendió que la alta corporación encontró suficientes evidencias de sus presuntos vínculos con grupos paramilitares, autores de una sangrienta ola de violencia a lo largo y ancho del país, en especial contra población civil desarmada.
Según Caracol Radio, los magistrados determinaron que hay documentos y testimonios que relacionan al senador Gómez Gallo con el Bloque Tolima de las Autodefensas, creado por el extraditado narcotraficante Eduardo Restrepo Victoria, alias ‘El Socio’.
La captura de Luis Humberto Gómez Gallo, se produjo el mismo día en que alias ‘El Socio’ fue entregado a oficiales de la DEA, para que responda ante las autoridades estadounidenses por el delito de narcotráfico.
La captura del Gómez Gallo se produjo en el norte de la ciudad cuando se encontraba con un alto dirigente conservador. De inmediato varios congresistas de este partido salieron a hacer declaraciones en las que lamentaban el hecho y aseguraban que Gómez Gallo sabrá demostrar su inocencia durante el juicio.
Trascendió que en contra de Gómez Gallo hay varios testimonios de paramilitares desmovilizados, entre ellos uno de José Wilton Bedoya Rayo, alias ‘Moisés’, del bloque Tolima de las AUC. El pasado mes de octubre, ‘Moisés’ aseguró ante la Corte que el senador participó en un plan para asesinar al representante a la Cámara Pompilio de Jesús Avendaño, cuando corría el año 2001.
La gravísima acusación fue más allá al señalar que Gómez Gallo habría pagado 300 millones de pesos para que los paramilitares mataran a Avendaño.
La captura de Gómez Gallo se produjo el mismo día de la extradición a Estados Unidos de ‘El Socio’, un personaje que, según en una entrevista con SEMANA, el congresista conocía pero al que no le permitía trabar amistad con él. “Mire, en Ibagué todo el mundo sabe quién es ese mafioso. Nunca he sido amigo de ese hombre. Lo conozco desde que era pobre y luego apareció de un momento a otro con un poco de dinero. Él sí se acercó a cuatro o cinco ricos de Ibagué que le abrieron la puerta e iban a sus fiestas. Uno sí los veía por ahí en los sitios nocturnos. Pero cuando él entraba por una puerta, yo salía por la otra, yo le huía, así de sencillo”. (Ver artículo: La otra verdad de ‘El Socio’). Sin embargo, la Corte parece tener pruebas de lo contrario.
Su detención además golpea de nuevo a la coalición de Gobierno del presidente Uribe porque Gómez Gallo no sólo es un ferviente seguidor del Jefe del Estado sino que es una de las figuras de mayor peso en el conservatismo colombiano.
Mala relación
Gómez es de Ibagué y la justicia busca establecer su relación con el bloque Tolima de las autodefensas y con el narcotraficante Eduardo Restrepo Victoria, conocido como ‘el Socio’, preso desde julio de 2006.
Según varios testigos, el político ayudó en la conformación de ese conjunto de paramilitares y recibió dinero de ellos. Uno de los diversos testimonios que involucran a Gómez es el de Robinson Javier Quilombo, ex escolta de alias ‘el Socio’.
En uno de los registros que tiene la Corte Suprema de Justicia, le preguntaron a Quilombo si durante su trabajo con los ‘paras’ vio a algún político en la finca La Morena o en propiedades de alguno de ellos. “Yo una vez observé a Gómez Gallo”, respondió.
Dijo que lo conoció en 2004 y vio que ‘el Socio’ le dio plata al hoy senador de la República. “No sé cuánto le darían”, comentó, pero explicó que estaba en una maleta pequeña. “No sé por qué se la dio (la plata)”, aclaró luego.
Y es que ‘el Socio’ no era cualquier persona. Empezó en el mundo del narcotráfico ‘trabajando’ con Henry Loaiza, alias ‘El Alacrán’. En poco tiempo se transformó en el principal enlace de la mafia colombiana con los carteles de la droga mexicanos. Esas relaciones lo llevaron a ser aliado de Diego León Montoya, alias ‘Don Diego’, y después de Wílber Varela, alias ‘Jabón’. Gracias a su fortuna ilegal fue muy cercano, y socio, de importantes empresarios del gremio arrocero del Tolima.
Terminó siendo el principal aliado de ‘Jabón’, que es ni más ni menos que el jefe del narcotráfico en el norte del Valle del Cauca. Según investigaciones de la Fiscalía, ambos compraron el bloque Tolima de las Autodefensas.
Ése es, según los testigos, el hombre con quien Gómez Gallo tenía vínculos. Sin embargo, el Senador dijo en su indagatoria ante la Corte Suprema de Justicia el pasado 8 de noviembre que tenía pruebas de cómo los ‘paras’ extorsionaban a políticos del Tolima. Eso lo sustentó con grabaciones donde presuntos paramilitares amenazaban a los alcalde de los municipios de Saldaña y Lérida con involocrarlos al proceso de la parapolítica “como lo hicieron con Gómez Gallo”, según quedó registrado en las grabaciones.
Conservadores lamentan captura
Gómez Gallo es un líder en su partido. Tan pronto como se conoció la noticia de su detención, sus copartidarios se unieron para lamentar el hecho y manifestar solidaridad con él.
“Es lamentable. Luis Humberto es un gran político. Su captura es un golpe bajo, como cuando le pegan a un hijo de la casa, que es, en este caso, el Partido Conservador”, dijo el senador de esa colectividad Eduardo Enríquez.
“Estoy muy conmocionado. Es una noticia triste para el país. A Luis Humberto lo conozco desde hace mucho tiempo y es una persona patriota. Tengo la seguridad de que él sabrá explicar y saldrá de este percance”, manifestó el senador José Darío Salazar.
El oficio de matar
El 'Iguano' y 'Steven' fueron dos mandos medios de los paramilitares. El uno ha confesado 2.000 asesinatos y el otro decenas de atroces descuartizamientos. Este es un viaje al corazón de dos asesinos a los que la guerra les dio una razón para matar, la sociedad les permitió seguir y sus instintos les impidieron detenerse.
Cuando estaba en el colegio, Jorge Iván Laverde, pensaba que algún día sería músico. Le gustaba tocar guitarra, cantar y animar las fiestas de la vereda. Ahora tiene 31 años, olvidó todos los acordes y confiesa que ha matado a cerca de 2.000 personas. Es el 'Iguano' o 'Pedro Fronteras', un paramilitar temido y odiado en Norte de Santander. Sentado en un patio de la cárcel de Cúcuta, nos cuenta su vida. Sus ojos oscuros e imperturbables son el único rasgo de su cara que refleja frialdad. Sonríe con facilidad, aún cuando habla de la muerte y la destrucción. Un leve temblor de manos delata que tiene miedo de contar todo lo que pasó.
Hace dos décadas jamás hubiera imaginado que este sería el desenlace de su vida. El 'Iguano' nació en una vereda de Turbo, en la región bananera de Antioquia, en un hogar tradicional, de campesinos medios, en medio de 15 hermanos. Como había sido educado bajo normas y valores católicos estrictos, desde joven era muy disciplinado y responsable. Así llegó a terminar con éxito todo su bachillerato.
Mientras vivió en el campo, no conoció más estado que el de la guerrilla del EPL. "En donde yo nací nunca vimos un soldado", dice. Su familia solía estar inconforme con las imposiciones de los insurgentes. "Nunca los vimos como los Robin Hood que decían ser". Aun así, los soportaron estoicamente durante largos años. Hasta que los guerrilleros los obligaron a abandonar la tierra y luego mataron a uno de sus hermanos. La familia tuvo que irse para Turbo y empezar una nueva vida. Por necesidad, el 'Iguano' se convirtió en ayudante de camión y luego en conductor. En los caminos de Urabá empezó a escuchar con interés la noticia de que habían llegado a la región los hermanos Fidel y Carlos Castaño Gil. "Se decía que venían grupos de campesinos que se habían rebelado contra la guerrilla". De inmediato se sintió identificado con ellos.
Muy pronto se involucró con las autodefensas. Como camionero resultaba muy útil, primero transportando víveres, y después a las tropas que salían a hacer sus recorridos de muerte. "¿Por qué no? La gente de bien quería a las autodefensas. Decían que con ellas vendría el progreso".
La guerra es una opción elegida por las personas cuando las oportunidades de ganar son altas, dice el investigador Mauricio Romero. "Los individuos buscan en la guerra seguridad, riqueza y reconocimiento. Si a eso se le suman aliados poderosos y un Estado fragmentado que no ejerce la coerción, entonces tenemos un panorama como el que hemos vivido con los paramilitares".
Esta parece ser, por lo menos en parte, una explicación para el camino que eligió el 'Iguano'. Empresarios y gobierno local, militares, jueces, comerciantes y hasta sectores de la Iglesia justificaban o apoyaban a los paramilitares. "Hay que reconocerlo, no hubiese sido por la complicidad del Estado, las AUC no hubiesen surgido en el país ".
'Steven'
Por esa época, mediados de los años 90, la vida empezaba a cambiarle a José David Velandia alias 'Steven'. Este hombre de 35 años, de cuerpo macizo y piel morena, pasa sus horas en la cárcel La Picota recontando en su cabeza cada uno de sus crímenes. Mira con desconfianza a todos quienes le rodean y habla apenas lo necesario. Aun así ha confesado la muerte de más de 250 personas, muchos de ellos lanzados al río, descuartizados o enterrados en fosas.
A pesar de que creció peleando contra la pobreza y la adversidad, en La Dorada, un cálido municipio de Caldas, enclavado en la Magdalena Medio, donde los paramilitares ya eran amos y señores. En su juventud parecía inclinarse más por la ley y el orden que por el crimen. Desde los 10 años le tocó trabajar para ayudarle a su abuela con el sostenimiento de la casa, ya que sus padres se habían separado. En el colegio se destacó como futbolista en las selecciones de La Dorada y Caldas, y por sus méritos deportivos pudo terminar su bachillerato con una beca. Al terminar sus estudios decidió ingresar a la Policía como suboficial. Le gustaba el régimen austero de la Fuerza Pública y la estabilidad que la institución le brindaba.
Con el tiempo, sintió que ganaba muy poco dinero y en 1996 se retiró para probar suerte como comerciante. Pero fracasó. De repente se vio solo -pues su abuela, que era toda su familia, había muerto- sin dinero, vagando por las calles de La Dorada. En 1997 se animó a trabajar en una campaña política en la que prometieron un empleo que nunca le cumplieron. Trabajó como celador por cortas temporadas hasta que dos años después se encontró casualmente a un viejo compañero del colegio que le hizo la propuesta que le daría un giro a su vida: vincularse a las autodefensas de Ramón Isaza.
De pistoleros a comandantes
Al igual que 'Steven', el 'Iguano' no había empuñado un arma, hasta el día que ingresó a la escuela de combatientes de las AUC. Allí 'Doblecero' le dio la primera instrucción militar. Empezaron a gustarle los fusiles. No puede decirse que fuera exactamente el odio o la venganza el sentimiento que ardía dentro de su cuerpo. Era más bien el deseo de "ser alguien importante". Soñaba con ser un comandante paramilitar. Al fin y al cabo, este no era un oficio para esconder sino para exhibir, que daba prestigio y poder. Algo muy atractivo para un muchacho de 17 años.
Su obsesión era ascender dentro de la organización y, sobre todo, agradarle a su comandante Carlos Castaño. Lo logró de manera rápida y eficaz. "La primera vez que maté a alguien tuve miedo porque fue en un combate contra las Farc... después se volvió rutina". Combatir a la guerrilla o matar civiles, le era indiferente porque a sus víctimas siempre eran revestidas, en el imaginario, con el ropaje de la insurgencia. Sindicalistas, líderes sociales, personas con convicciones comunistas, taxistas, comerciantes, y todo aquel que pensara diferente o se alejara del proyecto de las autodefensas fueron blanco de sus balas. "La guerrilla no manda a hacer inteligencia a guerrilleros con brazalete. Los infiltra como vendedores o trabajadores", dice.
Con la misma lógica, 'Steven' había empezado su escalada mortal en La Dorada. Nunca olvida al primero de sus muertos: "era una noche del año 2000. Portaba una pistola Pietro-Beretta 7.65. El rolo manejaba la moto y yo iba de parrillero. La orden era matar a un jíbaro. A mí me señalaron al muchacho diciéndome que era ese negrito mechudito de ahí... Le pegué nueve tiros".
'Steven' no se preguntaba dos veces sobre si disparar o no. En La Dorada salía a matar gente día de por medio. Casi siempre operaciones de la mal llamada limpieza social. Dice que matar se le volvió una adicción. "Si uno se acostumbra a matar a una persona día de por medio, llega el día que no lo puede hacer y siente un desespero como al que le falta la droga. ¡El desespero! ¡El desespero!".
Tanto el 'Iguano' como 'Steven' justifican sus acciones con un dudoso altruismo. El primero intenta mantenerse en una lógica de contrainsurgencia, el segundo enarbola un concepto del orden que lleva a aniquilar todo aquel que según su lógica "se porte mal". "Durante la guerra se suspende el tabú de matar", dice el profesor de la Universidad de los Andes, Iván Orozco. Y ese "permiso" para matar se basa en ver al supuesto enemigo como alguien que no merece vivir.
Pero lo peor estaba por venir. A medida que las instituciones les permitieron seguir adelante, y la sociedad aceptaba en silencio sus crímenes, las talanqueras morales que les quedaban a ambos se rompieron definitivamente. Y lo que vendría sería escalofriante.
Escenas delirantes
"Salí con buena fama de Urabá", dice el 'Iguano'. En 1997 fue enviado al Chocó, donde por primera vez actuó como tercer comandante de un frente. Poco después, gracias a su "buen desempeño" fue trasladado a Norte de Santander como jefe del frente de la frontera. Y es allí donde produjo una verdadera carnicería. "Cada noche entrábamos a los barrios y había dos o tres acciones contra el ELN". Lo que el 'Iguano' llama ELN eran muchachos de barrio, gente civil y desarmada. Es el caso de Venancio Contreras, un humilde trabajador que, armándose de valor, denunció la presencia de los paramilitares ante un batallón del Ejército. El 'Iguano' lo hizo sacar del bus en que viajaba y después de verificar que tenía en el celular el nombre y número del comandante del batallón, le pegó cuatro tiros en el pecho.
"Yo le pedía a Dios que no me dejara cometer errores. De hecho yo pensaba muy bien antes de tomar una acción". El 'Iguano' es un hombre estricto, cuyo mayor esfuerzo era cumplir con su deber. Según dice, le gusta hacer las cosas bien. Por eso ordenó más de 2.000 asesinatos. Su obra incluye cerca de 20 fosas, 15 personas muertas tiradas al río Pamplona, 27 masacres y el asesinato de importantes líderes como el candidato a la gobernación Tirso Vélez, el defensor del Pueblo Iván Villamizar, y el ex alcalde de Cúcuta, Pauselino Camargo. También el haber matado a varios enemigos del alcalde de la ciudad, Ramiro Suárez. Aun así dice: "aquí no se puede decir que vinimos a sembrar terror o que matamos a gente inocente". Niega radicalmente que se hayan cometido descuartizamientos o torturas. Pero las denuncias de las víctimas lo contradicen. ¿Por qué cometieron tantas masacres? "Todo esto se explica con una palabra: guerra. Si no actuábamos, iban a actuar contra nosotros, nos iban a atacar".
Para muchos expertos en la guerra, la sevicia nace del miedo. "Con frecuencia, los victimarios sienten que se defienden de otro que representa un peligro. Es el argumento de la guerra justa", dice el antropólogo Alejandro Castillejo. Ese miedo, convertido en pánico y luego en ejercicio del terror, los protege contra la culpa y la expiación. Por eso el 'Iguano' tiene una mirada indulgente de sí mismo: "Nunca abusé del poder. Nunca hice daño". Y se alienta diciendo "si hubiera sido cruel no vendrían todavía a visitarme los arroceros y los camioneros, toda la gente buena de la región".
Con menos influencia que el 'Iguano' pero usando peores métodos, 'Steven' se convirtió en comandante de una parte de Caldas y Tolima. Aunque nunca fue el primero, pues estaba bajo órdenes de otros, sí era el más temido por su frialdad. Ahora, no tiene pudor en contar cómo se iniciaron los descuartizamientos en su región: "Uno es un instrumento de la guerra. Tiene que actuar como le toque y donde le toque. Yo descuarticé a varias personas vivas... Uno cogía de un lado, el otro del otro, y partíamos aquí y partíamos allá y después botábamos los pedazos a la fosa o al río".
Estos descuartizamientos solían hacerse para que los miembros del grupo tuvieran agallas. Quien no era capaz de cumplir la orden, se le obligaba. "Yo ponía a uno de esos muchachos que andaban con nosotros, de los que creían que ser paramilitar era andar bien vestido, oliendo a bueno, con una pistola y montándosela a todo el mundo".
Los relatos de 'Steven' son estremecedores. La manera como mataron a centenares de personas no tenía nada que ver con matar simplemente. Humillaban primero a sus víctimas. A un homosexual lo torturó durante horas con un palo de escoba en el ano, antes de matarlo. "La persona se traía vendada, amarrada de pies y manos, se le quitaba la venda y lo primero que veía era al pelao con el machete. Por lo general se empieza por la cabeza porque la persona muere cuando le cortan la yugular. Hace gárgaras... sentía la necesidad de terminar ligero porque era incómodo ver a una persona con el suspiro de uff, uff, uff".
Si la ciencia política explica la guerra como una elección de acuerdo con las oportunidades que esta le ofrezca a una persona, la sicología parte de la base de que se requiere una personalidad autoritaria para llegar a matar. Según Neil J. Kressel, en su libro Mass Hate (Odio colectivo), los crímenes pueden ser fruto de la obediencia o de la iniciativa. El 'Iguano' es un ejemplo de un criminal con iniciativa, mientras que 'Steven' explica todos sus crímenes por la obediencia a sus jefes. Jamás tuvo la menor duda al ejecutar una orden. Y nunca dejó de cumplir ninguna. Tenía muy clara su ley: "si mi Dios perdonó al que lo azotó, lo torturó, lo crucificó, ¿por qué no me va a perdonar a mí que soy un pobre mortal?"
Sin retorno
El 'Iguano' se ve tranquilo. En la cárcel tiene un séquito de presos y guardias a su servicio. Dice tener el sosiego que no tenía tres años atrás cuando cada noche salía a matar. "No había tiempo para dormir, y si lo hacía, lloraba, tenía sueños. Veía que esta guerra, entre más días pasaban, en lugar de acabarse, se acrecentaba más. Pensé en retirarme pero entonces esto hubiera quedado a medias. Hoy en día me siento satisfecho de lo que sucedió. Pero no se puede desconocer que fue una guerra terrible". Matar era su oficio. Y no hubo quien lo parara. En dos ocasiones se escapó de la cárcel. En ambas, con complicidad de funcionarios del Inpec y de la Fiscalía. "¿Cuándo crucé la frontera de la crueldad? Cuando vi que la guerrilla iba a ser derrotada pero no exterminada. Siempre habrá población y siempre iban a surgir de ella nuevos guerrilleros. Era más peligroso parar que seguir".
'Steven', por su parte, se queja constantemente de las condiciones de la cárcel en la que está. "Al lado de guerrilleros, ladrones, y toda clase de gente", replica. Cuando se le pregunta cuál es el valor más importante para él, responde: "La vida". ¿Cómo, si le quitó la vida a tanta gente? "Ese era mi trabajo", dice. Pero aclara que es su propia vida la que más valora. Y todo estaba permitido si se trataba de defenderse. "Si a mí la guerrilla me mataba dos, entonces yo tiraba a matar tres de ellos... Son formas místicas de la guerra", dice.
Desde la cárcel de Cúcuta, el 'Iguano' piensa en su familia. "Cuando hablé por primera vez en versión libre mi mamá me llamó y me preguntó: Mijo, ¿usted qué fue lo que hizo?". Él le devuelve la culpa a la sociedad y al Estado. "Quieren saber que somos criminales pero no el camino que nos llevó a tomar estas decisiones. ¡Qué bonito hubiera sido haber nacido en un país sin guerrilla, donde el Estado hubiera cumplido sus obligaciones. Yo le hubiera aportado la música. Lo contrario de la guerra!". En lo recóndito de su espíritu no reconoce sus errores. Más que una expiación, su versión libre es apenas parte de un acuerdo oportunista al que le saca el máximo provecho. "Estoy convencido de que diciendo la verdad todo queda en el pasado".
'Steven' en cambio no logra salir de su propio mundo. A esta hora sólo le preocupa salvar su vida. "¿Usted cree que los familiares de los muertos y los desaparecidos me van a perdonar porque yo les pida que me perdonen?", se pregunta. Y a renglón seguido dice que está en "peligro inminente". Teme por retaliaciones que puedan tomar los dolientes del caso más atroz que mandó a ejecutar: el descuartizamiento de nueve cazadores de El Líbano, Tolima, en 2004, varios de los cuales eran menores de edad, y una mujer que iba en el grupo que fue violada antes de morir. 'Steven' asegura que el trabajo lo iniciaron los militares que los capturaron en un retén y se los entregaron a las autodefensas asegurándoles que eran guerrilleros. El resto fue obra del odio. Que se hable de esto en público lo perturba profundamente. Tiene un hijo de 8 años que lo vio por la televisión cuando rendía versión libre y se puso a llorar. "Me tocó llamarlo y calmarlo, decirle papito, no soy un monstruo... Es que es un golpe muy duro para un niño de 8 años ver al papá como un Frankenstein".
Sin justificación
Al final de su libro Eichmann en Jerusalén, la escritora Hannah Arendt -quien fue testigo del juicio contra el criminal de guerra Adolf Eichmann, que terminó con la condena a muerte del bucrócarata nazi-, escribe su propia conclusión sobre por qué, ante la justicia, aun en tiempos de guerra, los crímenes siguen siendo una decisión individual, sin atenuantes morales: "...poco importan las accidentales circunstancias interiores o exteriores que te impulsaron a lo largo del camino a cuyo término te convertirías en un criminal, por cuanto media un abismo entre la realidad de lo que tú hiciste y la potencialidad de lo que otros hubiesen podido hacer (...) Has contado tu historia con palabras indicativas de que fuiste víctima de la mala suerte y nosotros, conocedores de las circunstancias en que te hallaste, estamos dispuestos a reconocer, hasta cierto punto, que si éstas te hubieran sido más favorables muy difícilmente habrías llegado a sentarte ante nosotros o ante cualquier otro tribunal de lo penal. Si aceptamos, a efectos dialécticos, que tan sólo a la mala suerte se debió que llegaras a ser voluntario instrumento de una organización de asesinato masivo, todavía queda el hecho de haber, tú, cumplimentado y, en consecuencia, apoyado activamente, una política de asesinato masivo (...) Esta es la razón, la única razón, por la que has de ser ahorcado".
El 'Iguano' y 'Steven' fueron dos mandos medios de los paramilitares. El uno ha confesado 2.000 asesinatos y el otro decenas de atroces descuartizamientos. Este es un viaje al corazón de dos asesinos a los que la guerra les dio una razón para matar, la sociedad les permitió seguir y sus instintos les impidieron detenerse.
Cuando estaba en el colegio, Jorge Iván Laverde, pensaba que algún día sería músico. Le gustaba tocar guitarra, cantar y animar las fiestas de la vereda. Ahora tiene 31 años, olvidó todos los acordes y confiesa que ha matado a cerca de 2.000 personas. Es el 'Iguano' o 'Pedro Fronteras', un paramilitar temido y odiado en Norte de Santander. Sentado en un patio de la cárcel de Cúcuta, nos cuenta su vida. Sus ojos oscuros e imperturbables son el único rasgo de su cara que refleja frialdad. Sonríe con facilidad, aún cuando habla de la muerte y la destrucción. Un leve temblor de manos delata que tiene miedo de contar todo lo que pasó.
Hace dos décadas jamás hubiera imaginado que este sería el desenlace de su vida. El 'Iguano' nació en una vereda de Turbo, en la región bananera de Antioquia, en un hogar tradicional, de campesinos medios, en medio de 15 hermanos. Como había sido educado bajo normas y valores católicos estrictos, desde joven era muy disciplinado y responsable. Así llegó a terminar con éxito todo su bachillerato.
Mientras vivió en el campo, no conoció más estado que el de la guerrilla del EPL. "En donde yo nací nunca vimos un soldado", dice. Su familia solía estar inconforme con las imposiciones de los insurgentes. "Nunca los vimos como los Robin Hood que decían ser". Aun así, los soportaron estoicamente durante largos años. Hasta que los guerrilleros los obligaron a abandonar la tierra y luego mataron a uno de sus hermanos. La familia tuvo que irse para Turbo y empezar una nueva vida. Por necesidad, el 'Iguano' se convirtió en ayudante de camión y luego en conductor. En los caminos de Urabá empezó a escuchar con interés la noticia de que habían llegado a la región los hermanos Fidel y Carlos Castaño Gil. "Se decía que venían grupos de campesinos que se habían rebelado contra la guerrilla". De inmediato se sintió identificado con ellos.
Muy pronto se involucró con las autodefensas. Como camionero resultaba muy útil, primero transportando víveres, y después a las tropas que salían a hacer sus recorridos de muerte. "¿Por qué no? La gente de bien quería a las autodefensas. Decían que con ellas vendría el progreso".
La guerra es una opción elegida por las personas cuando las oportunidades de ganar son altas, dice el investigador Mauricio Romero. "Los individuos buscan en la guerra seguridad, riqueza y reconocimiento. Si a eso se le suman aliados poderosos y un Estado fragmentado que no ejerce la coerción, entonces tenemos un panorama como el que hemos vivido con los paramilitares".
Esta parece ser, por lo menos en parte, una explicación para el camino que eligió el 'Iguano'. Empresarios y gobierno local, militares, jueces, comerciantes y hasta sectores de la Iglesia justificaban o apoyaban a los paramilitares. "Hay que reconocerlo, no hubiese sido por la complicidad del Estado, las AUC no hubiesen surgido en el país ".
'Steven'
Por esa época, mediados de los años 90, la vida empezaba a cambiarle a José David Velandia alias 'Steven'. Este hombre de 35 años, de cuerpo macizo y piel morena, pasa sus horas en la cárcel La Picota recontando en su cabeza cada uno de sus crímenes. Mira con desconfianza a todos quienes le rodean y habla apenas lo necesario. Aun así ha confesado la muerte de más de 250 personas, muchos de ellos lanzados al río, descuartizados o enterrados en fosas.
A pesar de que creció peleando contra la pobreza y la adversidad, en La Dorada, un cálido municipio de Caldas, enclavado en la Magdalena Medio, donde los paramilitares ya eran amos y señores. En su juventud parecía inclinarse más por la ley y el orden que por el crimen. Desde los 10 años le tocó trabajar para ayudarle a su abuela con el sostenimiento de la casa, ya que sus padres se habían separado. En el colegio se destacó como futbolista en las selecciones de La Dorada y Caldas, y por sus méritos deportivos pudo terminar su bachillerato con una beca. Al terminar sus estudios decidió ingresar a la Policía como suboficial. Le gustaba el régimen austero de la Fuerza Pública y la estabilidad que la institución le brindaba.
Con el tiempo, sintió que ganaba muy poco dinero y en 1996 se retiró para probar suerte como comerciante. Pero fracasó. De repente se vio solo -pues su abuela, que era toda su familia, había muerto- sin dinero, vagando por las calles de La Dorada. En 1997 se animó a trabajar en una campaña política en la que prometieron un empleo que nunca le cumplieron. Trabajó como celador por cortas temporadas hasta que dos años después se encontró casualmente a un viejo compañero del colegio que le hizo la propuesta que le daría un giro a su vida: vincularse a las autodefensas de Ramón Isaza.
De pistoleros a comandantes
Al igual que 'Steven', el 'Iguano' no había empuñado un arma, hasta el día que ingresó a la escuela de combatientes de las AUC. Allí 'Doblecero' le dio la primera instrucción militar. Empezaron a gustarle los fusiles. No puede decirse que fuera exactamente el odio o la venganza el sentimiento que ardía dentro de su cuerpo. Era más bien el deseo de "ser alguien importante". Soñaba con ser un comandante paramilitar. Al fin y al cabo, este no era un oficio para esconder sino para exhibir, que daba prestigio y poder. Algo muy atractivo para un muchacho de 17 años.
Su obsesión era ascender dentro de la organización y, sobre todo, agradarle a su comandante Carlos Castaño. Lo logró de manera rápida y eficaz. "La primera vez que maté a alguien tuve miedo porque fue en un combate contra las Farc... después se volvió rutina". Combatir a la guerrilla o matar civiles, le era indiferente porque a sus víctimas siempre eran revestidas, en el imaginario, con el ropaje de la insurgencia. Sindicalistas, líderes sociales, personas con convicciones comunistas, taxistas, comerciantes, y todo aquel que pensara diferente o se alejara del proyecto de las autodefensas fueron blanco de sus balas. "La guerrilla no manda a hacer inteligencia a guerrilleros con brazalete. Los infiltra como vendedores o trabajadores", dice.
Con la misma lógica, 'Steven' había empezado su escalada mortal en La Dorada. Nunca olvida al primero de sus muertos: "era una noche del año 2000. Portaba una pistola Pietro-Beretta 7.65. El rolo manejaba la moto y yo iba de parrillero. La orden era matar a un jíbaro. A mí me señalaron al muchacho diciéndome que era ese negrito mechudito de ahí... Le pegué nueve tiros".
'Steven' no se preguntaba dos veces sobre si disparar o no. En La Dorada salía a matar gente día de por medio. Casi siempre operaciones de la mal llamada limpieza social. Dice que matar se le volvió una adicción. "Si uno se acostumbra a matar a una persona día de por medio, llega el día que no lo puede hacer y siente un desespero como al que le falta la droga. ¡El desespero! ¡El desespero!".
Tanto el 'Iguano' como 'Steven' justifican sus acciones con un dudoso altruismo. El primero intenta mantenerse en una lógica de contrainsurgencia, el segundo enarbola un concepto del orden que lleva a aniquilar todo aquel que según su lógica "se porte mal". "Durante la guerra se suspende el tabú de matar", dice el profesor de la Universidad de los Andes, Iván Orozco. Y ese "permiso" para matar se basa en ver al supuesto enemigo como alguien que no merece vivir.
Pero lo peor estaba por venir. A medida que las instituciones les permitieron seguir adelante, y la sociedad aceptaba en silencio sus crímenes, las talanqueras morales que les quedaban a ambos se rompieron definitivamente. Y lo que vendría sería escalofriante.
Escenas delirantes
"Salí con buena fama de Urabá", dice el 'Iguano'. En 1997 fue enviado al Chocó, donde por primera vez actuó como tercer comandante de un frente. Poco después, gracias a su "buen desempeño" fue trasladado a Norte de Santander como jefe del frente de la frontera. Y es allí donde produjo una verdadera carnicería. "Cada noche entrábamos a los barrios y había dos o tres acciones contra el ELN". Lo que el 'Iguano' llama ELN eran muchachos de barrio, gente civil y desarmada. Es el caso de Venancio Contreras, un humilde trabajador que, armándose de valor, denunció la presencia de los paramilitares ante un batallón del Ejército. El 'Iguano' lo hizo sacar del bus en que viajaba y después de verificar que tenía en el celular el nombre y número del comandante del batallón, le pegó cuatro tiros en el pecho.
"Yo le pedía a Dios que no me dejara cometer errores. De hecho yo pensaba muy bien antes de tomar una acción". El 'Iguano' es un hombre estricto, cuyo mayor esfuerzo era cumplir con su deber. Según dice, le gusta hacer las cosas bien. Por eso ordenó más de 2.000 asesinatos. Su obra incluye cerca de 20 fosas, 15 personas muertas tiradas al río Pamplona, 27 masacres y el asesinato de importantes líderes como el candidato a la gobernación Tirso Vélez, el defensor del Pueblo Iván Villamizar, y el ex alcalde de Cúcuta, Pauselino Camargo. También el haber matado a varios enemigos del alcalde de la ciudad, Ramiro Suárez. Aun así dice: "aquí no se puede decir que vinimos a sembrar terror o que matamos a gente inocente". Niega radicalmente que se hayan cometido descuartizamientos o torturas. Pero las denuncias de las víctimas lo contradicen. ¿Por qué cometieron tantas masacres? "Todo esto se explica con una palabra: guerra. Si no actuábamos, iban a actuar contra nosotros, nos iban a atacar".
Para muchos expertos en la guerra, la sevicia nace del miedo. "Con frecuencia, los victimarios sienten que se defienden de otro que representa un peligro. Es el argumento de la guerra justa", dice el antropólogo Alejandro Castillejo. Ese miedo, convertido en pánico y luego en ejercicio del terror, los protege contra la culpa y la expiación. Por eso el 'Iguano' tiene una mirada indulgente de sí mismo: "Nunca abusé del poder. Nunca hice daño". Y se alienta diciendo "si hubiera sido cruel no vendrían todavía a visitarme los arroceros y los camioneros, toda la gente buena de la región".
Con menos influencia que el 'Iguano' pero usando peores métodos, 'Steven' se convirtió en comandante de una parte de Caldas y Tolima. Aunque nunca fue el primero, pues estaba bajo órdenes de otros, sí era el más temido por su frialdad. Ahora, no tiene pudor en contar cómo se iniciaron los descuartizamientos en su región: "Uno es un instrumento de la guerra. Tiene que actuar como le toque y donde le toque. Yo descuarticé a varias personas vivas... Uno cogía de un lado, el otro del otro, y partíamos aquí y partíamos allá y después botábamos los pedazos a la fosa o al río".
Estos descuartizamientos solían hacerse para que los miembros del grupo tuvieran agallas. Quien no era capaz de cumplir la orden, se le obligaba. "Yo ponía a uno de esos muchachos que andaban con nosotros, de los que creían que ser paramilitar era andar bien vestido, oliendo a bueno, con una pistola y montándosela a todo el mundo".
Los relatos de 'Steven' son estremecedores. La manera como mataron a centenares de personas no tenía nada que ver con matar simplemente. Humillaban primero a sus víctimas. A un homosexual lo torturó durante horas con un palo de escoba en el ano, antes de matarlo. "La persona se traía vendada, amarrada de pies y manos, se le quitaba la venda y lo primero que veía era al pelao con el machete. Por lo general se empieza por la cabeza porque la persona muere cuando le cortan la yugular. Hace gárgaras... sentía la necesidad de terminar ligero porque era incómodo ver a una persona con el suspiro de uff, uff, uff".
Si la ciencia política explica la guerra como una elección de acuerdo con las oportunidades que esta le ofrezca a una persona, la sicología parte de la base de que se requiere una personalidad autoritaria para llegar a matar. Según Neil J. Kressel, en su libro Mass Hate (Odio colectivo), los crímenes pueden ser fruto de la obediencia o de la iniciativa. El 'Iguano' es un ejemplo de un criminal con iniciativa, mientras que 'Steven' explica todos sus crímenes por la obediencia a sus jefes. Jamás tuvo la menor duda al ejecutar una orden. Y nunca dejó de cumplir ninguna. Tenía muy clara su ley: "si mi Dios perdonó al que lo azotó, lo torturó, lo crucificó, ¿por qué no me va a perdonar a mí que soy un pobre mortal?"
Sin retorno
El 'Iguano' se ve tranquilo. En la cárcel tiene un séquito de presos y guardias a su servicio. Dice tener el sosiego que no tenía tres años atrás cuando cada noche salía a matar. "No había tiempo para dormir, y si lo hacía, lloraba, tenía sueños. Veía que esta guerra, entre más días pasaban, en lugar de acabarse, se acrecentaba más. Pensé en retirarme pero entonces esto hubiera quedado a medias. Hoy en día me siento satisfecho de lo que sucedió. Pero no se puede desconocer que fue una guerra terrible". Matar era su oficio. Y no hubo quien lo parara. En dos ocasiones se escapó de la cárcel. En ambas, con complicidad de funcionarios del Inpec y de la Fiscalía. "¿Cuándo crucé la frontera de la crueldad? Cuando vi que la guerrilla iba a ser derrotada pero no exterminada. Siempre habrá población y siempre iban a surgir de ella nuevos guerrilleros. Era más peligroso parar que seguir".
'Steven', por su parte, se queja constantemente de las condiciones de la cárcel en la que está. "Al lado de guerrilleros, ladrones, y toda clase de gente", replica. Cuando se le pregunta cuál es el valor más importante para él, responde: "La vida". ¿Cómo, si le quitó la vida a tanta gente? "Ese era mi trabajo", dice. Pero aclara que es su propia vida la que más valora. Y todo estaba permitido si se trataba de defenderse. "Si a mí la guerrilla me mataba dos, entonces yo tiraba a matar tres de ellos... Son formas místicas de la guerra", dice.
Desde la cárcel de Cúcuta, el 'Iguano' piensa en su familia. "Cuando hablé por primera vez en versión libre mi mamá me llamó y me preguntó: Mijo, ¿usted qué fue lo que hizo?". Él le devuelve la culpa a la sociedad y al Estado. "Quieren saber que somos criminales pero no el camino que nos llevó a tomar estas decisiones. ¡Qué bonito hubiera sido haber nacido en un país sin guerrilla, donde el Estado hubiera cumplido sus obligaciones. Yo le hubiera aportado la música. Lo contrario de la guerra!". En lo recóndito de su espíritu no reconoce sus errores. Más que una expiación, su versión libre es apenas parte de un acuerdo oportunista al que le saca el máximo provecho. "Estoy convencido de que diciendo la verdad todo queda en el pasado".
'Steven' en cambio no logra salir de su propio mundo. A esta hora sólo le preocupa salvar su vida. "¿Usted cree que los familiares de los muertos y los desaparecidos me van a perdonar porque yo les pida que me perdonen?", se pregunta. Y a renglón seguido dice que está en "peligro inminente". Teme por retaliaciones que puedan tomar los dolientes del caso más atroz que mandó a ejecutar: el descuartizamiento de nueve cazadores de El Líbano, Tolima, en 2004, varios de los cuales eran menores de edad, y una mujer que iba en el grupo que fue violada antes de morir. 'Steven' asegura que el trabajo lo iniciaron los militares que los capturaron en un retén y se los entregaron a las autodefensas asegurándoles que eran guerrilleros. El resto fue obra del odio. Que se hable de esto en público lo perturba profundamente. Tiene un hijo de 8 años que lo vio por la televisión cuando rendía versión libre y se puso a llorar. "Me tocó llamarlo y calmarlo, decirle papito, no soy un monstruo... Es que es un golpe muy duro para un niño de 8 años ver al papá como un Frankenstein".
Sin justificación
Al final de su libro Eichmann en Jerusalén, la escritora Hannah Arendt -quien fue testigo del juicio contra el criminal de guerra Adolf Eichmann, que terminó con la condena a muerte del bucrócarata nazi-, escribe su propia conclusión sobre por qué, ante la justicia, aun en tiempos de guerra, los crímenes siguen siendo una decisión individual, sin atenuantes morales: "...poco importan las accidentales circunstancias interiores o exteriores que te impulsaron a lo largo del camino a cuyo término te convertirías en un criminal, por cuanto media un abismo entre la realidad de lo que tú hiciste y la potencialidad de lo que otros hubiesen podido hacer (...) Has contado tu historia con palabras indicativas de que fuiste víctima de la mala suerte y nosotros, conocedores de las circunstancias en que te hallaste, estamos dispuestos a reconocer, hasta cierto punto, que si éstas te hubieran sido más favorables muy difícilmente habrías llegado a sentarte ante nosotros o ante cualquier otro tribunal de lo penal. Si aceptamos, a efectos dialécticos, que tan sólo a la mala suerte se debió que llegaras a ser voluntario instrumento de una organización de asesinato masivo, todavía queda el hecho de haber, tú, cumplimentado y, en consecuencia, apoyado activamente, una política de asesinato masivo (...) Esta es la razón, la única razón, por la que has de ser ahorcado".
La fórmula para el intercambio planteada por Uribe no es nueva, pero hay una razón para que funcione
La diferencia radica en que la presión internacional sobre las Farc y el gobierno es mucho más fuerte ahora que hace dos años. Uribe ya retiró su “inamovible”. ¿Harán las Farc lo mismo? Análisis de Semana.com
Por Élber Gutiérrez Roa
El 13 de diciembre de 2005, hace dos años, el presidente Álvaro Uribe reunió a la prensa en la Casa de Nariño para explicarle lo que es ese momento fue calificado como una novedosa y audaz propuesta para destrabar los contactos con las Farc de cara al acuerdo humanitario. Les dijo a los presentes que los gobiernos de Francia, España y Suiza le habían pedido crear una zona de encuentro de 180 kilómetros en un caserío de apenas 30 familias de nombre El Retiro. Los países europeos exigían que en dicha zona no hubiera presencia de las Fuerzas Militares ni de guerrilleros armados y planteaban que el tema de la seguridad sería verificado por 40 delegados internacionales.
Casi dos años después de aquella ocasión, el desenlace que tuvo la propuesta se antoja más que previsible: no funcionó. El gobierno la aceptó, pero las Farc no. Y dijeron que no por las mismas razones que esgrimen aún dos años después cada vez que se refieren al tema: no confían en el gobierno Uribe.
Este viernes, en víspera del segundo aniversario de la audaz propuesta de entonces, el presidente Uribe le dijo al país que acaba de hacer una concesión en sus históricos inamovibles para los acercamientos con las Farc y que ésta consiste en que está dispuesto a avalar la creación de una zona de encuentro de 150 kilómetros, sin presencia de guerrilleros armados, con escasa o nula población ciudadana, con verificación de delegados internacionales y en la que probablemente no haya presencia militar (sin que esto signifique que tenga que retirar soldados de ninguna parte).
La propuesta desató júbilo general por su carácter “novedoso”. En medio de la desazón por las recientes fotos de Íngrid y los demás secuestrados, el ambiente este fin de semana se sintió más optimista. Hay muchas esperanzas ciudadanas en que pueda resultar efectiva para poner solución al drama de esos 47 rehenes de las Farc incluidos en el listado de canjeables.
La gran diferencia
Sin embargo la idea no es tan nueva como puede parecer en medio del alborozo de los medios de comunicación. Para comprobarlo bastaría acudir a la justificación que Uribe dio hace dos años al aceptar la propuesta de los tres países amigos: “El gobierno colombiano acepta esta propuesta. Confieso que implica, lo confieso humildemente, una concesión por parte del gobierno que presido. Lo hago con humildad pero también con responsabilidad. Aceptamos esta modificación a la postura que hemos tenido tradicionalmente, porque confiamos en la comunidad internacional”.
¿Cómo es posible que Uribe esté renunciando ahora a un inamovible que hace dos años ya había dejado de lado?
Hoy, como hace dos años está de acuerdo con la zona de encuentro, la intención de que sea en un sitio con escasa población para evitar que ésta sea afectada por los contactos con las Farc, la verificación internacional y, especialmente la imposibilidad de retirar militares y la exigencia de que los guerrilleros acudan sin armas a los contactos. Así las cosas, la importancia del anuncio de Uribe no está tanto por lo novedoso de su contenido.
Lo clave de su “nueva” propuesta es que revive una idea que de entrada –se sabe– tiene apoyo internacional y especialmente de Francia, país que contribuyó a diseñar el proyecto inicial presentado al gobierno el 12 de diciembre de 2005. Más importante aún, lo hace en una coyuntura bastante diferente a la de hace dos años.
Aun cuando es previsible que las Farc tendrán, como en 2005, reparos al hecho de que les exijan llegar sin armas hasta la zona de ubicación, en esta oportunidad cargan sobre sí una presión internacional sin precedentes a favor del intercambio humanitario. Las descarnadas imágenes de Íngrid y los demás secuestrados sin ánimos de vivir, diezmados en su salud y sin fuerzas siquiera para reprochar o exigir algo a sus captores y al gobierno son el verdadero ingrediente novedoso en la propuesta de Uribe a la guerrilla.
Es una obligación
Tanto el Ejecutivo como las Farc tienen la obligación de buscar alternativas para poner fin al sufrimiento de las familias de los plagiados. Por eso Uribe desempolva la propuesta de los países europeos y la presenta con el ánimo de que haya, como lo reclama hasta la oposición del Polo Democrático y el liberalismo, una respuesta positiva por parte de los plagiarios.
Desde su lógica bélica, las Farc tienen razones militares para responderle al Presidente que no aceptan. Las conoce el país. Pero con el escenario que sucedió a la revelación de las pruebas de supervivencia tienen aún más razones políticas que antes para aceptar y quitarse de encima el riesgo de que sus principales fichas de negociación –los secuestrados– se les mueran en cautiverio.
Y, ante todo, tienen la obligación de aceptar por razones humanitarias, lo cual de paso les daría la ventaja de demostrar que en medio de la barbarie de la guerra prima el respeto por la vida de las personas, sean quienes sean.
La diferencia radica en que la presión internacional sobre las Farc y el gobierno es mucho más fuerte ahora que hace dos años. Uribe ya retiró su “inamovible”. ¿Harán las Farc lo mismo? Análisis de Semana.com
Por Élber Gutiérrez Roa
El 13 de diciembre de 2005, hace dos años, el presidente Álvaro Uribe reunió a la prensa en la Casa de Nariño para explicarle lo que es ese momento fue calificado como una novedosa y audaz propuesta para destrabar los contactos con las Farc de cara al acuerdo humanitario. Les dijo a los presentes que los gobiernos de Francia, España y Suiza le habían pedido crear una zona de encuentro de 180 kilómetros en un caserío de apenas 30 familias de nombre El Retiro. Los países europeos exigían que en dicha zona no hubiera presencia de las Fuerzas Militares ni de guerrilleros armados y planteaban que el tema de la seguridad sería verificado por 40 delegados internacionales.
Casi dos años después de aquella ocasión, el desenlace que tuvo la propuesta se antoja más que previsible: no funcionó. El gobierno la aceptó, pero las Farc no. Y dijeron que no por las mismas razones que esgrimen aún dos años después cada vez que se refieren al tema: no confían en el gobierno Uribe.
Este viernes, en víspera del segundo aniversario de la audaz propuesta de entonces, el presidente Uribe le dijo al país que acaba de hacer una concesión en sus históricos inamovibles para los acercamientos con las Farc y que ésta consiste en que está dispuesto a avalar la creación de una zona de encuentro de 150 kilómetros, sin presencia de guerrilleros armados, con escasa o nula población ciudadana, con verificación de delegados internacionales y en la que probablemente no haya presencia militar (sin que esto signifique que tenga que retirar soldados de ninguna parte).
La propuesta desató júbilo general por su carácter “novedoso”. En medio de la desazón por las recientes fotos de Íngrid y los demás secuestrados, el ambiente este fin de semana se sintió más optimista. Hay muchas esperanzas ciudadanas en que pueda resultar efectiva para poner solución al drama de esos 47 rehenes de las Farc incluidos en el listado de canjeables.
La gran diferencia
Sin embargo la idea no es tan nueva como puede parecer en medio del alborozo de los medios de comunicación. Para comprobarlo bastaría acudir a la justificación que Uribe dio hace dos años al aceptar la propuesta de los tres países amigos: “El gobierno colombiano acepta esta propuesta. Confieso que implica, lo confieso humildemente, una concesión por parte del gobierno que presido. Lo hago con humildad pero también con responsabilidad. Aceptamos esta modificación a la postura que hemos tenido tradicionalmente, porque confiamos en la comunidad internacional”.
¿Cómo es posible que Uribe esté renunciando ahora a un inamovible que hace dos años ya había dejado de lado?
Hoy, como hace dos años está de acuerdo con la zona de encuentro, la intención de que sea en un sitio con escasa población para evitar que ésta sea afectada por los contactos con las Farc, la verificación internacional y, especialmente la imposibilidad de retirar militares y la exigencia de que los guerrilleros acudan sin armas a los contactos. Así las cosas, la importancia del anuncio de Uribe no está tanto por lo novedoso de su contenido.
Lo clave de su “nueva” propuesta es que revive una idea que de entrada –se sabe– tiene apoyo internacional y especialmente de Francia, país que contribuyó a diseñar el proyecto inicial presentado al gobierno el 12 de diciembre de 2005. Más importante aún, lo hace en una coyuntura bastante diferente a la de hace dos años.
Aun cuando es previsible que las Farc tendrán, como en 2005, reparos al hecho de que les exijan llegar sin armas hasta la zona de ubicación, en esta oportunidad cargan sobre sí una presión internacional sin precedentes a favor del intercambio humanitario. Las descarnadas imágenes de Íngrid y los demás secuestrados sin ánimos de vivir, diezmados en su salud y sin fuerzas siquiera para reprochar o exigir algo a sus captores y al gobierno son el verdadero ingrediente novedoso en la propuesta de Uribe a la guerrilla.
Es una obligación
Tanto el Ejecutivo como las Farc tienen la obligación de buscar alternativas para poner fin al sufrimiento de las familias de los plagiados. Por eso Uribe desempolva la propuesta de los países europeos y la presenta con el ánimo de que haya, como lo reclama hasta la oposición del Polo Democrático y el liberalismo, una respuesta positiva por parte de los plagiarios.
Desde su lógica bélica, las Farc tienen razones militares para responderle al Presidente que no aceptan. Las conoce el país. Pero con el escenario que sucedió a la revelación de las pruebas de supervivencia tienen aún más razones políticas que antes para aceptar y quitarse de encima el riesgo de que sus principales fichas de negociación –los secuestrados– se les mueran en cautiverio.
Y, ante todo, tienen la obligación de aceptar por razones humanitarias, lo cual de paso les daría la ventaja de demostrar que en medio de la barbarie de la guerra prima el respeto por la vida de las personas, sean quienes sean.
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