lunes, 6 de octubre de 2008

Una tesis macabra

Una tesis macabra

Dos casos investigados por la Fiscalía darían la clave de qué está pasando con los muchachos que aparecen como bajas en combate. Sería obra de una red criminal de tráfico de personas a la que estarían vinculados militares.

La clave para resolver el misterio de lo que pasó a los 11 muchachos que desaparecieron del sur de Bogotá y que fueron supuestamente muertos en combate en Ocaña, Norte de Santander, puede estar en otros dos casos similares que ya investiga la Fiscalía desde hace unos meses y en los cuales están detenidos los responsables de reclutar a los jóvenes. Los reclutadores, en estos dos casos, han confesado a los fiscales que ellos les entregaron los muchachos a miembros del Ejército y estos, posteriormente, los presentaron como muertos en combate.

El primer caso que encendió las alarmas ocurrió en Barranquilla hace dos años, cuando un hombre que se identificó como informante del Ejército convenció a cuatro muchachos humildes que vivían del rebusque, para que viajaran con él a Córdoba, donde les prometió un buen trabajo. Tres de ellos aparecieron muertos en combate uno o dos días después de que el informante se los entregó a un oficial del Ejército. Un desmovilizado de las autodefensas que había sido contactado por el reclutador, y que después decidió no viajar, denunció lo ocurrido y gracias a su testimonio fue capturado el hombre que había sonsacado a los muchachos, quien confesó que un oficial del Gaula del Ejército, de la Brigada XI de Córdoba, le pagó por llevar a los jóvenes como carne de cañón.

Ese mismo Gaula se vio involucrado el año pasado en un hecho idéntico que encendió las alarmas de las organizaciones internacionales que velan por los derechos humanos, y de la propia vicepresidencia de la República. Entre julio y agosto del año pasado desaparecieron en Toluviejo, Sucre, 11 jóvenes de entre 16 y 22 años, cuatro de los cuales eran desmovilizados de las AUC. En algunos casos los incautos recibieron una propuesta para trabajar en una finca en otro municipio de Sucre; en otros casos se les habló de que harían parte de un grupo de las Águilas Negras. Todos aparecieron como muertos en combates con la Fuerza Tarea Conjunta de Sucre o con el Gaula del Ejército de Córdoba, uno o dos días después de su desaparición, y fueron enterrados como N. N. en los cementerios de Chinú y Sincé. Por estas muertes ya fue capturado Robinson Eustaquio Barbosa, que era el reclutador, y hay detenido un capitán del Ejército, y este lunes se exhumarán los cadáveres para buscar nuevas evidencias que ayuden a esclarecer exactamente qué pasó con estas personas.

A la Fiscalía le preocupa además que hay por lo menos 100 jóvenes más desaparecidos en todo el país, en particular en las zonas donde están operando las bandas emergentes del narcotráfico, como el Eje Cafetero, Antioquia y los Llanos.
Las similitudes entre estos casos y el de los 11 muchachos de Soacha, Bosa y Ciudad Bolívar que murieron en Ocaña preocupan porque las autoridades y los observadores internacionales empiezan a ver tantos elementos comunes, que se descartaría que se trate de casos aislados, y le daría fuerza a la teoría de que se trata de un modo de operar de una red u organización criminal.

¿Cuáles son los elementos comunes? Por un lado, el perfil de las víctimas. Son personas jóvenes que viven en la marginalidad, pero no indigentes ni necesariamente delincuentes. Más bien se trata de muchachos que buscan desesperadamente un ingreso, como los desmovilizados, y que están dispuestos a viajar a donde sea para conseguirlo. En segundo lugar, son reclutados para irse lejos. Nunca les ofrecen trabajar o participar en grupos en su propia región. Esto hace pensar que la intención es que ni ellos conozcan la zona a la que van, ni que allí sean reconocidos. En tercer lugar, a los investigadores judiciales les ha llamado poderosamente la atención que en los supuestos combates no suelen participar grupos grandes, pues los muertos son casi siempre uno o dos muchachos, a los que se les encuentran sobre todo armas cortas. Es decir, si es que se presentó combate, este suele ser desigual y extraña que asociados a estas muertes no se encuentren por ejemplo campamentos u otros elementos de guerra, como sí suele ocurrir cuando las Fuerzas Armadas combaten con la guerrilla. Adicionalmente, resulta por lo menos curioso que cerca del 80 por ciento de las bajas en combate reportadas contra las bandas criminales sean N. N., personas sin identidad, de las que no se conoce exactamente grupo de pertenencia, ni antecedentes, a pesar de que muchos de ellos fueron enterrados con sus documentos. Si se tiene en cuenta que en el último año han muerto 500 miembros de las bandas criminales en combate, la cifra de muertos anónimos es preocupantemente alta.

Por todo lo anterior es que tanto el vicepresidente, Francisco Santos, como el Ministro de Defensa y el Fiscal General han decidido que se cree un grupo elite que aclare lo que está pasando. Javier Fernández, representante de la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas, ha sido enfático: “Esto no se puede tratar como casos aislados porque lo que estamos viendo posiblemente es la actuación de una macabra red criminal”. El llamado de la ONU es a que no sólo se agoten los recursos jurídicos, sino los controles internos dentro de las Fuerzas Armadas para que se descubra si hay miembros de la Fuerza Pública vinculados con esta red, cómo y por qué estarían operando en ella.

Aunque muchos indicios apuntan a que existe esta red criminal de trata de personas, también quedan muchos interrogantes sin resolver. Por ejemplo, quién paga para que los muchachos sean reclutados y trasladados hasta los lugares donde encontrarán la muerte, y por qué a lo largo de los dos últimos años esta modalidad de reclutamiento se ha extendido de una región a otra. No se sabe exactamente qué ganan los militares que presuntamente actúan en ella. ¿Mejorar aparentemente sus resultados operacionales? ¿Dinero? ¿O simplemente es un pacto con verdaderas bandas criminales que siguen actuando impunemente mientras mueren muchachos recogidos al azar?

Hasta ahora hay sospechas, pero no evidencias, de que el caso de los 11 jóvenes del sur de Bogotá haga parte del mismo patrón. Por ahora se está analizando cada caso. SEMANA tuvo acceso a las necropsias y encontró que casi todos los cadáveres recibieron seis o siete impactos de bala, que en la mayoría de los casos se reportó el hallazgo de armas cortas y en dos de ellos se trataba de fusiles. Pero todavía no se puede establecer si hubo o no combate.

El Ejército es sin duda el principal interesado en que estas muertes se aclaren, pues hay un manto de duda tendido sobre varias de sus unidades. Y sobre todo porque, de confirmarse la tesis macabra, el país estaría ante uno de los más aterradores casos de corrupción militar. Por eso lo importante es llegar hasta el fondo y si es que hay una red criminal, de la que participan soldados u oficiales, denunciarla antes de que sean las Fuerzas Armadas las que pierdan la legitimidad que han ganado en las batallas recientes contra las Farc y con los esfuerzos enormes que se han hecho en derechos humanos.

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Cuatro personajes en busca de un autor

Cuatro personajes en busca de un autor

Podríamos escribir sobre las falacias y las verdades a medias contenidas en esas páginas; pero resulta más atractivo conocer a sus desinteresados autores
Daniel Coronell


En medio de fanfarrias fue lanzado un librito que pretende desprestigiar la investigación que probó la influencia de los paramilitares en la elección de Congreso del año 2002. Se llama Parapolítica, verdades y mentiras. Es la última creación de José Obdulio Gaviria y un grupo de amigos suyos que tiene como blanco principal a los investigadores Claudia López y León Valencia.

Podríamos escribir sobre las falacias y las verdades a medias contenidas en esas páginas; pero tal vez resulte más atractivo conocer a algunos de sus desinteresados autores.

El principal de ellos, y quien aporta el 25 por ciento del pretendido estudio académico, es el asesor presidencial José Obdulio Gaviria. No vamos a ahondar en sus relaciones familiares. Esta vez nos ocuparemos de su abundante producción literaria.

La mayor parte de su prolífica obra se ha producido desde que tiene oficina en la Casa de Nariño. En la mullida silla de su despacho ha dado a luz varias piezas maestras: Del escritorio de Uribe, Reelección, que el pueblo decida, Sofismas del terrorismo en Colombia y A Uribe lo que es de Uribe.

Si de Felix B. Caignet afirmaron que era "el más humano de los autores", pronto podremos decir que José Obdulio es "el más autor de los humanos".

El impresionante catálogo fue posible gracias al aporte de los contribuyentes colombianos. José Obdulio recibe jugosos honorarios oficiales pero no es empleado público. Mediante un artificio legal, los dineros del Estado, con los que le remuneran su lealtad, vienen puenteados por el 'Convenio Andrés Bello'. Así no hay controles, por tratarse de una entidad internacional, y el asesor presidencial no está sujeto a la vigilancia de la Procuraduría.

Los viajes suyos son pagados con cargo al Fondo de Programas Especiales para la Paz (Fondepaz), regentado por el comisionado Luis Carlos Restrepo, coautor del mismo libro. Con viáticos provenientes de esos recursos públicos, el escritor José Obdulio ha visitado Europa, Estados Unidos, África y América Latina.

Otro de los autores se llama Juan Carlos Moncada Zapata. Es un antiguo subalterno de Mario Uribe. Ha hecho su carrera a la sombra del 'Primer Primo' y de su escudero William Vélez. Gracias a eso, ha recibido contratos en las entidades que han estado bajo el control de la dupleta de 'Colombia Democrática': el Incora en liquidación y la Contaduría General, entre otras.

El brillante Moncada no advierte en el libro sobre su relación con el ex senador, ni avisa que es socio de su abogado defensor José del Carmen Ortega. Sin decir nada de eso, dedica su capítulo a predicar la inocencia de su jefe.

También está en el equipo Libardo Botero, compilador de 'Las Ideas de Uribe', y quien frecuentemente es presentado como asesor sindical. En esa condición lo han llevado a Washington y en Colombia lo han puesto en presencia de la Secretaria de Estado y del Secretario de Comercio de Estados Unidos, para que hable a nombre del sindicalismo democrático que apoya el TLC.

Olvidaron contarles a los funcionarios norteamericanos que Botero es miembro del 'Centro de Pensamiento Primero Colombia' y que su representación no llega ni al 0,25 por ciento de los trabajadores sindicalizados.

El cuarto personaje se llama William Calderón, y es conocido como 'El Barquero'. Recuerdo una graciosa anécdota sobre él.

Un domingo de 2001, poco después de las 6:30 de la mañana, recibí una llamada del entonces candidato Álvaro Uribe. Quería reclamarme, comedidamente, por qué le habían dicho que me oponía a que un partidario suyo hiciera un programa de humor para el Canal Uno. Me dijo que se trataba de William Calderón. Le contesté -con la misma cordialidad- que no planeábamos hacer un programa de humor y que curiosamente esa misma semana me habían llamado Noemí Sanín para pedirme que le ayudara a Calderón, que era amigo de su causa, y Mónica de Greiff, quien me habló del 'Barquero' como un gran simpatizante de Horacio Serpa.

Todo tiene su lado bueno. El libro servirá, por lo menos, para que el gran humorista inicie su carrera.

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Problemas serios de mando, ideología e indisciplina en las Farc, revela PC de 'Jhon 40'

Problemas serios de mando, ideología e indisciplina en las Farc, revela PC de 'Jhon 40'

Considerado por las autoridades como el principal 'narco' del grupo, los archivos revelan que hasta 16 guerrilleros han sido fusilados por falta de reglas internas.

La Policía dio a conocer los archivos de Gener García Molina este viernes.

Como lo había revelado EL TIEMPO, los documentos corroboran que los mandos "carecen de formación ideológica, no poseen criterio para orientar las estructuras".Según la Policía hay registros en el computador de que "hay mandos desobedientes que rompen el secreto, son tomatrago, irrespetuosos y soeces".

Así mismo, los jefes guerrilleros hacen referencia a problemas de comunicación, escasez de munición y líos de liderazgo que hay debido a la presión que las tropas del Ejército están haciendo en sus zonas de influencia. Incluso, en uno de estos mensajes escrito por el 'Mono Jojoy' , jefe del boque Oriental a 'John 40', le advierte que no deben recibir códigos desconocidos porque se puede tratar de una estrategia de infiltración de la Fuerza Pública, tal y como sucedió en la operación 'Jaque'.

"Ojo con recibir códigos de otras partes con el cuento de que son del mando", advierte 'Jojoy'.

"Tengan mucho cuidado con unos aparatos que están dejando en varios sitios. Son como para ubicarnos por las comunicaciones", le escribe 'John 40' al Embo.El computador de 'John 40' fue hallado en un campamento del jefe guerrillero ubicado en los límites del Meta y Guaviare hace un mes.

En el bombardeo salió herido '40' , según registros de inteligencia militar y murió el segundo del frente 43 alias 'Camilo Tabaco', junto con su compañera sentimental.

El problema de salud de 'Jojoy'

A los organismos de inteligencia les llamó la atención un mensaje de 'Jojoy' dirigido a Sandra, una de sus compañeras sentimentales, en el que hace relación a su problema de salud."Inflamación de la pierna derecha, la herida se está abriendo, la tengo en reposo para que mejore y si no toca mocharla cuando se complique", escribe 'Jojoy'.

Días después en otro mensaje, el jefe guerrillero escribe: "Mi pie comenzó de nuevo a mejorar, un antibiótico en vez de alentarme, estaba destruyendo y quemando".

Denuncian muertes, retractaciones y amenazas a testigos contra el coronel Mejía

Denuncian muertes, retractaciones y amenazas a testigos contra el coronel Mejía

La directora de la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía denunció que se ha intentado obstaculizar la labor de la justicia en el caso de la investigación contra el ex comandante del batallón La Popa en Valledupar.

Desde hace dos años, el coronel Hernán Mejía Gutiérrez es investigado por presuntos nexos con paramilitares del Bloque Norte cuando entre el 2002 y el 2004 se desempeñaba como comandante del Batallón La Popa, en Valledupar. Y desde hace más de un año, su caso se ha visto empañado por la muerte de al menos dos testigos en su contra, la retractación por amenazas de algunos de ellos y la obstrucción a la justicia, este último episodio puesto en conocimiento al fiscal general Mario Iguarán por parte de la coordinadora de la unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía, Sandra Castro.

La investigación no ha sido fácil. Para empezar, los testigos Fredys Oñate y José Trinidad Pacheco, quienes tenían información sobre el supuesto vínculo que tenía ‘Jorge 40’ con los hombres que comandaba el coronel Mejía, fueron asesinados. Oñate apareció muerto a comienzos del año pasado en Valledupar, luego de que un investigador lo ubicara y le pidiera declarar ante las autoridades lo que sabía del tema. Y Pacheco murió en Atánquez (Cesar), luego de haber rendido indagatoria.

En este último caso hay elementos que generan suspicacia: Pacheco murió luego de haber dicho en versión oficial, extrañamente, que Oñate, Randys Julio Torres y Hugues Romero (otros testigos contra Mejía) eran integrantes de las Farc.

Precisamente la semana pasada, en la sede de la Fiscalía en Barranquilla, se presentó otro testigo contra el coronel Hernán Mejía. Se trata del desmovilizado Guillermo Augusto de Hoyos, quien denunció haber recibido cinco mensajes de texto a su celular que lo amenazaban de muerte a él y a su familia si declaraba en una audiencia que tenía en Barranquilla, el pasado 2 de octubre, sobre el caso del coronel.

Aunque De Hoyos asistió a la audiencia, no dijo ni una palabra contra el oficial del Ejército, ya que dijo desconfiar de la Fiscalía porque no le había brindado la seguridad que necesitaba. Semana.com conoció que este ex paramilitar ha ingresado en al menos dos oportunidades al Programa de Protección de Víctimas y Testigos, pero por decisión propia se ha salido ya que, al parecer, no tolera el aislamiento al que debe someterse. Hoy ya cuenta con protección especial del Estado en donde vive actualmente.

Por otro lado, se sabe que De Hoyos le dijo a un investigador que había sido contactado por el coronel Mejía y uno de sus abogados para que denunciara a Octaviano Casas Sánchez, Luz Gladys Cuartas y Guillermo Jiménez, tres investigadores de la Fiscalía, quienes supuestamente lo habían obligado y comprado para que testificara en contra del oficial.

De Hoyos estuvo bajo las órdenes de alias ‘Jimmy’, comandante del Frente Mártires del Valle de Upar, asesinado a principios de 2008. Según Guillermo De Hoyos alias ‘Jimmy’ había manifestado interés en entregarse a las autoridades y confesar lo que sabía.

Obstrucción a la justicia

Además de esta aparente persecución a testigos, existe la denuncia de la coordinadora de la unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía, Sandra Castro, quien habla de obstrucción a la justicia por parte del coronel Hernán Mejía, quien se presenta a las audiencias con uniforme militar.

Una carta enviada al fiscal general Mario Iguarán y al procurador Edgardo Maya revelada este lunes por la emisora La W, Castro dice que el oficial Mejía ha acusado a los investigadores de la Fiscalía de elaborar un montaje en su contra, poniéndolos en riesgo y demostrando así una clara obstaculización a la justicia “que puede conducir a una decisión de exoneración de responsabilidad, pero no porque esté acreditada la inocencia del procesado, sino por la falta de pruebas generada por el temor de los testigos en afirmar sus imputaciones y de los investigadores de ahondar en la búsqueda de la verdad”.

En efecto, un funcionario de la Fiscalía está investigado disciplinariamente luego de una queja interpuesta por la defensa del coronel Mejía ya que, supuestamente, no atendió las denuncias de amenazas contra el testigo José Trinidad Pacheco, asesinado el 16 de julio de 2007. Este funcionario ha realizado entrevistas a desmovilizados libres y presos para conocer si desean colaborar o no en el caso del coronel Hernán Mejía, lo que para la defensa del paramilitar es indebido ya que, según Mejía y sus abogados, el funcionario ha ofrecido millonarias prebendas y beneficios.

El coronel Hernán Mejía, quien se encuentra detenido en la sede de la PM-13 en el occidente de Bogotá, también asiste con uniforme militar a los contrainterrogatorios, hecho que según la fiscal Castro “intimida a los testigos”. Y agrega: “los hechos aquí denunciados son de inusitada gravedad y comprometen el éxito de la investigación, considerando que si bien el procesado goza de la presunción de inocencia y tiene derechos al debido proceso y a la defensa, deben éstos ponderarse con los que tienen las víctimas”.

El caso de nexos entre paras y militares en La Popa, donde también están investigados otros dos coroneles, un teniente, dos sargentos y un cabo, podría resolverse en unos dos meses. La Fiscalía dice estar tranquila. Unos seis testigos de estos hechos ilegales han hablado o hablarán en el proceso y la fortaleza de la investigación está en la prueba técnica que comprobaría, entre otros hechos, que militares de este batallón mostraron falsos positivos a comienzos de la década del 2.000.

*GUAMOCO OLVIDADA POR EL ESTADO, RECORDADA POR LAS MULTINACIONALES *

LANZAMIENTO DEL DOCUMENTAL *

*GUAMOCO OLVIDADA POR EL ESTADO, RECORDADA POR LAS MULTINACIONALES *

* *



Un documental que relata la vida de los campesinos mineros del Sur de
Bolívar, las formas de extracción artesanal de oro, sus condiciones de vida,
el abandono del Estado en términos de inversión social, la incursión de la
multinacional Anglo Gol Ashanti Miles y la construcción de un proceso
organizativo campesino en resistencia.



Este video fue realizado en el 2008, como parte del proceso organizativo de
la Asociación de Hermandades Agroecológicas y Mineras de Guamoco
(AHERAMIGUA)



*Programación *

* *

2:00pm – Lanzamiento de documental: Guamoco Olvidada por el Estado,
Recordada por las Multinacionales, 36min.



2:45pm – Proyección Corto Documental: Primero de Mayo 2008, 7min.



3:00pm a 4:00pm – Conversatorio sobre: Comunicación Alternativa y
Resistencia a la Desinformación.

A cargo de David Moreno: Sociólogo, Periodista, Editor Web de la Agencia
Prensa Rural.

Omar Vera: Editor del Periódico El Turbión y redactor del Periódico Polo.



Lugar y fecha: Alianza Colombo Francesa de Bogotá sede centro, viernes 3 de
octubre 2008



Invitan: Agencia Prensa Rural, Festival Algo Imagen 2008, Asociación de
Hermandades Agroecológicas y Mineras de Guamoco.

Fonda Paisa

Fonda paisaPor Antonio Caballero


Desde ahora sabemos cuál será el legado de Uribe de más hondo calado: el irrespeto. A la verdad, a la justicia, a la inteligencia...
Sábado 20 Septiembre 2008PUBLICIDAD



Dice el presidente Uribe que no piensa dejar su pelea de matón de esquina con las altas Cortes, ni ninguna de las varias trifulcas que ha armado con periodistas críticos o con políticos de la oposición, porque a él "le da lidia" quedarse callado y no le gusta "esconder las verdades con palabras lindas". Y es que Uribe confunde, como muchos en este país, la franqueza con la grosería. "Soy frentero", dice, cuando lo suyo es simplemente ser patán y agarrarse a trompadas cuando no puede responder con argumentos. Pero eso gusta aquí, y forma parte de su atractivo populista. Insulta y lanza palabrotas, como su vecino el presidente venezolano Hugo Chávez, porque sabe que eso hace que los suyos lo quieran más. Sus lameculos: fea palabra que todos ellos entienden, para no usar la más linda de sicofantes. Como aquella de "filipichín" que usó él mismo recomendando buscarla en el diccionario y poniendo ojitos picarones para decir en la televisión que alguno de sus opositores le parecía marica: y que si lo veía, le iba a pegar en la cara, filipichín.

Lo que resume el talante del presidente Álvaro Uribe, lo que más allá de la anécdota se convierte en categoría definitoria de lo que es el uribismo, es aquel famoso "¡Le pego en la cara, marica!" que le espetó por teléfono a uno de sus amigos caído en desgracia. Lo pinta de cuerpo entero, en carne y hueso (carnitas y huesitos), en cuerpo y alma, tanto en la forma como en el fondo: en la vulgaridad directa del lenguaje y en la sinuosidad calculada del montaje. Pues esa conversación privada telefónica con su amigo, llamado la 'Mechuda', misteriosamente se filtró a los medios cuando sólo el propio presidente Uribe sabía que estaba siendo interceptada: "Ojalá me estén grabando", dijo, cuidadoso de que no se fuera a perder para la Historia esa perla de cinismo, tan útil como prueba de su firmeza de carácter. Porque aquí se tiende a identificar el carácter con la ordinariez.

Y eso gusta, repito. Lo vemos reflejado en los foros de Internet de lectores de periódicos, en los que los uribistas sueltan comentarios soeces estentóreos con ostentosos errores de ortografía para mostrar que son "muy machos", como en esos carteles presuntamente humorísticos que cuelgan en las fondas típicas de Antioquia. Esas fondas en las que los meseros, disfrazados de arrieros (o de presidentes de la República), llevan nombres presuntamente cómicos ellos también: la 'Mechuda', el 'Curita', o alias 'Job'. El presidente Uribe ha convertido el respetable Palacio de Nariño en un metedero de hampones llamado confianzudamente "la Casa de Nari".

Ese es el principal legado que dejará a la Historia este que muchos han llamado "el mejor presidente que ha tenido Colombia", y que yo personalmente considero el peor, siempre dentro de la ley de hierro por la cual en este país de malos presidentes cada uno que llega es peor que el anterior. Uribe había logrado superar el difícil punto que puso Pastrana, y en su segunda presidencia va rebasando ya lo que fue la primera, y ya veremos (ya padeceremos) la tercera y la cuarta. Pero desde ahora sabemos que ese será su legado de más hondo calado: el irrespeto. La falta de respeto a lo que merecía respeto, y debiera merecerlo. Falta de respeto a la verdad, a la justicia, a la inteligencia. A los colombianos en su conjunto, a los opositores y los críticos en particular, y hasta a los uribistas mismos, a quienes pone a hacer el ridículo en juegos pueriles de síes y noes y guiños de coquetería y competencias de lambonería.

Falta de respeto también a su investidura de Presidente de la República, y a su propia palabra. "Yo soy un hombre de palabra, hijita", le dijo a la entonces parlamentaria Yidis Medina al prometerle las recompensas por su voto para la reelección que luego no le cumplió. Y es una prueba asombrosa de la falta de respeto que con sus propias faltas de respeto ha logrado ganarse Álvaro Uribe esta de que confiemos más en lo que dice una corrupta confesa y condenada que en lo que dice el Presidente de la República.

Se lo merece. Nos lo merecemos nosotros también.