jueves, 19 de marzo de 2009

“La Cruz Roja fue clara: cese total de operaciones militares”

Por: Elespectador.com

Jorge Enrique Botero asegura que el comisionado Restrepo lo autorizó a llevar cámaras al sitio de la liberación de cuatro secuestrados.
Dice que podría denunciar penalmente al Presidente por las afirmaciones que hizo sobre él, y contraataca con duros calificativos a los periodistas que lo acusaron de poner en peligro vidas humanas por su reporte a Telesur.

El primer proceso de liberación de secuestrados, de los tres que se dieron la semana pasada, se convirtió en otra manzana de la discordia entre la Casa de Nariño y los periodistas. No obstante, en esta ocasión el asunto fue más grave por los delicados señalamientos que el Gobierno hizo contra dos de los más polémicos pero también de los más especializados reporteros del tema de la guerra y la paz de Colombia: Jorge Enrique Botero y Hollman Morris.

Ambos fueron descalificados por altos funcionarios como “publicistas del terrorismo”. De cierta manera, les adjudicaron la responsabilidad por el cuasifracaso en que estuvo dicho proceso, cuando aviones espía sobrevolaron el sitio donde la guerrilla le entregaría a la comisión humanitaria cuatro uniformados. Con ese argumento, y con el de que estaban “haciendo fiesta” y “shows mediáticos”, el Primer Mandatario ordenó desbaratar la comisión para las dos siguientes entregas, sacando de la misma a la senadora Piedad Córdoba, a Botero y a Daniel Samper Pizano, de quien no expresó, al menos en público, queja alguna. Pero según precisó este influyente columnista de El Tiempo, el Presidente lo expulsó de la misión simplemente “por ser periodista”.

De acuerdo con la primera reacción gubernamental, Botero habría mentido cuando transmitió desde la selva que había aviones militares sobrevolando el área. Después se indicó que sería culpable de poner sus intereses periodísticos por encima de la seguridad de los secuestrados y de lucrarse del material que había obtenido. Por su parte, Morris sería “propagandista de la violencia” y se habría prestado a grabar con los rehenes entrevistas manipuladas por las Farc.

Para acabar de tensionar el clima, el comisionado Luis Carlos Restrepo, quien estaba a cargo de la recepción de los recién liberados en Villavicencio, prohibió el acceso de decenas de reporteros a las instalaciones del aeropuerto. Los representantes de los medios se amotinaron y eso obligó al palacio presidencial a dar la contraorden. Fue entonces cuando se produjo un choque entre el Comisionado y la Casa de Nariño.

En la charla con El Espectador cuenta su versión sobre cómo y de quién obtuvo el permiso de llevar cámaras; asegura que grabó el momento en que el ministro Santos ofreció disculpas por la presencia de los aviones militares y explica por qué decidió llamar a Telesur en esos momentos. Por último, se defiende de las acusaciones oficiales y ataca duramente a quienes lo han señalado como un oportunista.

Cecilia Orozco Tascón.- Pasado el fragor de los hechos, ¿cómo se siente respecto de sí mismo y de sus dos intervenciones ante los medios, la primera desde la selva con Telesur, y la segunda, frente a todos los reporteros en Villavicencio?

Jorge Enrique Botero.- No puedo ocultar mi satisfacción por el final feliz que han tenido estas nuevas liberaciones. En su momento hubo quienes dijeron que yo me estaba tirando todo, pero voy a ser terriblemente inmodesto: creo que el reporte que hice para Telesur desde el punto de entrega, así como la denuncia sobre los sobrevuelos militares en el aeropuerto de Villavo, contribuyeron de manera importante a que no se frustrara el proceso.

C.O.T.- Pero usted ofreció disculpas, al menos por la llamada que hizo desde el sitio de la liberación.

J.E.B.- Ofrecí disculpas por no haber consultado con los demás miembros de la delegación y por haber transgredido el protocolo, pero advirtiendo que hice lo que hice por buscar una fórmula para destrabar la entrega.

C.O.T.- El Gobierno lo criticó a usted por haber violado su condición de garante. ¿Qué dice al respecto?

J.E.B.- Desde el principio, saliendo de Bogotá y llegando a Florencia, todo el mundo se dio cuenta de que llevaba mis cámaras. No obstante, también era garante en el sentido de que por el hecho de que hubiera un registro, se garantizaba que cualquier intento de sabotear las liberaciones quedaría en evidencia… como en efecto sucedió.

C.O.T.- Daniel Samper ha dicho que las partes, es decir, el Gobierno y las Farc, y por supuesto la Cruz Roja, aceptaron la presencia suya, como periodista. ¿Con cuánto tiempo de antelación hizo la petición?

J.E.B.- Es claro que las partes aceptaron mi presencia como periodista. Las Farc consintieron a través de un mensaje electrónico, a mediados de enero, y el Gobierno, el miércoles anterior, al comienzo de la operación. Le hice

la solicitud al doctor (Luis Carlos) Restrepo en una reunión tumultuosa en el Comité Internacional de la Cruz Roja donde estaban al menos seis de los funcionarios de éste; también estaban Piedad, Olga Amparo Sánchez, el embajador del Brasil, otros empleados de la embajada y uno de los pilotos que acompañaron la operación. Él me dijo que lo pensaría y quedamos en que me respondería en la tarde de ese mismo día. A las cinco y media, en casa de Piedad, aceptó que yo viajara con mi equipo de video.

C.O.T.- ¿Cree que los asistentes a las reuniones corroborarían su versión?

J.E.B.- Estoy absolutamente seguro de que así sería. Además, hay evidencias de lo que dije, pues durante la reunión alguien me hizo llegar una nota aconsejándome que hiciera formalmente la solicitud de viajar con cámaras. Y así lo hice.

C.O.T.- El propio Presidente aseguró que usted violó el trato. ¿Supone que no conocía lo que se pactó con el Comisionado?

J.E.B.- Me niego a creer que el comisionado Restrepo no les haya notificado a sus jefes, el Presidente y el ministro Santos, que yo iba con cámaras.

C.O.T.- El Presidente también dijo que usted era un “publicista del terrorismo”. ¿Qué opinión le merece ese calificativo?

J.E.B.- Opino que no deja de ser toda una ironía que segundos antes de calificarme como “publicista del terrorismo”, el Presidente hubiera alardeado de la disminución de los asesinatos a periodistas durante sus gobiernos. Coincido con algunos colegas y abogados amigos en que Uribe deberá demostrar lo que dijo sobre mí y si no lo hace, tendrá que responder por calumnia e injuria.

C.O.T.- ¿Denunciará al jefe de Estado? ¿No le preocupa que la denuncia se convierta en una disputa de perdedor que polarizaría aún más las quejas contra usted?

J.E.B.- No he valorado aún ningún tipo de denuncia. Pero si las circunstancias me obligan, no dudaría en hacerlo.

C.O.T.- Le hago la pregunta que se debieron hacer muchos reporteros que hubieran querido estar en esa misión: ¿Por qué lo seleccionaron a usted y no a otro u otros?

J.E.B.- Son muchas las montañas subidas y los ríos cruzados detrás de las personas en poder de la guerrilla. Creo que después de cuatro documentales, tres libros y centenares de artículos y notas para radio y televisión sobre el tema, me gané el puesto en el helicóptero. Es increíble que todavía haya colegas que se sienten con derecho a primicias y privilegios por el solo hecho de salir todos los días en los noticieros, o porque el presidente Uribe los llama por su nombre en las ruedas de prensa.

C.O.T.- ¿Qué lo llevó a tomar la decisión de transmitir para Telesur si usted ya no trabaja para ese canal?

J.E.B.- Las liberaciones estaban pendiendo de un hilito. Entre los momentos que tengo grabados, hay uno muy dramático cuando el jefe guerrillero que nos recibió, le comunica a Piedad que no podían hacer las liberaciones en medio de los sobrevuelos. Pensé que nos tendríamos que devolver con las manos vacías. La guerrilla estaba realmente enojada y no lo ocultaba. De repente vi un teléfono satelital y se me ocurrió que si los comandantes (guerrilleros) podían denunciar lo que estaba ocurriendo, se decidirían a entregar a los rehenes. Yo sabía que Telesur

estaba haciendo una transmisión continúa del proceso y me comuniqué con el canal, relaté al aire lo que ocurría y ellos después entrevistaron al comandante Jairo Martínez. ¿Por qué Telesur? Porque sigo sintiendo que es mi casa.

C.O.T.- Antes de continuar quisiera puntualizar en los términos de ‘comandante’, para el jefe de los guerrilleros, y el de ‘rehenes’, para hablar de los secuestrados. ¿Esas palabras son indicativas de su posición política?

J.E.B.- Son descriptivas de una realidad. En los grupos guerrilleros hay unos rangos, así como tienen rangos los miembros de la Fuerza Pública, y no veo por qué yo deba hacer caso omiso de los términos que ellos utilizan para sí mismos. En cuanto a lo de ‘rehenes’, he optado por esa definición porque es la terminología que usa el CICR para referirse a las personas privadas de la libertad.

C.O.T.- ¿Qué contienen sus cámaras?

J.E.B.- El contenido saldrá en los próximos días en un reportaje de 52 minutos que ya estoy editando. Le adelanto algo: cuando todo se estaba derrumbando, Piedad le solicitó al CICR que llamara al Comisionado, pero el doctor Restrepo iba en un avión rumbo a Villavo y su teléfono satelital estaba apagado. Entonces Piedad pidió que se comunicaran con el ministro Santos. Éste dijo que, en unos minutos, averiguaría lo que estaba pasando. Al rato el CICR le volvió a marcar y él confirmó que había sobrevuelos, que los aviones habían salido de Tres Esquinas y que le había ordenado al general Padilla que los suspendiera de inmediato. También ofreció disculpas. Todo eso está grabado.

C.O.T.- Pero el ministro Santos dijo que él y los comandantes de Fuerza Aérea y Ejército habían pactado con el CICR sobrevuelos por encima de los 20 mil pies. ¿La Cruz Roja sabía o no sabía que la Fuerza Aérea iba a aparecer?

J.E.B.- Cuando nos reunimos con el comisionado Restrepo en el aeropuerto de Villavicencio, y él utilizó el argumento de los famosos 20 mil pies, la Cruz Roja fue clara en subrayar que lo pactado con el ministro Santos fue “cese total de operaciones militares en las áreas de liberación”. Para mí, ese fue un argumento de última hora, del que echó mano el Gobierno cuando descubrió que teníamos las pruebas de lo ocurrido.

C.O.T.- ¿Cuál fue la situación que se vivió en tierra cuando se escuchó el ruido de los aviones?

J.E.B.- En tierra había un gran nerviosismo. Le cuento que si no es por las dotes políticas de Piedad, las humorísticas de Daniel Samper y la mesura y calma de Olga Amparo Sánchez, aquello se hubiera puesto cada vez peor. También creo que fueron claves la diligencia y la buena disposición del CICR y la serenidad que mostró la tripulación brasileña. Imagínese usted la escena: un enorme helicóptero posado en un clarito de la selva a orillas del río Caguán, decenas de guerrilleros fuertemente armados y un desfile de aviones dando vueltas sobre nuestras cabezas.

C.O.T.- A usted también lo criticaron algunos medios y periodistas por presuntas faltas a la ética. ¿Se siente culpable?

J.E.B.- Estoy listo a dar el debate sobre ética que nuevamente se ha abierto. Pienso que actué con responsabilidad y no violé ningún principio de nuestro oficio. Es curioso que la irresponsabilidad del Gobierno hacia la misión humanitaria se hubiera convertido con el paso de las horas en la “irresponsabilidad de Botero”. Una columnista dijo que yo no pensé en los secuestrados cuando llamé a Telesur. Le quiero decir que tiene razón. Tal vez ella se la pase pensando en los secuestrados, mientras yo actúo y seguiré haciéndolo, para conseguir su libertad. Y a la niña arrogante e ignorante que dirige La Noche de RCN, le quiero decir que se oía como el diablo haciendo hostias cuando me acusó de buscar protagonismo. Ella, quien ha hecho de todo, y subrayo “de todo”, con tal de alcanzar el estrellato. Como decía Alan Jara: “el mundo al revés”. Los pájaros tirándoles a las escopetas.

C.O.T.- Las palabras de algunos colegas contra usted, y las suyas contra ellos, han sido muy duras. ¿La polarización política ha provocado también honda división entre los periodistas?

J.E.B.- Inevitablemente la polarización de la política ha tocado nuestra profesión la cual, entre otras cosas, ha estado atada a los avatares políticos a lo largo de la historia del país.

C.O.T.- Muchos de sus críticos dicen que usted se dedicó sólo a hacer trabajos y libros sobre las Farc ¿Cómo y por qué terminó especializándose en ese tema?

J.E.B.- La vida me fue mandando por esos caminos. Todo comenzó cuando el Noticiero 24 Horas me mandó a cubrir unas liberaciones que se produjeron durante el gobierno del presidente Samper, en Cartagena del Chairá. Han pasado más de 10 años y ahí sigo. Y le cuento que no pienso parar hasta que el círculo se cierre con las liberaciones de los 22 miembros de la Fuerza Pública que siguen en la selva.

C.O.T.- ¿No ha pensado que tanta concentración en un solo tema lo ha hecho perder objetividad frente a la guerrilla, como dicen algunos?

J.E.B.- Hay quienes dicen que muchos periodistas terminan enamorándose de sus fuentes, pero en mi caso, seguramente no han visto mis documentales. Nadie, después de verlos, puede decir que alguno de ellos contenga apología a una u otra de las partes, o que yo haya tomado partido. Mis trabajos hablan por sí mismos.

“No me he querido ir del país”

C.O.T.- ¿Usted sabía que el periodista Hollman Morris, quien ha recibido tantas críticas como usted, iba a estar en el sitio de entrega?

J.E.B.- No. No sabía que Hollman estaría allí. Lo vi desde el helicóptero, cuando aterrizábamos, y me sorprendí. Pensé que él y los colegas que lo acompañaban habían sido muy audaces al llegar hasta semejante lejura, corriendo todo tipo de riesgos. Admiro su decisión de conseguir las noticias.

C.O.T.- A Morris lo cobijan medidas de protección de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos porque ésta considera que su vida corre peligro. ¿Hay riesgos también para usted?

J.E.B.- Desde hace años el peligro ronda mi vida, pero no me he querido ir del país y no pienso hacerlo. Realmente me cuesta imaginarme con una cámara cubriendo los sucesos de Dinamarca.

C.O.T.- Entonces ¿cuáles son sus planes profesionales? ¿Todavía tiene espacio en Colombia o se le han cerrado puertas?

J.E.B.- Hace rato me las cerraron. Pero mire usted la ironía: todo el tiempo usan mis imágenes para ilustrar el tema de los rehenes. Sin embargo, cada vez hay más alternativas en otras partes y voy a aprovecharlas. Tengo en camino un par de proyectos documentales para televisión, un libro a punto de salir en EE.UU. y otro que estoy cocinando a fuego lento y que se publicará en Colombia.

Y ahora, un libro sobre los últimos días de Marulanda

En contraste con la dura polémica que despiertan sus actividades periodísticas en Colombia, los documentales y libros de Jorge Enrique Botero tienen buena acogida en el exterior. El mes entrante, Alfred A. Knopf Inc., una de las editoriales más prestigiosas de Estados Unidos, pondrá en el mercado el libro de Botero titulado Into the jungle, con la historia de los tres oficiales norteamericanos que permanecieron en poder de las Farc durante varios años. Por su parte, la editorial Random House Mondadori ya compró los derechos del libro que está en etapa de investigación, sobre los últimos días de Manuel Marulanda Vélez. Ya se conoce el éxito en ventas que tuvieron sus otros libros: Espérame en el cielo, capitán, Últimas noticias de la guerra y Simón Trinidad, el hombre de hierro. Adicionalmente, el primero de ellos será llevado al cine, y el de noticias de guerra se venderá en Estados Unidos, tanto en inglés como en español. Los derechos del programa que realizará con las grabaciones de los cuatro uniformados liberados estos días, ya fueron adquiridos por Telesur. Curiosamente, Botero también ha sido galardonado la mayoría de las veces en el extranjero: Premio Rey de España, en el género crónica en televisión; Premio Nuevo Periodismo Iberoamericano, entregado por García Márquez, en México; Premio Inserso, del Ministerio de Asuntos Sociales de España, y Premio Oro del Festival de Cataluña.


Publicado por
www.elespectador.com

Las liberaciones y la ética periodística

El gobierno acusó al periodista Hollman Morris de prestarse a la manipulación de las Farc. El reportero respondió que se le obstaculizó su libertad de informar. ¿Hasta dónde cada parte tiene la razón?

En la primera noche de libertad, el subintendente de la Policía Juan Fernando Galicia dijo que las Farc lo habían obligado a él, a los otros dos policías y al soldado que estaban cautivos a dar declaraciones basadas en un libreto. Comentó que los chantajearon con que si no decían lo que los guerrilleros pedían, no serían liberados.

Con base en esa declaración, el gobierno ató cabos cuando se enteró de la presencia del periodista Hollman Morris en la zona y concluyó que él era el encargado de difundir las premeditadas declaraciones de los recién liberados.

Pero el periodista ha argumentado que la razón de su presencia es que desde hace varios meses viene preparando un documental sobre el secuestro. Para tales efectos, dice el periodista, buscó una entrevista con un alto mando de las Farc y que cuando por fin la consiguió, fueron los mismos guerrilleros los que lo condujeron hasta el sitio de la entrega. Escuche la explicación del periodista.

Morris explicó que sí entrevistó a los tres policías y al soldado antes de ser entregados a la comisión. Pero dijo que desde un comienzo se dio cuenta de que sus respuestas no eran espontáneas, sino que obedecían a un testimonio premeditado. “Entonces me dediqué a preguntarles sólo el nombre y cuánto tiempo llevan secuestrados”, explicó en esta entrevista en La W. En ella, también aclaró que, como periodista, tiene la posibilidad de seleccionar qué publica y qué no y aclaró que no iba a publicar testimonios prefabricados por las Farc. Escuche las declaraciones de Morris.

Después llegó la comisión humanitaria. Según un comunicado del gobierno, la presencia de Morris “sorprendió a la Comisión del CICR y a Piedad Córdoba y pretendió que lo trasladaran en el helicóptero dispuesto para recoger a los secuestrados que iban a ser liberados”. Pero no viajó en el helicóptero.

Morris no estaba solo. Lo acompaña el periodista Camilo Raigozo, del semanario Voz. Ambos le explicaron a la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) que “fueron detenidos en un retén del Batallón ‘Héroes de Guapí’ del Ejército. Los militares les impedían el paso hacia el municipio de La Unión Peneya, ubicado a tres horas de Florencia, capital del departamento de Caquetá, al sur del país”.

Dijeron, además, que los uniformados les dijeron que “no podían pasar por ser periodistas. Luego de un rato les dieron paso y los reporteros se dedicaron a realizar su trabajo informativo, relacionado con la liberación de los secuestrados por parte de las Farc”.

La Flip documentó, además, que los periodistas fueron seguidos insistentemente por el Ejército, por lo que los comunicadores decidieron contar su situación a organizaciones de derechos humanos. Para hacerlo, fueron al único establecimiento del pueblo que tiene servicio de celular. “De un momento a otro, el coronel del batallón de apellido Martínez – que la FLIP no pudo identificar totalmente –, ingresó al lugar y ordenó el cierre del establecimiento. Los periodistas fueron detenidos por algunos minutos mientras les exigían la entrega de su material periodístico, argumentando “tener órdenes de superiores”. Los periodistas se negaron a cumplir dicha exigencia. Los militares continuaron vigilando y siguiendo a los periodistas”, dice una alerta emitida por la Flip.

Finalmente, el comandante de la XII Brigada del Ejército, Félix Iván Muñoz, ordenó a los militares que dejaran de exigirles la entrega del material a Morris y Raigozo. Al parecer, tal decisión obedeció a una llamada que hizo el defensor del pueblo, Vólmar Pérez.
Pese a que los militares les dijeron a los comunicadores que podían retirarse, ellos consideraron que se mantenían en riesgo y prefirieron esperar el acompañamiento de funcionarios de la Defensoría del Pueblo. Finalmente, llegaron a Florencia, capital de Caquetá.

Sin embargo, el gobierno ha sentado su protesta en discusiones éticas sobre la posible divulgación de declaraciones premeditadas por las Farc en boca de los liberados para hacerle apología a la violencia. Escuche al ministro Juan Manuel Santos hablando de la ética periodística en La W.

El vicepresidente Francisco Santos también salió a sentar su protesta en el mismo sentido. “El Gobierno respeta y garantiza la libertad de prensa, pero considera que ni la libertad de prensa ni la liberación de secuestrados deban ser utilizados para hacerle apología a la violencia y a quienes someten al pueblo colombiano al secuestro, a tratos inhumanos, a mutilaciones y a ataques terroristas”, dice un comunicado emitido desde su despacho.

El ministro de Defensa declaró, además, que Morris es “afín a la guerrilla”. Escuche al Ministro cuestionar las acciones de Morris.

Y el periodista se defiende diciendo que el gobierno ataca a los periodistas que quieren hacer un cubrimiento responsable del conflicto colombiano. Según el comunicador, ya ha empezado a recibir amenazas por los comentarios de Juan Manuel Santos y pide moderar el lenguaje para proteger su vida. Escuche a Morris contando cómo el Ministro lo había cuestionado antes.

Respecto a la seguridad de Morris, el Vicepresidente cuenta en su comunicado que “Morris cuenta con medidas cautelares solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a pesar de alegar riesgo extraordinario para su vida, se sometió a riesgo extremo, sin informar al Estado del cual demanda protección”.

Algunas reflexiones para el debate



Fue una desfortunada coincidencia que un trabajo documental de los periodistas Morris y Raigozo se cruzara con el delicado operativo de liberación en su primera etapa. Las partes habian llegado a un acuerdo de que no habría prensa cubriendo las liberaciones. Al estar presentes los periodistas en el sitio donde fueron liberados los cuatro primeros rehenes se violó ese acuerdo, y los malentendidos que de ahí en adalante siguieron casi dan al traste con toda la misión humanitaria.
La reponsabilidad del periodismo es mayor cuando estén vidas de terceros en juego.
El gobierno se apresuró a sacar conclusiones que afectaron el buen nombre y la libertad de informar de los periodistas Hollman y Raigozo. Sin concoer bien los hechos, dijo que Morris iba a hacer "apología de la violencia" cuando ni siqueira pensaba publicar las entrevistas que él también percibió como ensayadas por los guerrilleros.
Con calificativos como "afina a la guerrilla" el Ministro de Defensa descalifica la labor de un periodista valiente y, en un país tan intolerante, pone en riesgo su vida. Morris tiene medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y como tal debe ser especialmente protegido por el gobierno, que debe abstenerse de atacar periodistas que le son críticos.
Es necesario que la Fuerza Pública respete siempre la libertad de los periodistas para conseguir información, para preservar su material periodístico y para moverse por el territorio nacional. Ellos son los garantes más inmediatos de que se respete la libertad de información, pilar de toda democracia.


Publicado en
www.semana.com

Acuerdo Humanitario será la principal preocupación de Alan Jara tras recuperar su libertad

En su regreso exhibió un refinado sentido del humor y una memoria prodigiosa que le permitió mencionar con nombre propio a decenas de periodistas a los que escuchó durante sus 7 años de cautiverio.


Relató con mucha precisión de detalle el momento en que las Farc se lo llevaron el 15 de julio de 2001; la tarde del 18 de diciembre pasado cuando fue informado de que volvería a la libertad, y las 7 semanas de caminata para llegar al lugar en que fue recogido el martes.

Nada había en su rostro que delatara enfermedad o tristeza. Por el contrario, desde el primer momento en que apareció a través de las ventanillas del helicóptero que lo transportó desde la selva hasta la capital del Meta, dejó ver su felicidad. Su rostro enjuto y su figura menuda contrastaban con la fortaleza de sus palabras.

Aunque arrancó muchas carcajadas de los más de 100 periodistas que atendieron su conferencia de prensa, con anécdotas sobre su vida de secuestrado, como la de la diversificada dieta de lentejas, arroz y fríjoles, día y noche, lo que más llamó la atención fue su insistente reclamo al presidente Álvaro Uribe, por no acceder al acuerdo humanitario.

También aseguró que es equivocado afirmar que las Farc están derrotadas, concepto que adobó con más anécdotas, como la de su sorpresa cuando, en plena selva, un comandante guerrillero consiguió, de un día para otro, una olla a presión de 13 litros para cocinar los infaltables fríjoles, solo porque él se lo sugirió a manera de chiste.

Algunas palabras suyas hacen pensar que volverá a la actividad política, pero dijo que, ante todo, se dedicará a trabajar por el acuerdo humanitario hasta lograr que los demás secuestrados que "se pudren en la selva" recobren su libertad.

Respondió todas las preguntas de los reporteros y cuando alguien le sugirió que pusiera fin al interrogatorio periodístico, dijo que no, que había descansado mucho y que quería absolver los interrogantes.

Estaba lleno de agradecimientos. En varias oportunidades envió saludos a sus ex compañeros de cautiverio, a los periodistas de los medios de comunicación que han habilitado programas especiales para hacerles la vida más grata a los secuestrados, obviamente, muchas veces a Piedad Córdoba y al presidente Hugo Chávez.

Cómo fue el secuestro

Jara recordó que el 15 de julio 2001 fue invitado por la ONU a Lejanías (Meta) para la inauguración de un puente. Según su relato, al llegar a la zona se encontraron con un retén de la guerrilla, que les permitió seguir.

Sin embargo, al momento del regreso los guerrilleros le exigieron bajar del vehículo para hablar con él.

Dijo que tras un recorrido de 11 días, durante los cuales lo llevaron por varios de los municipios de la zona de distensión: Mesetas, Uribe, La Julia, Macarena y finalmente el Caguán. En este poblado, lo llevaron hasta donde Jorge Briceño 'Mono Jojoy'.

Comentó que el jefe guerrillero le hizo una serie de requerimientos y le pidió aclaraciones. "Usted no sabía que yo dije que iba a coger los parlamentarios para el canje. Le respondí que yo no era parlamentario y él me dijo que iba a serlo y aquí estoy, 7 años y medio después. Ojalá esas palabras sean premonitorias", contó ayer Jara.

Cómo fue la liberación

Poco antes de que se conociera la decisión de las Farc de liberar unilateralmente a seis secuestrados, el pasado 21 de diciembre, comenzó la marcha de Alan Jara hacia la libertad.

Según el ex gobernador, la jornada para su liberación "fue muy dura". Jara contó que duraron siete semanas caminando, "y para saber cada cuánto hacían un alto en el camino -porque tienen una capacidad de marcha increíble- yo contaba que cada 4 mil pasos paraban".

Jara aseguró que todos esos días se los pasó contando. "Calculé que pasamos de los 150 kilómetros a pie, para no contar los que recorrimos en lancha", relató.

Acuerdo Humanitario

"Al presidente Uribe lo único que tengo para pedirle es el acuerdo humanitario", dijo Jara.

Señaló que la actitud del Presidente no ha ayudado a que se produzca el intercambio y por ende la liberación de los secuestrados. "Lo digo con claridad, siento de todo corazón que Uribe no hizo nada por la libertad de nosotros", aseguró el ex gobernador.

Luego agregó que "siempre se dan hechos que, en una u otra dirección, apuntan a lo mismo, a que no se avance en el intercambio humanitario, a que no avance el diálogo político".

"No veo otra salida que la negociada", manifestó.

Para Jara, a los secuestrados que siguen en poder de la guerrilla se les está aplicando una pena de muerte por omisión, "que consiste en que hay un verdugo, que son las Farc, que es quien dispara y quien asesina cuando así lo considera, y hay una omisión cuando no hacemos nada por impedirlo".

Por ello consideró que la celebración de un acuerdo humanitario no significa que se debilite la política de seguridad democrática que ha aplicado el presidente Uribe. "No puede ser tan débil", dijo.

"Las Farc no están derrotadas"

Sobre la actual condición de las Farc, el ex gobernador del Meta también hizo algunos comentarios. Jara aseguró que "las Farc no están derrotadas", y confesó que no sabía qué se estaría diciendo acá, "pero allá en el monte hay muchos y la mayoría son jóvenes".

Para ilustrarlo, Jara contó cómo, en cuestión de horas consiguieron una estufa de gasolina porque estaban cocinando con leña y eso ocasionaba bastante humo. También relató que los fríjoles que cocinaban no se ablandaban y manera de chiste les recomendó conseguir una olla a presión.

"A mí me gusta ponerle picantito, y le dije, ¿por qué no se consigue una olla exprés? Al día siguiente estaba la olla exprés de 13 litros. Impresionante", comentó.

"Suplico que supriman las cadenas"

El recién liberado reveló que a dos de sus compañeros los tienen encadenados las 24 horas desde hace dos años. Según él, fueron castigados luego de que los propios guerrilleros cometieron una 'falta' al dejar flojas sus ataduras.

"Suplico que ese método lo supriman como método de sanción", pidió Jara.

Explicó que cuando los encadenan en parejas implica que hagan hasta sus actividades más íntimas en compañía: "Si yo voy al baño, usted va al baño", contó.

Agregó que, incluso, en largas caminatas los obligan a andar encadenados: "Si pasando un puente se cae uno, se cae el otro (...) es una circunstancia triste, dolorosa, hasta los mismos guerrilleros encargados de ponerlas arrugan la cara cuando hacen eso".

Jara relató que en una ocasión debieron atravesar así, atados, un ancho río: "Tenía unos 300 o 340 metros y en la orilla estaba 'Martín Sombra' dirigiendo la operación".

Según Jara, el guerrillero le preguntó a uno de los soldados si sabía nadar. A pesar de la respuesta negativa del militar, 'Sombra' se limitó a decir: "Bueno, cuidado, no se vayan a ahogar".

Lo más duro son las cadenas de la indiferencia que ustedes han contribuido a romper.

Operación 'Jaque'

De la operación 'Jaque', Alan Jara dijo tener la visión que tienen las Farc. Según él, la guerrilla sigue con el convencimiento de que "(alias) 'César' es un traidor y los vendió, y que la operación 'Jaque' fue eso". Jara agregó que "esa es la posición de las Farc. Es lo que yo oí y me consta".

REDACCIÓN POLÍTICA

Publicado en
www.eltiempo.com

Paso a paso de la liberación de Jara





Estoy libre!, ya descansé siete años y medio, ahora vengo a trabajar por ellos (los secuestrados)", fueron las primeras palabras del ex gobernador del Meta después de bajarse del helicóptero del Cicr.

3:47 pm. Se conoció que el Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, presentó su renuncia, en un escueto párrafo, ante el presidente Alvaro Uribe. La renuncia fue presentada a las 2:30 pm. y aún no se sabe si el Presidente Uribe la aceptará.

La decisión de Restrepo se originó tras una altercado con otros funcionarios de presidencia por la decisión de Restrepo de restringir el acceso de la prensa a la plataforma del aeropuerto de Villavicencio a donde arribó Alan Jara tras su liberación por parte de las Farc en las selvas del Guaviare.

Semana.com conoció que la decisión de Restrepo fue duramente cuestionada en privado por César Mauricio Velásquez, jefe de prensa del Palacio de Nariño y por Jorge Mario Eastman, ex viceministro de Defensa y asesor en comunicaciones del presidente Uribe.

Es la cuarta vez que el Comisionado Restrepo presenta su renuncia al Presidente desde que asumió su cargo en 2002.

vea aquí más detalles sobre la renuncia

3:07 p.m. Desde el Club Meta de Villavicencio, Alan Jara, acompañado de su esposa y su hijo, da inicio a la rueda de prensa en la que narra los pormenores de sus 7 años y siete meses de secuestro. Agradeció a los medios el contacto que permitieron entre la selva y las familias. "Oí crecer a mi hijo por radio", dijo Jara.

"Con las Farc no podré compartir jamás que se recurra a la violencia para defender unos ideales", dijo Jara sobre sus captores y explicó que estuvo caminando durante las últimas siete semanas para llegar al punto de la liberación.

El ex gobernador dijo admirar y estar agradecido con sus compañeros de cautiverio, policías y soldados secuestrados, con quienes compartió campamento. "Ahora hay que ir por ellos", dijo.

( Lea en Semana.com el recuento detallado de la rueda de prensa,)

2:40 p.m. Alan Jara se reúne en privado con su esposa Claudia, su hijo Alan Felipe y su hermana Saida. Luego se dirigirá con su familia para celebrar su regreso a la libertad. Su hijo Alan Felipe dijo que lo había visto flaco y acabado, pero bien.

2:12 p.m. Alan Jara desciende del helicóptero y se encuentra con su esposa, Claudia Rujeles, y con su hijo Alan Felipe. Vestido con camisa de rayas, jeans, un sombrero y morral de campaña, se abraza y se besa con su familia.

2:10 p.m. El helicóptero del Cicr aterriza en el helicóptero Vanguardia de Villavicencio con Alan Jara, sano y salvo, después de siete años de secuestro por parte de las Farc.

2:03 p.m. Claudia Rujeles y su hijo Alan Felipe llegan al aeropuerto para recibir a su esposo Alan Jara.

1:00 p.m. Yves Heller, del Cicr, anuncia que Alan Jara ya está en libertad. Desde el aeropuerto, el vocero del organismo aunció: "En la mañana de hoy, martes 3 de febrero, en la zona rural del departamento del Guaviare, las FARC - EP entregaron a la senadora Piedad Córdoba y a delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (Cicr), al ex Gobernador del Meta, doctor Alan Jara. Luego de la entrega, el helicóptero, debidamente identificado con el logo del CICR, se dirige a la ciudad de Villavicencio donde el doctor
Jara será recibido por sus familiares y seres queridos".

12:50 p.m. El director de la Policía, general Óscar Naranjo, asume la seguridad del operativo de llegada a Villavicencio de Alan Jara. En declaraciones a la prensa dice que están garantizadas las condiciones para recibirlo. Entre tanto, el comisionado de paz Luis Carlos Restrepo, fue llamado a consultas por el Presidente de la República a Bogotá, tras el incidente de no autorizar el ingreso a la prensa al aeropuerto Vanguardia de la capital del Meta.

11:38 a.m. Se levanta la restricción de ingreso a los periodistas que se encuentran a las afueras del aeropuerto de Villavicencio, ordenada por el comisionado Luis Carlos Restrepo en la mañana de este martes. De esta manera, el país podrá presenciar en directo el momento en el que el helicóptero aterrice en la plataforma con Alan Jara.

11:05 a.m. A las afueras del aeropuerto Vanguardia llegan familiares de Alan Jara. Su esposa Claudia y su hijo Alan están listos también para ir hasta el terminal aéreo, a la espera de que los autoricen para poder ingresar.

10:15 a.m. Yves Heller, delegado del Cicr, espera en el aeropuerto de Villavicencio comunicación con el helicóptero brasileño que aterrizará en los próximos minutos en algún lugar de las selva colombiana. Entre tanto, los periodistas esperan a las afueras del terminal aéreo la llegada de la aeronave, prevista para después del mediodía.

8:56 a.m. El ministro de la Defensa, Juan Manuel Santos, confirmó que no habrá sobrevuelos de ningún tipo (y a ninguna altura) sobre el área donde se llevará a cabo la liberación de Alan Jara. En la liberación del pasado domingo, la Fuerza Aérea realizó sobrevuelos por encima de los 20.000 pies de altura, lo que indispuso a la comisión de liberación.

8:53 a.m. Despega el helicóptero brasileño tipo Cougar desde el aeropuerto Vanguardia de Villavicencio. El vocero del Comité Internacional de la Cruz Roja Internacional, Yves Heller, confirma que en él viajan la senadora Piedad Córdoba, tres delegados del Cicr y cinco tripulantes brasileños.

8:38 a.m. La congresista Piedad Córdoba dijo minutos antes de despegar que perdió todo contacto con las Farc, pero que espera que al momento de aterrizar los guerrilleros estén en el lugar de las coordenadas para entregar a Alan Jara.

7:30 a.m. El alto comisionado para la paz, Luis Carlos Restrepo, le anunció a unos 30 periodistas que se encuentran en la capital del Meta que no habría acceso para la prensa a las instalaciones del aeropuerto para que pudieran registrar el momento de la llegada del ex gobernador del Meta, Alan Jara, secuestrado en el 2002 por las Farc. El gobierno argumentó que la medida se tomó para no poner en riesgo el operativo, debido a los problemas que se presentaron en la operación de libertad de los cuatro miembros de la fuerza pública liberados el pasado domingo. “Tenemos que respetar todos los protocolos de seguridad y discreción para que no se presenten situaciones similares a las de anteriores liberaciones”, aseguró. La Asociación de periodistas del Meta emitió un comunicado para protestar contra la decisión.

6:22 a.m. Desde su casa en Villavicencio la esposa de Alan Jara, Claudia Rujeles, y su hijo Alan Felipe, se alistan para la llegada del ex gobernador del Meta que fue secuestrado por las Farc en el 2002 cuando trabajaba en una misión de la ONU.




Publicado en
www.semana.com

Un día perfecto




Conflicto armado Este martes todo salió como se esperaba y Alan Jara volvió a casa, flaco y algo enfermo, pero lleno de buen humor. Crónica de Thomas Sparrow, enviado especial de Semana a Villavicencio.

Cuando Alan Jara Urzola aterrizó en el aeropuerto Vanguardia de Villavicencio, a las 2:10 p.m., dos policías que trataban de mantener el orden entre los periodistas no aguantaron más y agacharon la cabeza. Con lágrimas en sus ojos observaban como Alan Felipe, de 15 años, se abrazaba largamente con su padre, que bajó del helicóptero brasilero muy delgado y con un aspecto enfermizo.

Siguió una eternidad de abrazos, de gritos y de aplausos por el político liberal, que es el hombre del momento en el Meta, donde trabajó como gobernador antes de su secuestro.

Al lado mío, un fotógrafo también lloraba mientras trataba de captar, con su cámara y sus manos temblorosas, el emocionante recibimiento. Alan Jara estaba ahora a menos de medio metro, se detuvo justo en frente de las cámaras y afirmó a un periodista local, con una voz apenas perceptible y sin aliento, que estaba libre, pero que estaba enfermo. Sus palabras, de resto, no se escucharon por los gritos de “Alan, Alan”, presentes desde que se vio el helicóptero brasilero a lo lejos.

La llegada de Jara literalmente acabó con la calma que había sido la costumbre durante el día entero. Afuera del Vanguardia esperaba ya un grupo grande de personas y en la glorieta donde antes les había sido negada la entrada a los periodistas, donde queda el Monumento de las Arpas, la caravana de carros ya estaba lista.

Así mismo, a la entrada del Club Meta, donde se celebró la rueda de prensa, había una multitud. En Villavicencio se escucharon fuegos artificiales y hasta Gloria Cuartas, una curtida líder de los movimientos sociales y miembro de la Comisión de Reparación y Reconciliación, y ahora participante activa de Colombianos por la paz, admitió que se le había erizado la piel. La emoción era generalizada.

Sin embargo, hasta su llegada, todo había sido distinto. La entrega de Jara fue la antítesis de la que se vivió dos días antes, cuando cuatro uniformados, Alexis Torres, Juan Fernando Galicia, Walter Lozano y William Domínguez, recobraron la libertad y también llegaron a la capital del Meta. El domingo había sido el caos: en el aeropuerto todos los periodistas corrían de un lado para otro sin saber mucha información, las noticias cambiaron abruptamente varias veces y el helicóptero con los liberados, que inicialmente debía aterrizar alrededor del medio día, llegó finalmente a las 7 de la noche y en medio de todo tipo de especulaciones por el retraso.

El agitado día todavía no había acabado y todavía faltaban una bomba en Cali y las declaraciones del Presidente que anunció que solamente el Comité Internacional de la Cruz Roja (Cicr) y la tripulación brasilera podrían ir a las demás liberaciones, excluyendo de un tajo a Piedad Córdoba y los demás miembros de la organización civil que había logrado la liberación.

Este martes, a diferencia del domingo, todo ocurrió según lo previsto y sin ninguna complicación. La senadora Córdoba había anunciado que la operación comenzaría alrededor de las 8 de la mañana, y así fue: Yves Heller, portavoz del Cicr, apareció poco después de esa hora para confirmar que la aeronave había despegado y que, de acuerdo con lo que se había convenido, sólo viajaba Córdoba en representación de Colombianos por la paz.

El gobierno había echado para atrás su orden inicial y finalmente había autorizado sólo a la senadora a viajar con la misión humanitaria. Ella anunció luego, en rueda de prensa, que a pesar del cambio de reglas por el camino, acataría la orden del Presidente para no poner en riesgo la vida y la libertad de Jara.

Además, en la noche del lunes se había conocido que la prensa no estaba autorizada para ingresar al aeropuerto al día siguiente y esa decisión se mantuvo: desde las tres de la mañana había patrulleros cerca del Monumento de las Arpas impidiendo la entrada a los miembros de los medios de comunicación, que se agolparon en las tiendas y restaurantes del sector.

Ni siquiera las protestas de los reporteros, que argumentaron que la decisión coartaba el derecho a la información, lograron que la decisión se reversara antes de las 12:30 p.m, cuando por fin se autorizó pasar el cordón de seguridad.

El día de la liberación de Alan Jara todo debía salir perfecto.

En Vanguardia, todo estaba más ordenado. El lugar donde debían ubicarse los periodistas no había sido improvisado, como ocurrió con la liberación de los cuatro uniformados, y era mucho más grande. Había policías desde la entrada hasta la pista de aterrizaje. El helicóptero de reserva estaba en su puesto, los carros del Cicr se encontraban parqueados en fila y ni siquiera había muchos automóviles particulares en el lugar. Todos aquellos que querían ver la llegada de Jara habían tenido que ingresar a pie.

El clima, que había sido una piedra en el zapato cuando los tres miembros de la Policía y el soldado profesional recobraron su libertad, tampoco fue un impedimento. Desde por la mañana, cuando el vocero del Cicr, Heller, anunció la salida del helicóptero, hasta por la tarde, cuando aterrizó, el sol radiante marcó la pauta.

La ciudad entera se había preparado para la llegada de su hijo más famoso, que arribó con su acostumbrado buen sentido del humor y lleno de anécdotas. “Descansé siete años y medio. Ahora tengo todo el tiempo libre”, dijo al comienzo de la rueda de prensa el hombre que comenzó a disfrutar la libertad después de 7 años, 6 meses y 19 días de secuestro.



Publicado en
www.semana.com

Habría muerto presunto autor de atentado en el centro de Cali

Habría muerto presunto autor de atentado en el centro de Cali y los heridos serían más de 34

El centro de Cali de nuevo fue afectado por un atentado. Así quedaron varios locales de esa zona, una de las más deprimidas de la ciudad.

El comandante de la Policía Metropolitana, general Gustavo Ricaurte, dijo que inicialmente se reportó que un Renault 12, de colores azul y rojo, se estrelló contra una sede policial y se incendió. El alto oficial sostuvo que el mayor Báez y otros dos policías llegaron hasta el sitio en una patrulla. Luego habría ocurrido un tiroteo y después la explosión.

"Tenemos la información de una persona que habría fallecido y que sería quien habría puesto el carrobomba", dijo el alcalde Jorge Iván Ospina, quien señaló que el acceso se restringió para que las autoridades cumplan su tarea.

El atentado fue contra el complejo policial del barrio Fray Damián. El director del Hospítal San Juan de Dios, Ivan González, dijo que entre los heridos se encuentran seis niños. Cuatro de los lesionados quedaron recluidos en urgencias.

El atentado ocurrió hacia las 10 de la noche a unas cinco cuadras del Palacio de Justicia, lugar donde el 31 de agosto estalló un carro bomba, hecho en el que murieron 4 personas y otras 26 resultaron heridas.El sector donde ocurrió el atentado permanece sin suministro de energía.

(Noticia en desarrollo.)


Publicado en
www.eltiempo.com

"Haremos todo lo posible para que las liberaciones continúen": Colombianos por la Paz

Febrero 2 de 2009

A las 10 a.m. está previsto que Piedad Córdoba, quien estuvo reunida hasta altas horas de la madrugada con el Comisionado de Paz, se pronuncie sobre su exclusión de la comisión humanitaria.


Amigos del ex gobernador del Meta Alan Jara que estaban en el hotel manifestaron su tristeza por los últimos acontecimientos.Consuelo González de Perdomo, quien fue compañera de cautiverio de Jara, hizo un llamado a la tranquilidad e indicó que estos tropiezos también se produjeron antes de su liberación.

En el hotel donde se estaban alojando los miembros de la comisión de Colombianos por la Paz la tensión era palpable, tras las declaraciones del presidente Álvaro Uribe Vélez. El mandatario, en una alocución desde la Casa de Nariño la noche del domingo, sostuvo que "se autoriza exclusivamente al CICR y a su apoyo logístico de Brasil para continuar en esta operación, lo cual es suficiente para un acto humanitario".

El anuncio del jefe de Estado también afecta a la comisión facilitadora de Colombianos por la Paz y podría entorpecer la misión humanitaria que, según lo planeado, continuaría el lunes con la puesta en libertad del ex gobernador del Meta Alan Jara, y terminaría el miércoles con la liberación del ex diputado Sigifredo López.El mandatario hizo el anuncio después de referirse al atentado contra una estación de la Policía en el centro de Cali, hecho que las autoridades atribuyeron a las Farc.

"El Gobierno no puede permitir que el terrorismo siga haciendo fiesta con el dolor de los secuestrados y de sus familias", advirtió el Presidente.

Asimismo, Uribe reportó que en la zona donde se efectuó la liberación de los 4 uniformados hubo sobrevuelos de aviones de la Fuerza Aérea, pero aclaró que estos respetaron la altura mínima permitida. Igualmente, negó que se hubieran realizado operaciones militares en la zona. "El Gobierno, por solidaridad con los secuestrados y sus familias, ha facilitado desde un comienzo este proceso de liberación. El Gobierno cumplió con lo ofrecido", resaltó Uribe.

La alocución presidencial contó con la presencia del ministro de Defensa, Juan Manuel Santos; los altos mandos militares, y los cuatro uniformados liberados: los policías José Lozano Guarnizo, Juan Fernando Galicia Uribe y Alexis Torres Zapata, y el soldado profesional del Ejército William Giovanni Domínguez Castro.

Uniformados liberados contaron cómo fue su cautiverio

El agente Alexis Torres fue el primero en tomar la palabra y dijo que desde el pasado 24 de diciembre les habían quitado los radios, debido a que los informes que estaban emitiendo los medios de comunicación relacionados con las Farc, estaban parcializados.

Dijo que los guerrilleros que los tenían les indicaron que mientras los informes tuvieran estas características, los secuestrados no tendrían radios. Y, debido a esto "ustedes (periodistas) también podrían ser un objetivo para atentados terroristas, como bombas a los diferentes medios de comunicación".

Esta versión fue ratificada por el agente Walter Lozano, quien confirmó que las Farc les dieron este mensaje para que lo difundieran a los medios. Que si no cambian al "acomodo de lo que necesita esa guerrilla" harán atentados contra los medios.

Recordó que estaban en situaciones inhumanas, pues los mantenían atados a un árbol y que debido a la presencia del Ejército caminaron más de 600 kilómetros para evadir la presión de la tropa. "El Ejército los tiene acorralados", dijo.

Narró que la guerrilla les condicionó su libertad a que criticaran de manera severa al presidente Álvaro Uribe y a las Fuerzas Militares en las entrevistas. "Van a venir ciertos medios de comunicación y si ustedes quieren obtener la libertad tienen que decir ciertas cosas. Eso nos lo prepararon hace dos días".

Dijo que las pruebas de supervivencia no se hicieron en las fechas que aparecieron y les entregaban escrito lo que tenían que decir.

El agente José Fernando Galicia corroboró la versión de las entrevistas de los medios y que debían decir que la "guerrilla no está acabada, que recibían buenos tratos y que no aguantaban hambre y si no decíamos eso nuestra libertad estaba de por medio".

Finalmente, el soldado William Domínguez quien recordó que siempre los mantenían encadenados y dijo que cuando él habló de Emmanuel (hijo de Clara Rojas) lo hizo porque le dijeron que si no lo hacía su vida corría peligro.

Remató su historia cantando una canción que le compuso en la selva a la Operación 'Jaque'.

Publicado en
www.eltiempo.com