lunes, 21 de diciembre de 2009

¿Qué tan culpable es Maza?

SEMANA publica las pruebas que tiene la Fiscalía para encarcelar al general retirado Miguel Maza Márquez por el magnicidio de Luis Carlos Galán.

Contra todos los pronósticos, cuando el país se alistaba para dar por cerrado el caso de Luis Carlos Galán, la Fiscalía sorprendió a todo el mundo al poner tras las rejas al ex director del Departamento Administrativo de Seguridad DAS, general Miguel Maza Márquez, y acusarlo de ser coautor del asesinato del candidato presidencial del Nuevo Liberalismo.

La noticia se conoció el mismo día en que se cumplían los 20 años del magnicidio y en ese momento ya sólo se puede seguir investigando penalmente los casos en los que se haya dictado medida de aseguramiento.

Algunos no podían creer que por fin se investigara qué papel jugó el DAS, tema al que extrañamente la justicia no le había metido el diente en dos décadas a pesar del cúmulo de evidencias en su contra. Otros recibieron la noticia con cierta suspicacia, la coincidencia con la conmemoración de los 20 años hizo pensar que podría haber cierto interés mediático en la decisión.

Sin embargo, al leer la medida de aseguramiento a la cual tuvo acceso SEMANA, es evidente que las nuevas pruebas recogidas este año ameritan mantener abierta la investigación para que no quede duda alguna de si Maza es o no es culpable.
Mientras el ex director del DAS era reseñado y recluido en el Centro de Estudios de la Policía, una guarnición en el norte de Bogotá, la familia Galán manifestaba su complacencia. “Mi padre lo que pidió fue que se le reforzara la seguridad y no que cambiara al jefe de escoltas, como lo hizo Maza Márquez”, dijo Carlos Fernando Galán, concejal de Bogotá e hijo del líder asesinado el 18 de agosto de 1989. La Procuraduría, que había urgido a la Fiscalía a detener a Maza Márquez, se pronunció en el mismo sentido.

Pero el impacto de la noticia no paró allí.El ex presidente César Gaviria, quien recogió las banderas de Galán luego de su asesinato, sorprendió al destapar una perla que tenía guardada hace dos décadas. Contó que cuando asumió la Presidencia, agentes de inteligencia de Estados Unidos le informaron de un posible vínculo de Maza con los capos del cartel de Cali. No se hicieron esperar las críticas a Gaviria por hacer apenas ahora una revelación tan grave. La más dura vino de Ernesto Samper. El también ex presidente lo recriminó por haberse reservado esa información que habría permitido orientar la investigación hacia “el rumbo que ahora se le está dando”. Según Samper, ese dato también habría impedido que la mafia infiltrara su campaña. Gaviria contraatacó con una carta en la que rechazó los dardos de su par y que remató diciendo: “Espero presidente Samper, que usted no se sume a los que aún lloran la muerte del mencionado individuo (Pablo Escobar)”.

El cambio de la escolta
¿Qué es lo que encontró la Fiscalía que dio pie a tomar una decisión tan delicada como la de detener a un ex director del DAS por un crimen que tocó las fibras más profundas de la Nación? La Fiscalía encuentra dos motivos para dictar la medida de aseguramiento contra el general Miguel Maza Márquez. El primero es su responsabilidad en el nombramiento de Jacobo Torregrosa como jefe de escoltas de Luis Carlos Galán un mes antes del magnicidio, y el segundo es la supuesta relación que existía entre Maza Márquez y uno de los autores intelectuales del crimen, Henry Pérez, en ese entonces jefe paramilitar del Magdalena Medio.

Un arsenal de pruebas deja muy mal parado a Torregrosa. Tres testigos, el negro ‘Vladimir’ –Alonso Baquero, quien en 1989 era comandante del frente Gavilanes de los paras del Magdalena Medio–, Ernesto Baéz –uno de los paramilitares más veteranos del país– y ‘Popeye’ –sicario favorito de Pablo Escobar– dicen que el entonces jefe de escoltas de Galán facilitó el macabro atentado.

Todo, en la corta carrera de Torregrosa como guardaespaldas, tiene un halo de irregularidad. El 17 de julio de 1989, del DAS le informó a Galán del cambio de su jefe de escoltas. Víctor Julio Cruz, quien lo había acompañado en otras campañas, tenía ocho años de experiencia y había sido capacitado para el oficio, fue sustituido por Jacobo Torregrosa, un hombre a quien ese mismo día trasladaron de la oficina de “servicios y suministros” a la de “protección de mandatarios” y no tenía la preparación exigida para el cargo. Torregrosa era subteniente retirado de la Policía, en la hoja de vida de esa institución le aparecen sanciones, ninguna felicitación y un récord de bajo rendimiento.
Ya en su tarea de escolta de Galán sacó a dos agentes del equipo y cuando intentó sacar a otros dos, entre ellos Santiago Cuervo, el que murió en el atentado en Soacha, la famila Galán se opuso. Y esa fatídica noche, cuando era más necesario que nunca blindar al personaje, Torregrosa desmanteló el esquema de seguridad, decidió mandar a dos escoltas a una avanzada en Villeta, de tal suerte que sólo cinco compañaban en Soacha a Galán.

El negro ‘Vladimir’ aporta un detalle peculiar. Según él, algunos de los sicarios llegaron hasta la tarima de la plaza de Soacha en el carro del DAS porque no había otra manera de atravesar la multitud. “Es tan así –dice ‘Vladimir’–, que uno de los muchachos cambió el arma accidentalmente y la Uzi con que mataron a Galán era un arma del DAS y la del muchacho que iba con Rueda Rocha se quedó dentro del carro del DAS” y, según él, por esta razón Jaime Rueda Rocha, quien dirigió el atentado, cayó en desgracia con el Departamento y por eso lo detuvieron.

Unos meses después de que ‘Vladimir’ dio ese testimonio, la Fiscalía hizo un hallazgo que le da mayor credibilidad a lo dicho por el paramilitar. En un registro hecho a los archivos del DAS el 3 de junio pasado, encontraron un escrito del 22 de agosto de 1989 en el que Torregrosa decía que el día del asesinato de Galán se había perdido una Ingram 1831.

El nivel de incompetencia de Torregrosa es monumental y su comportamiento se podría interpretar como una infiltración de la mafia en la institución. Lo cual, si bien deja mal parado a Maza, no necesariamente lo implica.

Sin embargo, los conocedores se preguntan ¿cómo es posible que el general Maza Márquez haya cambiado al jefe de escoltas del hombre más amenazado del país, que tenía incluso experiencia en protección a ex presidentes, por un aparecido con dudosos antecedentes como Torregrosa? Maza dice que fue el propio Galán el que le pidió el cambio, pues, según él, Cruz le estaba generando conflictos conyugales.
Eso nadie lo puede probar. Pero lo que sí ha dicho la esposa de Galán, y lo ratifica uno de los escoltas de la época, es que hicieron una cita con Maza exclusivamente para decirle que Torregrosa no les inspiraba confianza. “Luis Carlos le manifestó su preocupación por el nuevo jefe de escoltas”. Y el general los calmó diciéndoles que era un hombre de toda su confianza.

Para el fiscal del caso, además, el general incurre en inconsistencias a la hora de hablar de Torregrosa. Como por ejemplo, en la indagatoria negó conocerlo y trató de hacer recaer la responsabilidad de su nombramiento sobre el jefe de la oficina encargada de protección. Pero no sólo su propio testimonio revela que sí lo conocía, sino que en documentos del DAS de la época está escrito que fue Maza el que pidió su nombramiento.

¿Aliado de Henry Pérez?
El segundo filón que explora la Fiscalía tiene que ver con la relación que el general Maza Márquez podía tener con Henry Pérez, uno de los autores intelectuales del magnicido. Es un argumento un poco más difícil de hilar. La Fiscalía trata de demostrar que el general y Pérez tenían algún tipo de vínculo, tal vez para compartir información. Y si bien no lo dice tajantemente, deja entrever que por ese camino se podría pensar que Maza Márquez le podría haber hecho favores a Pérez.

Sin embargo, los elementos probatorios en este capítulo no son tan contundentes. Se menciona, en primer lugar, a un sacerdote, Carlos Ciro Parra, que visitó a Maza en el búnker del DAS, como emisario de Henry Pérez. Ambos admiten la visita, pero dicen que fue por iniciativa de Parra para darle información sobre Pablo Escobar. Y en segundo lugar, varios testimonios lo involucran.

‘Ernesto Báez’ dice que cuando Jaime Rueda Rocha se fugó de la cárcel comentó que “el patrón Henry Pérez había coordinado con el DAS la colaboración para la fuga” y que esta había sido posible “gracias a que tenía consigo una grabación que comprometía a dos altos generales de la república”. Y de otro lado, contó que Henry Pérez le habló del asesinato de Galán diciéndole: “Ninguna vuelta grande podía hacerse sin el apoyo de la ley... me nombró a un señor Torregrosa del DAS, como su cómplice en el magnicidio y al entonces director del DAS general Maza Márquez que, según Rueda Rocha, había acordado con el señor Henry Pérez la vuelta, refiriéndose al homicidio de Galán”
‘Popeye’, uno de los sicarios del cartel de Medellín, también cuenta que cuando Pablo Escobar y Henry Pérez eran aliados –ellos se convirtieron en enemigos acérrimos en 1990–, Pérez tenía nexos con el general. “Maza Márquez le pidió a Henry que le entregara información de Pablo Escobar y en una ocasión montaron una ‘cocina’ falsa en una finca. Allá fueron los del DAS. Eso lo hacía Henry para tener a Maza al lado de él”.

Y por último, una declaración hasta ahora desconocida es la de un abogado de nombre Rafael Murillo Guarnizo, quien asesoraba a alias ‘28’, uno de los asistentes a la reunión en la ‘isla de la Fantasía’, donde se decidió el asesinato de Galán. Murillo cuenta que en una conversación de su cliente con otro delincuente recordaban el susto que pasaron al llevar las armas para el asesinato en Soacha desde una finca por la autopista norte de Bogotá. En medio de la charla, ‘28’ le dijo que quien les daba los datos de desplazamientos era el general Maza.

¿Qué salva a Maza?
Todo lo anterior muestra un panorama confuso, que es el que hoy tiene al general en su laberinto. Existen factores de peso para pensar que Maza puede no tener nada que ver con el asesinato de Galán, pero también hay elementos inexplicables, que son los que hoy lo tienen en el banquillo.

Pablo Escobar, en una carta que le mandó a Alberto Villamizar cuando este buscaba la liberación de su esposa, Maruja Pachón, y que fue publicada en Noticia de un secuestro de Gabriel García Márquez, lo acusó de haber sido cómplice de ese magnicidio.
Pero simultáneamente con eso, ‘Popeye’, quien no tiene por qué tenerle mucho cariño, ya que con Pablo Escobar le puso dos bombas que produjeron 100 muertos tratando de matar al general, no lo vincula a ese magnicidio. El sicario de Escobar reconoce que la infiltración al DAS de Carlos Castaño se hizo en niveles inferiores y a espaldas del director.

Igualmente lo dice Éver Rueda Rocha, el sicario que se hizo famoso porque sostenía la pancarta al lado de la tarima en la que asesinaron a Galán. El hombre le escribió a su mamá desde la prisión todos los detalles del asesinato de Galán porque sentía cerca la muerte. En efecto, un mes después, lo asesinaron. En la carta, que se ha convertido en prueba clave, incrimina directamente al director de inteligencia (B2) de la Brigada 13 del Ejército, capitán Carlos Humberto Flórez, habla de que la escolta del DAS estaba infiltrada pero no registra en forma alguna la participación de Maza en el homicidio.

El eje de todo el caso Galán-Maza puede ser que el general, para combatir a Escobar, se unió hasta con el diablo. Sus nexos con el cartel de Cali, que ahora saca a flote el ex presidente César Gaviria, están totalmente documentados en los narcocasetes del proceso 8.000. En estos, los Rodríguez Orejuela se refieren a él como “Miguel” y revelan que le dieron 40 millones para financiar su campaña.

Igualmente ‘Popeye’, en entrevista con La W, la semana pasada, reveló que Maza se alió con Henry Pérez cuando este jefe paramilitar le declaró la guerra a Escobar. Todas estas relaciones ‘non sanctas’ no dejan muy bien parado al general, aunque algunos consideran que ante la ofensiva narcoterrorista de Pablo Escobar se justificaba aliarse con cualquier elemento que permitiera acabar con esa pesadilla. Estas alianzas de guerra terminan en un nivel de empatía que puede ser comprensible dada la causa común que se compartió, pero que raya con el crimen.

Pero si existe una razón para pensar que el general Maza puede ser inocente de los cargos que se le imputan ahora, es que él no tenía ninguna motivación para acabar con la vida de Galán. Su guerra contra Pablo Escobar había sido demasiado dura para hacer posible que llegaran a ser cómplices en ese magnicidio. La última bomba que el jefe del cartel de Medellín le puso al director del DAS fue dos meses antes del asesinato del jefe del Nuevo Liberalismo. En esa ocasión el carro blindado lo salvó de milagro, pero murieron 11 personas en ese atentado en la carrera séptima de Bogotá. Pensar que 60 días después de eso pudieran haber hecho algún tipo de alianza, así no tuvieran contacto directo, no tiene mucha lógica.

Como ‘Popeye’ dijo en la entrevista, puede haber algo de exageración en la supuesta impunidad que le atribuyen algunos al asesinato de Luis Carlos Galán. Autores intelectuales como Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha fueron dados de baja. Otros que participaron como Henry Pérez, los Galeano, los Moncada y Carlos Castaño, murieron en ajustes de cuentas. Autores materiales como los Rueda Rocha y los Rueda Silva fueron asesinados. El propio Torregrosa también murió. Y hasta Alberto Santofimio, al que a veces vinculan y a veces exoneran por este magnicidio, pagó tres años de cárcel. Lo cual, según ‘Popeye’, es un milagro en un país donde rige la impunidad para los de cuello blanco.


Publicado en
www.semana.com

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