COLOMBIA: Como si fueran gallos de pelea utilizan a
los niños en combates.
Apostadores hacen corrillo en la cancha del barrio
Tomás Cipriano de Mosquera para forzar a niños y niñas
de 10 a 16 años a que ganen combates que organizan en
un improvisado ring de boxeo.
Los apostadores llevan los guantes y les ofrecen
pírricas sumas a quienes ganen. Muchos pequeños llegan
a sus casas con el cuerpo golpeado, los ojos morados y
3.000 pesos en el bolsillo.
Otros salen hacia el centro médico, como le ocurrió a
uno de 11 años, a quien le partieron la nariz.
Líderes del sector denunciaron esos combates
clandestinos, pero no a los promotores. Temen ser
agredidos. La Policía reporta que tres menores fueron
sorprendidos hace una semana con los guantes y sus
padres fueron amonestados.
Se calcula que desde hace cuatro meses unos 20 menores
participan en esas peleas.
Testigos han identificado a los promotores como
Robert, John y Francisco, de entre 18 y 22 años, pero
se desconocen sus apellidos.
Autoridades intentan verificar una versión según la
cual, uno de los promotores de los encuentros, de los
que participan habitantes del barrio, es bombero. La
detención de ellos ha sido imposible porque cuando los
agentes llegan a la cancha, ellos han huido alertados
por 'campaneros' , ubicados estratégicamente.
"Son cerebros torcidos que gozan con eso o tienen un
interés delictivo", dice un vecino.
¿Familias cómplices?
El secretario de Gobierno municipal, José Élmer López,
explicó que como los niños hacen sus combates en las
canchas del barrio, argumentan que se estaban
recreando. "El nuevo Código del Menor tampoco nos
permite hacer mucho al respecto", señala.
Hasta el momento no se han podido reunir evidencias
sobre las apuestas. Por eso López piensa que la única
forma de ponerles punto final es denunciar a los
promotores.
Pero un líder del barrio que pidió la reserva dijo que
los padres de familia saben qué pasa. "Solo les
interesa que sus hijos lleven plata a la casa", o que
no queden como 'gallinas'. Otros sacan pecho porque su
hijo es el "más varón".
Otro vecino está en favor de esos combates: "Era bueno
porque uno se entretenía, sin vicios, ni apuestas, ni
nada".
Para algunos, lo más "curioso" son las contiendas
entre mujeres, porque son el desahogo de viejas
enemistades.
El sacerdote Ernesto Gómez, de la parroquia San José,
la más importante de este municipio quindiano de
40.000 habitantes, dice que el fenómeno que brota en
varios sectores del pueblo se debe a que "los
colombianos hemos aprendido a no ver, no oír y callar,
frente a la violencia".
El cura hizo un llamado a la población: "La gente debe
entender que ayer le ocurrió al hijo del vecino y hoy
puede ser mi hijo".
"Hay unos vivos que se aprovechan de algunos ingenuos,
y de la pobreza de niños que quieren llevar plata a la
casa. Padres ignorantes se hacen los de la vista
gorda", advierte el sacerdote.
"La comunidad vino y denunció, y nosotros le
informamos a la Policía. Al parecer comenzó siendo
deporte, pero la cosa terminó en riñas entre los
niños", comentó el personero de Montenegro.
Con reportería de Jorge Mendoza
MONTENEGRO (QUINDÍO)
http://www.eltiempo .com/nacion/ cafe/2007- 08-16/ARTICULO- WEB-NOTA_ INTERIOR- 3682105.html
miércoles, 26 de septiembre de 2007
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