La Corte Suprema llama a indagatoria por el caso de la parapolítica a Mario Uribe, el primo del Presidente
Además de ser una de las personas más cercanas al Jefe del Estado, es el máximo dirigente de Colombia Democrática, uno de los partidos de la coalición de gobierno. El Alto Tribunal también tomó la misma decisión contra Alfredo Cuello Baute –ex presidente de la Cámara– y Álvaro Morón Cuello.
El escándalo de la parapolítica llegó en las últimas horas a los límites de la Casa de Nariño. La Corte Suprema de Justicia llamó a indagatoria a Mario Uribe, primo del presidente Álvaro Uribe, y uno de los dirigentes más influyentes de la coalición de gobierno como máximo jefe que es del partido Colombia Democrática. El Alto Tribunal también cobijó con la misma medida a los congresistas Álvaro Morón Cuello y Alfredo Cuello Baute, ambos reconocidos uribistas.
Este último recién dejo el cargo de presidente de la Cámara. Durante su gestión siempre defendió sus ideas más ultraconservadoras y adquirió notoriedad por haber sido uno de los más vehementes oponentes a la aprobación del proyecto de Ley que da derechos patrimoniales y acceso a la seguridad social a las parejas gay.
El impacto para el gobierno de esta decisión de la Corte traerá consecuencias monumentales no sólo por el inmenso afecto que une al senador Mario Uribe con el Presidente, sino porque entre ambos hay una enorme sintonía política. En el terreno internacional la noticia también tendrá una alta carga porque es natural que en la mayoría de escenarios, como por ejemplo los medios, los titulares girarán en torno a un Uribe, relacionado con grupos paramilitares. Sin bien el Presidente no tiene nada que ver jurídicamente con esta nueva decisión de la Corte es obvio que las asociaciones de los lectores serán inevitables.
El escudero fiel
Mario Uribe ha sido siempre un leal escudero del presidente Uribe y quienes lo conocen aseguran que no abandona a sus amigos ni siquiera en los momentos más difíciles. Incluso cuando se produjo la expulsión de Rocío Arias y Eleonora Pineda por sus posibles nexos con los paras, él fue uno de los hombres que las acogió en su movimiento al considerar que mientras ellas no fueran vinculadas a un juicio y en este se les venciera era una tremenda injusticia privarlas de su derecho a acceder al Congreso.
Sin embargo, esta luna de miel burocrática duró poco. Rocío Arias y Eleonora Pineda fueron expulsadas de Colombia Democrática por el propio Mario Uribe. ¿Cómo y por qué? Su decisión se produjo de manera discreta y prudente, con el fallido deseo de bajarle el tono. Evitó alusiones a temas espinosos y se abstuvo de lanzar acusaciones contra ambas. Sin embargo, estas últimas encendieron la mecha cuando afirmaron, a los cuatro vientos y con lágrimas, que su expulsión se debía a presiones de Estados Unidos.
El senador Uribe había recibido a las dos congresistas un año atrás, cuando otros partidos uribistas, La U y Cambio Radical, les habían negado el ingreso a sus listas. En los días previos a esta decisión, empezaron a circular versiones en el sentido de que los jefes de partidos o movimientos que aceptaran a candidatos mal vistos en Washington podrían tener problemas con sus visas. El senador le pidió una cita al entonces embajador de Estados Unidos, William Wood, quien lo recibió y en lenguaje muy diplomático, sin referirse a casos particulares y sin amenazas directas, le dejó el sabor de que la historia podía tener algo de cierta.
Para evitar riesgos innecesarios, Mario Uribe cambió su posición y las marginó. Las dos mujeres contaron públicamente que se sentían traicionadas y con el corazón roto. El senador prefirió entonces el pragmatismo a la fidelidad política con las dos mujeres que jamás han ocultado su afecto por los comandantes de los paramilitares.
Político de raza
No obstante, la estela de duda ya flotaba en el ambiente. ¿Trabó también el senador Mario Uribe alianzascon los paramilitares para fortalecer su poder electoral? La pregunta él siempre la respondió con una negativa al informar que lo suyo era un trabajo hecho a pulso. Y era cierto en la medida que siempre ha hecho gala de ser un político de raza que no se vence fácilmente.
Sin embargo, su nombre empezó a ser mirado con lupa por investigadores y periodistas, en particular, y la opinión pública, en general. Por ejemplo, el columnista Daniel Coronell escribió en una columna de la revista SEMANA que “la hoja de vida secreta de Mario Uribe, el primo del Presidente, es más apasionante que las audaces propuestas que transmite. La metamorfosis del alumno de la escuela pública de Andes que se convirtió en próspero propietario de esa zona, y en el verdadero poder detrás del trono, retrata bien la cara oculta del uribismo”.
El columnista relató que “desde su debut en el Congreso el nombre de Mario Uribe ha estado ligado a la expresión ‘narcomico”. Según su narración, el término nació en 1989, cuando era representante ponente de la reforma constitucional de Barco. Ese 30 de noviembre, un raro movimiento de abogados en el Capitolio alertó al ministro de Gobierno Carlos Lemos. Cerca de la media noche, rápida y silenciosamente, un grupo de congresistas colgó el tema de la extradición al referendo. Jairo Ortega, que fue principal de Pablo Escobar; Jesús Ignacio García Valencia, que aún medra en la Cámara, y –cómo no– el ahora senador Mario Uribe hicieron parte del grupo de 22 representantes que aprobó esta iniciativa, tan favorable a los intereses de los narcotraficantes”.
Al final el proyecto se hundió. Muchos no daban crédito a lo sucedido porque en ese momento el país estaba hundido en el dolor por el crimen de Luis Carlos Galán había ocurrido dos meses atrás. Amplios sectores del país estaban en pie de lucha contra el Cartel de Medellín pero entre tanto, como en este caso, otros aprovechaban los espacios democráticos para blindar a los narcos.
El periodista recuerda que en 1995, y ya con investidura de senador, Mario Uribe impulsó otro ‘narcomico’. Quería quitarle al enriquecimiento ilícito el carácter de delito autónomo para convertirlo en subsidiario. Así sepultaría el proceso 8.000, los capos sólo podrían ser expropiados cuando se les probara el narcotráfico y saldrían de la cárcel los políticos de la mafia. El muy uribista senador Germán Vargas Lleras recuerda el episodio en su libro Cuentas claras, publicado en el año 2002: “La proposición fue presentada por 45 senadores, encabezados por Mario Uribe Escobar. El mico muy bien planeado tenía una redacción muy jurídica”, dice la cita tomada del texto del hoy jefe de Cambio Radical.
Conocedor de caballos
Mario Uribe en su momento también fue coordinador de ponentes del proyecto que otorgaba el olvido a los crímenes paramilitares, y que también en la opinión pública se llamó como ‘narcomico’.
Coronell contó también que hace un poco tiempo, el senador, gran conocedor de caballos y criaderos, asistió a la Exposición Nacional Equina en Pereira. “Lo vieron acompañado “no precisamente de celebridades”, como bien lo anotó el agudo columnista Ramiro Bejarano. En el palco de honor lo escoltaban: a su derecha, Juan Pablo Gaviria, administrador de bienes del recientemente extraditado Joaquín Mario Valencia, ‘El Caballista’. Y a su izquierda –brindando muy alegre–, Hernando Mario Restrepo, viejo conocido y amigo del prófugo del entonces Juan Carlos Ramírez Abadía, alias ‘Chupeta’
Según textos periodísticos Mario Uribe es uno de los mayores surtidores de puestos del país, empezando por su propia familia. “El Primer Primo ha tenido, desde hace tiempo, especial debilidad por las notarías. Su hermano Jorge Humberto Uribe Escobar es notario 24 de Bogotá. Su otra hermana Ángela María Uribe Escobar está encargada desde hace más de un año de la Notaría Segunda de Envigado. No la han podido nombrar en propiedad porque esta prima presidencial aún no cumple los requisitos para ser titular. Como si fuera poco, al primo del senador también le tocó lo suyo. Se llama Jorge Humberto Uribe, como el hermano de Mario, pero su segundo apellido es Ruiz; a él le dieron la Notaría Única de Caldas, Antioquia. El manantial inagotable de las notarías ha alcanzado hasta para la familia política. Cuando era su cuñada, Piedad Carmen Ramírez fue nombrada notaria 23 de Medellín, posición en la que se mantiene. Ella reemplazó en el cargo a Rodrigo Escobar, otro tío de Mario que entró en edad de retiro forzoso. Es cuota suya, también, el notario 24 de la capital antioqueña, Jesús Otilio Ruiz”.
Señalado por Mancuso
Ahora su nombre ocupa primera plana por un escándalo aun mucho mayor. La parapolitica, un proceso iniciado por la Corte Suprema de Justicia que busca revelar la verdad y juzgar a miembros de la clase política que hayan tenido nexos con los grupos armados de extrema derecha, en concreto las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, responsables de cientos de masacres y asesinatos de población civil.
En el caso de Mario Uribe, los magistrados de la sala penal de la Corte encontraron suficientes evidencias para vincularlo formalmente. Extraoficialmente trascendió que en su contra tiene el testimonio de Jairo Castillo Peralta, alias ‘Pitirry’, testigo clave de la Corte en el caso de la parapolítica, y quien está exiliado en Canadá. Según su versión, Mario Uribe se reunió en varias ocasiones con los líderes paramilitares de Sucre con el fin de obtener tierras en ese departamento y en Antioquia.
Por si fuera poco, durante su versión libre ante la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía, el ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso, reveló que sostuvo reuniones con el senador Uribe y éste le habría pedido apoyo electoral para llegar al Congreso de la República.
Finalmente en el caso del ex presidente de la Cámara de Representantes Alfredo Cuello Baute, y del representante a la Cámara, Álvaro Morón Cuello, la Corte Suprema tiene en su poder documentos y testimonios que los relacionan con el ex jefe del bloque Norte de las Autodefensas, Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, uno de los hombres más poderosos de la máquina criminal de los paras. Cuello Baute es de filiación conservadora y Álvaro Morón Cuello llegó al Congreso como fórmula del ex senador Álvaro Araújo Castro, por el partido Alas Equipo Colombia. Los tres nuevos congresistas vinculados con este proceso dicen que defienden al presidente Uribe con vehemencia, como lo han hecho la mayoría de parlamentarios presos en la actualidad por el mismo caso. Y, claro, también reclaman su inocencia y, argumenta, que así lo van a demostrar ante los jueces.
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