sábado, 1 de septiembre de 2007

Situación electoral en el departamento del Cesar, un departamento dominado por clanes

Agosto 25 de 2007 -
Situación electoral en el departamento del Cesar, un departamento dominado por clanes
La falta de una oferta amplia y pluralista les abrió la puerta a familias que terminaron en alianzas cuestionables y crearon una de las crisis políticas más duras que ha vivido el departamento.


Después de dibujar el panorama electoral del Cesar en las elecciones a Gobernación y Asamblea de la última década, se puede afirmar que en este departamento no se desarrolla un régimen de competencia electoral.

El Partido Liberal ha sido el protagonista de las diferentes contiendas examinadas, convirtiendo al Cesar en un territorio con un régimen de partido único.

Existen tres características que permiten determinar el carácter competitivo de unas elecciones: la existencia de una oferta amplia y plural de opciones políticas; cuando el elector confía en que su voto tiene poder de decisión y elecciones regulares y periódicas.

En el caso del Cesar -a punto de cumplir 40 años de existencia como ente regional-, el abanico de opciones políticas es absolutamente reducido. La herencia de fortines y la repartición del electorado dentro de las mismas familias, han sido característica permanente.

Es importante destacar que los niveles de participación, que alcanzan un promedio de 54 por ciento, son superiores a la media nacional. Podría ser el resultado de una participación activa por un interés propio de la cultura política cesarense o porque la incidencia de grupos armados, como los paramilitares, tradicionalmente asociados a la presión sobre la población, han hecho que el electorado acuda a las urnas para favorecer a sus padrinos políticos.

El alto porcentaje de votos en blanco, nulos y las tarjetas no marcadas, acentuados en las elecciones del 2003, es una manifestación de inconformidad del electorado frente a las opciones u ofertas políticas para los comicios.

En el 2003, cuando sólo se presentó un candidato para la Gobernación del Cesar, dado que los otros dos aspirantes se retiraron (Christian Moreno y Abraham Romero) debido a las "particulares condiciones de intolerancia", la cifra del 47,18 por ciento de los sufragantes que no apoyaron la única opción, evidenció el inconformismo del electorado.

En cuanto a la segunda característica, resulta difícil que el voto incida en la conformación de una estructura política, cuando el sistema es tan cerrado y excluyente, que de por sí impide la transformación.

Otro elemento importante para el análisis, es la credibilidad en la institucionalidad. En este sentido y analizando las condiciones particulares del territorio objeto de estudio, se identifican dos actores que influyen y sientan las bases de lo que se podría considerar la institucionalidad de la región.

Por una parte, los gamonales y familias políticas, y por otra, las organizaciones al margen de la ley, específicamente los paramilitares, quienes han generado una alianza que gira en torno a la obtención y permanencia en el poder, produciendo así lo que podríamos denominar una "para-institucionalidad". Dentro de este marco se producen transformaciones profundamente relevantes a nivel social, se relativiza lo que es legal, lo que es legítimo y por ende hay una transformación evidente de la institucionalidad.

Podemos concluir entonces que el Cesar es uno de los territorios del país en los que se puede observar más de cerca y por medio de referentes reales, la deplorable condición 'para-democrática' que afecta hoy en día, no solo la conciencia interna de un país, sino también su imagen internacional.

En qué ha cambiado la política de ayer y la de hoy en el Cesar

El cambio es de rostros, de intereses, más no de medios, pues la
intimidación ya empezó y no se descarta su continuación.

Se siguen tejiendo todavía las coaliciones, siguen los acuerdos políticos en el interior y entre partidos que dependen más del tamaño de la chequera que de los programas o de lealtades o disciplinas partidistas.

Nadie se ha pronunciado sobre los programas de gobierno, no se debaten ni siquiera en el interior de los propios partidos.

Los mensajes de los candidatos son vacíos, no dicen nada: por ejemplo, la de de Arturo Calderón dice simplemente: Conoce al Cesar, mientras que la de Jaime Murgas dice un poco más: Tiene mucho más que ofrecerle al Cesar.

Estas campañas serán más costosas que las anteriores y habrá mucho dinero recorriendo los caminos del Cesar.

La mínima inversión prevista de una campaña es de alrededor de 4.000 millones de pesos. Se prevén inversiones de más de 10 veces esta cifra, por parte de un solo movimiento.

Seguirá la intervención paramilitar en la política, pero más disimulada, con más dinero de por medio que armas.

Se reconoce que hay hoy más seguridad en las vías y calles del Cesar, lo que garantiza una mejor movilización de los candidatos, pero con el crimen de Yaver Cortés se volvió a prender la alarma.

Con este atentado se prendió el estado de alerta en la política, que muchos pretendieron desconocer. La clase política del Cesar y la oposición no descartan nuevos actos intimidatorios e incluso muertes selectivas. La política del Cesar seguirá enturbiada.

Para la Gobernación del Cesar hay más alternativa de escogencia de candidato que el periodo pasado, pues esta vez se inscribieron varios candidatos de los principales partidos y movimientos, mientras que para aquellas hubo uno solo.

Se observa en la mayoría de los candidatos el afán de poder sin vocación de servicio, tanto en alcaldías como gobernación.

En juego...

La adjudicación del Chance. Actualmente quien tiene el manejo del juego en el Cesar es la familia del candidato a la gobernación Arturo Calderón.

Regalías del carbón. Actualmente, el Cesar es el segundo departamento que más recursos recibe por este concepto después de La Guajira. Es el plato más apetecido de los aspirantes a la gobernación.

Las concesiones dadas a 20- 30 años a firmas particulares, por ejemplo las de alumbrado público en los municipios.

Las contrataciones en materia de obras públicas, especialmente para pavimentación de vías, pues generan un margen de ganancia para los contratistas hasta del 50 por ciento.

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