La vida en un campamento de las FARC
Nos reunimos con dos mujeres miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el punto de encuentro preestablecido profundo en la selva colombiana. Allí esperamos en una simple choza de madera de dos cuartos, que sirve de hogar para una familia campesina local. Nos sentamos allí a conversar y tomar café mientras que una de las guerrilleras, de pie en la rivera se comunicaba por medio de un radio portátil. Finalmente, al recibir el todo claro, lo cual significaba que no había patrullas del ejército en el río, los cuatro abordamos una canoa para la siguiente etapa de nuestro viaje. Nos había tomado a Terry Gibbs y a mí más de dos! días para alcanzar ese punto y todavía teníamos un viaje corto por río y una caminata a través de la selva antes de que finalmente llegáramos el campamento de las FARC que era nuestro destino. Escribe Garry Leech.
[Garry Leech
Traducido del original:
http://www.colombiajournal.org/colombia263.htm]
Nos reunimos con dos mujeres miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el punto de encuentro preestablecido profundo en la selva colombiana. Allí esperamos en una simple choza de madera de dos cuartos, que sirve de hogar para una familia campesina local. Nos sentamos allí a conversar y tomar café mientras que una de las guerrilleras, de pie en la rivera se comunicaba por medio de un radio portátil. Finalmente, al recibir el todo claro, lo cual significaba que no había patrullas del ejército en el río, los cuatro abordamos una canoa para la siguiente etapa de nuestro viaje. Nos había tomado a Terry Gibbs y a mí más de dos! días para alcanzar ese punto y todavía teníamos un viaje corto por río y una caminata a través de la selva antes de que finalmente llegáramos el campamento de las FARC que era nuestro destino.
Después de una hora de viaje adentrándonos en la exuberante verde selva tropical nos detuvimos en la rivera, nos bajamos de la canoa y caminamos por un sendero estrecho a través de la selva hasta un pequeño claro. Esperamos allí mientras que nuestras dos guías guerrilleras escondieran la canoa y su motor fuera de borda. Cuando las dos rebeldes volvieron al claro cada una cargaba dos tablones de madera que medían seis pies de largo, diez pulgadas de ancho y dos pulgadas de grueso. Insistieron también en llevar nuestras mochilas. El sol ya se estaba poniendo cuando emprendimos marcha a lo largo de un sendero a través de la selva en una caminata de una hora al campamento de las FARC.
Tropezamos y resbalamos a lo largo de la fangosa trayectoria, atravesando arroyos sobre tronco! s caídos con sólo la estrecha luz de nuestras pequeñas lintern! as para iluminar el camino. Milagrosamente, evité de caer en el lodazal que hacía las veces de sendero. Casi una hora en la caminata oí a la guerrillera que iba en frente murmurar algo a una vaga figura en la oscuridad. Un guerrillero completamente uniformado, portando un AK-47 nos saludó entonces a Terry y a mí en el momento en que pasamos por su lado. Noté una pequeña luz blanca a través de los árboles más adelante y al alcanzar el perímetro del campamento vi a un hombre uniformado con una barba gris que trabajaba en una computadora portátil. Era el comandante de las FARC Raúl Reyes; un miembro del grupo de siete-personas del Comando Central del grupo rebelde. Según muchos analistas, Reyes es el segundo miembro de rango más alto en las FARC.
Reyes nos saludó a ambos y después de una conversación introductoria nos invitó a cenar junto a él y a varios otros guerrilleros y guerrilleras. Luego, nos mostraron a Terry y a mí nuestro vivaque, que consistía en una cama con tablones d! e madera por colchón, un mosquitero y un toldo plástico camuflado que colgaron sobre todo para proporcionar la protección contra las frecuentes lluvias tropicales. Nuestro vivaque era idéntico a los que son usados por los guerrillero(a)s en el campamento. Durante los tres próximos días, Terry y yo vivimos como viven los guerrillero(a)s. Nos bañamos con ellos en un arroyo cercano. Fuimos al baño en sus letrinas en la selva, que consisten en fosas cavadas en la tierra. Y todos comimos amplias porciones de comida básica colombiana.
Terry y yo estábamos en el retirado campamento de las FARC por diferentes razones. Ella estaba allí para entrevistarse con guerrilleras como parte de su investigación sobre mujeres involucradas en la lucha social en Colombia. Yo estaba allí para entrevistarme con Reyes. Nos dieron rienda libre en el campamento y acceso a todos los guerrillero(a)s, de quienes cerca de un tercio eran mujeres. También se nos permitió tomar fotos con la estipulació! n de que no publicáramos las caras de ninguno de los rebeldes ! excepto Reyes. También pasamos muchas horas envueltos en conversaciones informales con Reyes y otros guerrillero(a)s.
Las condiciones de vida para los guerrillero(a)s eran austeras por decir lo menos. Consistían en el vivaque ya mencionado, dos uniformes, un par de botas de goma, un rifle de asalto AK-47, cartuchos adicionales de munición, un machete y tres comidas al día. A pesar de la austeridad, la infraestructura del campamento era impresionante dada su remota posición. Los vivaques estaban interconectados con una red de pasarelas de madera construidas varias pulgadas sobre la húmeda y fangosa tierra. Tan pocos árboles como fue posible fueron cortados para hacer espacio para los vivaques y las pasarelas para preservar la cubierta selvática, sin ninguna duda para limitar la posibilidad de detección por aire.
En el centro del campamento estaba una estructura tipo carpa grande de marco de madera con plástico negro que servía de techo. Adentro había una docena de filas de ! bancos construidos con tablones de madera similares a los que nuestras guerrilleras guías habían llevado al campamento. Una televisión y una pizarra estaban situadas en un extremo de la estructura y cada tarde los guerrillero(a)s veían las noticias en Caracol y RCN -las dos redes de televisión más grandes de Colombia- para mantenerse informados sobre sucesos actuales. Esta actividad era particularmente interesante dado que las redes de televisión del país generalmente presentaban una representación muy negativa de las FARC.
Las pasarelas de madera se extendían más allá del centro del campamento en varias direcciones, convirtiéndose en pasos de madera donde el sendero fuera cuesta arriba o abajo. Una pasarela desaparecía en la selva sólo para culminar en la letrina de los hombres. La palabra letrina puede ser un tanto elaborada ya que sólo consistía en dos fosas cavadas en la tierra. Una era para la orina y la otra para los excrementos. Otra pasarela conducía a la letri! na de las mujeres, la que consistía en las mismas instalacione! s. Había unos palos largos que eran utilizados para traspalar el rojo, fango tipo-arcilla nuevamente dentro de la fosa para cubrir los residuos humanos.
Una tercera pasarela conducía a la cocina del campamento, que era una estructura grande, abierta que contenía dos fuegos y muchas cacerolas grandes. Los cocineros preparaban tres comidas al día de alimentos básicos colombianos tales como carne de vaca, pollo, arroz, papas, yuca, verduras y mucha sopa. Una tarde, mientras que Terry se entrevistaba con guerrilleras, caminé a la cocina y pasé un tiempo con los dos rebeldes, un hombre y una mujer, que estaban en turno de cocina.
"¿Todos parecen comer bien aquí?" Les dije, mitad como pregunta y mitad como aseveración. "Usted ha venido en un buen momento," explicó la guerrillera. "Tenemos un montón de alimento ahora. A veces no tenemos mucho que comer. Que tan a menudo conseguimos provisiones depende del clima y de la situación de seguridad." "! ¿Cocinan ustedes dos todos los días?" Les pregunté. "No," contestó el hombre rebelde. "todos nos turnamos. Cocinaremos la cena hoy y después el desayuno y el almuerzo mañana. Después algún otro tomará el cargohará gual." "Entonces ¿todos cocinan?" Pregunto. "¿Los hombres y las mujeres?" "Por supuesto," la guerrillera contesta. "Todos hacen de todo en el campamento. No importa si usted es un hombre o una mujer. Usted cocina, lava sus propias ropas, hace la guardia, y sale en patrulla. Es igual para los hombres y las mujeres."Había oído que esta clase de igualdad era parte de la filosofía de las FARC, pero no estaba seguro hasta qué grado había sido realmente implementada. Todavía no estaba seguro hasta qué grado se aplicaba en otras unidades de las FARC a través del país. Sin embargo, había poca duda que los guerriller(a)s en ese campamento en particular habían alcanzado un grado impresionante de igualdad! de género. No era solamente evidente en sus actividades y pal! abras si no, de mayor importancia, en su manera de ser.
Asombrosamente, para mí por lo menos, era más evidente en el comportamiento de los hombres que en el de las mujeres. La suavidad de la energía exhibida por el hombre rebelde hacia sus colegas mujeres, su carencia absoluta de machismo, su aceptación de ellas como iguales, fue realmente muy asombroso. Y por las mujeres, también exhibían muchas cualidades femeninas para un grupo de mujeres viviendo una forma de vida tradicionalmente masculina. De hecho, mantener su feminidad era importante para las guerrilleras. Durante horas de descanso a menudo observamos a mujeres rebeldes reunidas para aplicarse maquillaje o para trenzarse el pelo. Evidentemente, la igualdad en ése campamento de las FARC no era acerca de que las mujeres actuaran como hombres.
Todos los días por la tarde los guerriller(a)s iban en grupos a bañarse. Terry y yo íbamos cada día con un grupo de rebeldes poco antes de la cena. La pasarela de madera hacía su! paso por la selva, colina abajo hacia un pequeño arroyo. Los rebeldes habían construido una presa a través del arroyo que permitía que el agua fresca, clara fluyera sobre la alta estructura de madera de doce-pulgadas, a través del área para bañarse de diez pies de largo y luego sobre otra presa antes de continuar su curso a través de la selva. Tarimas de madera fueron colocadas en el fondo de la piscina de agua creada entre las dos presas para asegurar un fondo sólido para pisar, libre de fango.
Los guerrilleros hombres y mujeres se desvestían hasta quedar en su ropa interior y se bañaban juntos en la piscina de un agua profunda hasta las canillas. También lavaban sus ropas a mano en un mesón de madera construido a lo largo de un lado de la piscina. Cada uno de los guerrillero(a)s tiene dos uniformes de camuflaje y lavaban uno cada día, el cual entonces se seca durante las veinticuatro horas siguientes mientras que usaban el otro. En una de nuestras sesiones de baño p! rocuré lavar el par de pantalones que había embarrado en la ca! minata a l campamento. Una guerrillera que se bañaba con nosotros no pudo evitar sino sonreír por mi ineptitud en el departamento de lavado. Un hombre rebelde se compadeció de mí y me enseñó su técnica de lavado, la cual era asombrosamente eficaz
Cada día comenzaba a las 4:50. Algunos rebeldes salían en patrulla y otros permanecían en guardia alrededor del perímetro del campo. Muchos de los que permanecían en el campamento participaban en programas de educación donde se enseñaba lectura, escritura y matemáticas básicas. Todos los guerrillero(a)s eran campesinos, algunos analfabetos. Los rebeldes con mayor educación harían pares con los de menor educación para proveerlos de una educación básica y enseñarles los conceptos fundamentales del marxismo. Los pares pasarían un par de horas cada tarde estudiando lecciones. Algunos días los guerrillero(a)s participaban en entrenamiento militar. Después de la cena, los rebeldes mirarían las noticias, participarían en discusiones de grupo s! obre situaciones políticas y culturales, verían una película y se retiraban a la cama a las 9:00 PM.
Nos habían dicho que la unidad rebelde mueve con frecuencia el campamento por razones de seguridad. Tal operación implica el empacar todo, excepto la infraestructura de madera, para el viaje a otra parte de la selva en donde sacarían sus machetes y comenzarían a construir un nuevo campamento. Porque eran todos campesinos, los rebeldes eran muy peritos con esa herramienta ubicua del campo, el machete. Sin embargo, otras habilidades que el grupo requiere no eran siempre tan fáciles de tener a disposición, por ejemplo la asistencia médica.
Le pregunté a una mujer rebelde qué ocurre cuando un guerrillero(a) se enferma, o se accidenta o es herido(a). "Hay siempre varios guerrillero(a)s que pueden aplicar asistencia médica básica," ella explicó. "Y estos guerrillero(a)s pasan este conocimiento a otros por lo que cada unidad siempre tiene médicos."! 0; "Pero qué pasa si la enfermedad o lesión es seria y re! quiere a sistencia médica extensa, como cirugía?" Consulté. "Entonces se transporta a la persona a uno de los hospitales de las FARC, los cuales están provistos de doctores. Por razones de seguridad, se prefiere que no vayan en tales viajes a menos que sea absolutamente necesario." "Donde están localizados estos hospitales, en aldeas o en campamentos de la selva como este?" Le pregunté. "En campamentos como este," ella contestó.
Varios de los guerrillero(a)s se refirieron al tiempo cultural del domingo como parte importante de la vida de la guerrilla. Durante estas sesiones participarían en música, en teatro y lecturas de poesía, con la mayoría del arte siendo inspirado por sus ideales revolucionarios. En nuestra tarde final en el campamento los guerrillero(a)s montaron una demostración cultural para Terry y para mí. Nos reunimos todos en la estructura grande para la función, que consistió en canciones y escenas llenas de humo! r y de comentario político y social. Una escena que varios rebeldes realizaron era una parodia de los desfiles de belleza, que son extremadamente populares en Colombia. Un guerrillero y una guerrillera sostuvieron micrófonos de imitación y actuaban como los anfitriones del desfile, que buscaba coronar a la nueva Señorita Colombia.
Primero presentaron a la campeona reinante, que era una atractiva rebelde vestida en una blusa de cuello lazo y una minifalda con una corona de cartulina pinzada en su cabeza. Ella tomó su lugar en el frente del cuarto mientras que los anfitriones presentaban a las concursantes que intentaban heredar el trono. Una por una, las cuatro concursantes entraron en el cuarto por detrás de una cortina. Cada una desfiló alrededor del perímetro interior de la estructura en sus muy pequeños trajes mientras que la audiencia aclamaba frenéticamente. El vuelco interesante y divertidísimo fue que las cuatro eran guerrilleros hombres vestidos de mujer y ador! nados con lápiz labial y maquillaje.
Los anfitriones ento! nces hic ieron preguntas a los concursantes acerca de lo que harían si se coronaran nueva Señorita Colombia. Cuando fue su turno de contestar, un rebelde mestizo, fornido, bajo que era Señorita Cauca contestó, "haría que se estableciera la Nueva Colombia en la cual todos los colombianos serían iguales." Se refería a la sociedad socialista que las FARC ha previsto y ha llamado la "Nueva Colombia." Claramente, en las FARC, se integran la cultura y la política.
El momento más divertido del espectáculo ocurrió cuando Señorita Chocó, un guerrillero negro, alto, delgado con bigote, desfiló alrededor de la estructura exhibiendo manierismos femeninos exagerados vistiendo una peluca, la parte de arriba de un bikini rojo y una minifalda plástica azul hecha por ellos. Tenía a la audiencia entera de guerriller(a)s, junto con Terry y a mí mismo, riendo histéricamente. La escena terminó cuando los anfitriones pidieron a Terry y a mí escoger a la nueva Señorita Colombia. Co! nvinimos unánimemente en Señorita Chocó. Los anfitriones entonces persuadieron a varios rebeldes hombres y a mí a bailar con los guerrilleros vestidos de mujer. La escena entera fue una fascinante parodia a la naturaleza sexista de los desfiles de belleza y a la objetificación del cuerpo femenino.
Había algunos guerrillero(a)s de mayor edad en el campamento quienes han sido miembros de las FARC por décadas. Entre ellos estaba Reyes, que ha estado en el grupo rebelde por 26 años, y la mujer de mayor edad en las FARC, que ha estado viviendo en la selva por 32 años. La mayoría de los guerrillero(a)s, sin embargo, tenían alrededor de 20 años. Algunos de ellos eran parejas para quienes sus vivaques habían sido construidos con camas dobles. Cualquier par de guerrilleros que desee entrar en una relación entre uno y otro tienen que obtener el permiso de su comandante. Este protocolo es similar al de los militares de los EE.UU. donde los soldados asignados en el exterior ! deben obtener el permiso de su oficial en jefe antes de casars! e. Los g uerrillero(a)s de las FARC también necesitan obtener permiso para terminar una relación, aunque eso es raramente negado.
El hecho de que rotan a los guerrillero(a)s dentro y fuera de unidades de zona hace difícil mantener relaciones a largo plazo. Una mañana me senté con una pareja de guerrilleros en su vivaque para discutir el involucrarse en relaciones bajo tales condiciones. "Es difícil porque usted nunca sabe cuándo uno de nosotros va a ser enviado a alguna parte," explicó una guerrillera afro-colombiana llamada Carmen. "Las FARC trata de mantener a las parejas juntas siempre que sea posible," agregó su socio Osvaldo. "Si les separan es posible permanecer en contacto con el otro?" Pregunté. "No, realmente no. Es difícil, pero así es como es, "dijo Osvaldo, reconociendo que el compromiso con las FARC y su causa revolucionaria es primera prioridad de cada gu! errillero(a).
Terry y yo también participamos en varias conversaciones informales con Reyes y conduje una entrevista formal de dos horas con el comandante de las FARC. Durante las conversaciones informales discutimos una amplia variedad de asuntos relacionados con Colombia y el mundo en general. Algunas de las conversaciones ocurrieron durante las comidas que compartimos con Reyes. Otras conversaciones se llevaron a cabo alrededor de la mesa en su vivaque, que estaba situado en un extremo del campamento. La única diferencia entre el cuarto de Reyes y el de los otros guerrillero(a)s era que contenía una mesa con bancas de madera en cada lado y una computadora portátil.
Un asunto de discusión era la posibilidad de un intercambio de prisioneros entre las FARC y el gobierno de los EE.UU.. Para ser más exacto, le pregunté acerca de la posibilidad de que el grupo rebelde intercambiara a los tres contratistas militares estadounidenses que sostenían prisioneros, po! r Simón Trinidad y Sonia, los dos miembros de las FARC encarce! lados en los Estados Unidos. "No podemos convenir tal intercambio porque estamos envueltos en un conflicto interno por lo que cualquier intercambio tendría que ser entre nosotros y el gobierno colombiano," explicó Reyes. "No estamos en guerra con los Estados Unidos y no deseamos internacionalizar el conflicto. Y además, cualquier intercambio humanitario tendría que incluir la liberación de todos los guerrillero(a)s retenidos en prisiones colombianas. "También conversamos acerca del nuevo partido político de centro-izquierda del país, el Polo Democrático. En un punto le pregunté a Reyes si él pensaba que habría alguna posibilidad de que las FARC negociara la paz con el Polo Democrático si el partido ganara la presidencia en las elecciones del 2010. "Dependería de sus políticas," Contestó.
De vuelta en mi vivaque pensé acerca de las acusaciones hechas por muchos analistas de que el grupo guerrillero no es nada más que una organización criminal. Estos! críticos a menudo sostienen que las FARC era ideológica hace muchos años pero ahora está solamente interesada en beneficiarse de sus actividades criminales, las que se relacionan sobre todo con el comercio de la coca. El Presidente de Colombia Álvaro Uribe ha declarado en varias ocasiones que no hay un conflicto armado en Colombia y que el gobierno está simplemente combatiendo a criminales que se involucran en terrorismo. Éstos son claramente esfuerzos para deslegitimar a las FARC como entidad política.
La implicación de las FARC en el comercio de la coca y sus abusos de los derechos humanos contra civiles, incluyendo el secuestro y el uso de minas y de morteros caseros notoriamente inexactos, ha hecho fácil para los críticos simplemente desestimar a los rebeldes como criminales. Sin embargo, la situación no es tan negro y blanco, como descubrí en el campamento de las FARC. De hecho, es difícil aceptar tales aseveraciones dada la difícil vida que viven los guerriller! o(a)s. Después de todo, a diferencia de los soldados colombian! os y com batientes paramilitares, los rebeldes no reciben pago ni ninguna ventaja material que no sean tres comidas al día.
Y si líderes de la guerrilla como Reyes son poco más que los jefes de una organización criminal, entonces ellos deben ser considerados como miserables fracasos. Después de todo, otros criminales colombianos viven en lujo. El líder del ex-cártel de la cocaína de Medellín, Pablo Escobar, vivió en la abundancia en magníficas mansiones, como lo han hecho muchos otros traficantes colombianos de la droga en los últimos treinta años. Líderes paramilitares también han vivido bien en sus extensos ranchos de ganado en el norte de Colombia, gozando de las riquezas obtenidas con sus actividades criminales. Y ahora se están desmovilizando para poder así gozar legalmente de su abundancia adquirida ilícitamente.
Por otra parte, los líderes de las FARC viven como vive Reyes. No parece haber ganancia monetaria personal a pesar de la abundancia económica del grupo guer! rillero. Es una dura vida el dormir en tablones de madera, el bañarse en ríos, el soportar enfermedades tropicales, y las constantes mudanzas de campamento a campamento para evitar la inteligencia de los EE.UU.. que recolecta esfuerzos y al ejército colombiano. Reyes ha vivido en la selva de este modo por 26 años y las únicas comodidades de que él goza son una computadora portátil y la televisión del campamento. Está muy distante de ser la forma de vida de un criminal quien su objetivo principal sea el logro de riqueza.
Después de pasar tres noches en el campamento, y con nuestro trabajo terminado, Terry y yo nos despertamos en nuestra mañana final, empacamos nuestras cosas y nos despedimos de los guerrillero(a)s. Junto con nuestras guías rebeldes, hicimos el viaje de vuelta a través de la selva tropical hacia el río y abordamos una canoa. Mientras cruzábamos a lo largo del río en la selva, pensaba en el futuro de Colombia. Después de casi siete años del plan Colombia,! de cinco años de políticas de seguridad del presidente Uribe ! y de más de cinco mil millones dólares en ayuda militar de los EE.UU., no hay evidencia que las FARC haya sido significativamente debilitada militarmente. Por lo tanto, con las FARC siendo demasiado fuerte para ser derrotada en el campo de batalla y no lo suficientemente fuerte para tomar el poder por la fuerza, un acuerdo negociado es la única ruta posible para alcanzar la paz.
Publicado en www.anncol.org
miércoles, 12 de septiembre de 2007
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