24 de Marzo de 2008 -
Por alianza con 'paras' en masacre de Viotá, destituyen al capitán Édgar Arbeláez Sánchez
La Procuraduría lo declaró responsable de homicidio y además lo inhabilitó por 20 años para ejercer cargos públicos, luego de conocer una charla del oficial con Ágapo Gamboa Daza, alias 'César'.
"Va a trabajar conmigo, o qué... vea... levanten dos manes de Fusa, los uniformes y los matamos a esos triple... Traigalos y mañana le hacemos la vuelta aquí con soldados míos. Deme un fusil y un changón y sale...", dice la conversación a través de celular.
Eso llevó al Ministerio Público a establecer la participación del capitán Arbeláez en la planeación y ejecución de los asesinatos de Alonso Rincón León y José Alfredo Castañeda, dos vendedores ambulantes que se ganaban la vida en la plaza de mercado del municipio de Fusagasugá. Por estos mismos hechos, un juez condenó al capitán a 34 años.
La investigación de la Procuraduría, paralela a la de la Fiscalía, determinó que el oficial estaba preocupado debido a las continuas denuncias sobre homicidios, desapariciones e intimidaciones de parte de 'paras' en la zona donde estaba asignado.
El oficial, dice la Procuraduría, necesitaba mostrar resultados ante sus superiores por lo que habría planeado el doble crimen para hacerlos parecer como 'paras'.
La investigación
En 70 horas de grabaciones, realizadas por el CTI de la Fiscalía, la Procuraduría no sólo reconstruyó la forma como el oficial concibió el asesinato, también las conversaciones con los miembros de las Auc que develaron los nexos del capitán Arbeláez con los 'paras'.
El oficial llegó a la región durante la primera semana de marzo del 2003, cuatro meses antes del doble crimen, y eligió el municipio de Viotá como su centro de operaciones. Poco después de instalada la base, asegura la Procuraduría en su fallo, comenzaron a aparecer cadáveres y a desaparecer personas en poblaciones como Apulo, Tocaima, Anapoima y La Mesa.
Los crímenes eran cometidos por hombres armados y vestidos con prendas de uso militar que se identificaban como de las Auc, aseguró a las autoridades Ángela Baquero Pinzón, inspectora de Policía de Viotá y 137 testigos más.
Interceptaciones
Ante las denuncias, el CTI se desplazó a la región e interceptó la línea celular del capitán Arbeláez. En las llamadas realizadas entre abril y agosto del 2003 se evidenciaron compromisos y colaboraciones entre el oficial y 'César'. Según la Procuraduría el militar también sostuvo conversaciones con Rafael Antonio Sáenz, alias 'El Diablo' o el 'Rengo', quien reunió a los pobladores en la plaza de Viotá para notificarlos de la presencia del grupo ilegal.
En una de esas llamadas, 'César' lo reprocha por la captura de una mujer perteneciente a su organización. "Vamos a trabajar o no...", le increpó el jefe 'para' al capitán.
De acuerdo con las grabaciones, el 25 de junio del 2003, la noche antes de los hechos, el oficial se comunicó con 'César' y le pidió secuestrar a dos personas de baja condición social y económica para tramar un combate y matarlos.
El secuestro de las personas debía ir acompañado con la entrega de un fusil y un vehículo para hacerlo creíble, agregó el militar.
'César' se comunicó después con una mujer a quien le confirmó la solicitud del positivo "porque el man está embalao" y deben entregar un changón y una metra. Casi sobre la medianoche lo vuelven a llamar y le dicen : Ya tenemos el encargo".
Las víctimas fueron llevadas al día siguiente por los 'paras' en una camioneta a la vía que de Viotá conduce a La Vega, pero antes los obligaron a vestirse prendas de las Auc.
El capitán, señala la Procuraduría, esperó en la carretera con una patrulla la llegada de los 'paras'. Horas antes les dijo a sus hombres que debían vigilar todas las entradas de Viotá debido a que por información de inteligencia se preveía un posible saboteo a las fiestas locales.
A las once de la mañana, los hombres de 'César' llegaron al sitio convenido con el capitán Arbeláez, efectuaron algunos disparos y dejaron los cuerpos sin vida de las dos personas secuestradas. La autopsia reveló que las víctimas presentaban heridas de fusil que hicieron impacto por la espalda, lo que desvirtuó el combate.
Estudios de espectrografía comprobaron que la voz de las grabaciones obtenidas por el CTI mediante la interceptación del celular del capitán Ramírez es la misma del oficial.Esto unido a las anotaciones de nombres que hizo en su agenda personal, calificándolos de auxiliares de la guerrilla o milicianos, concuerda con la lista de personas desparecidas o asesinadas en Viotá.
REDACCIÓN JUSTICIA
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