Noviembre 21 de 2008 - 5:00 p.m.
Minga indígena terminó en concentración en la plaza de Bolívar y regresa a la Universidad Nacional
Los indigenas marchan por la carrera Séptima para luego tomar la calle 26 y la carrera 30, por donde ingresarán a su sitio de residencia temporal en Bogotá.Autoridades de tránsito recomendaron a los conductores evitar el centro para no caer en el trancón.
Ayer salieron de Soacha
La movilización, que partió a las 7:30 a.m. de Soacha, transcurrió en calma. La guardia indígena y la Policía controlaron la fila de más de 10 cuadras que recorrió la Autosur y la carrera 30.
La llegada de la minga indígena a la Universidad Nacional, ayer jueves, se convirtió en fiesta.Cuando la fila de más de 10 cuadras giró en la carrera 30 con calle 45 para ingresar al claustro, al menos 500 estudiantes, apostados sobre el puente vehicular que hay dentro del campus, dieron inicio a un concierto de bienvenida con una ruidosa papayera.
El entusiasmo, pese a la larga caminata que comenzó a principios de noviembre en Cali, fue evidente. Unos bailaban y gritaban, mientras otros emocionados saludaban con abrazos a los anfitriones."La palabra camina, la minga transforma", se leía en la enorme pancarta que colgaba del puente.
La llegada a la Universidad Nacional es la primera meta que se propusieron las comunidades indígenas cuando decidieron movilizarse hacia la capital colombiana para exigir la reivindicación de sus derechos.
La segunda se cumple hoy, cuando tendrán una corta, pero crucial caminata hacia la plaza de Bolívar. Ellos quieren entrevistarse con el presidente Álvaro Uribe y debatir con él los puntos que no pudieron tratar el pasado 26 de octubre en Cali.La minga brilló en su desplazamiento por la carrera 30 por el orden. La guardia indígena se valió de más de 300 de sus mejores hombres para organizar a su gente y evitar alteraciones del orden público.
En el inicio y en la cola del peregrinaje citadino, tres cordones de guardianes se veían unidos únicamente a fuerza de sus bastones de mando, de los cuales se desprendían tres cintas de colores, una roja que representa la sangre de los líderes asesinados; una amarilla, el sol, y una verde, la madre tierra.
Los articulados de TransMilenio fueron devueltos en el retorno ubicado a pocos metros de la carrera 30 con avenida Las Américas para dar paso a la marcha, que entró a la Universidad por la portería de la carrera 30 a la 1 de la tarde, dos horas antes de lo previsto.
Las cinco ambulancias y las motoambulancias dispuestas por la Secretaria Distrital de Salud tuvieron poco trabajo. No se reportaron desmayados ni ninguna situación de cuidado.
En la tarde, un mar de carpas de colores y de plásticos tendidos sobre dos palos se veían en la concha acústica de la ciudad universitaria, a pocos metros del estadio Alfonso López, donde los cerca de 22 mil indígenas, según información entregada por Feliciano Valencia, consejero mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric), pasaron la noche.
El desplazamiento entre Soacha y Bogotá funcionó sin contratiempos, contrario a lo que muchos conductores llegaron a pensar. El dispositivo diseñado por la Policía de Tránsito, con más de 30 motorizados que se encargaban de hacer los cierres en los cruces viales, no tuvo que enfrentar grandes congestiones del tráfico, que se restableció en la Autosur a las 10:30 a.m y en la carrera 30 a la 1 de la tarde.
Una caravana se quedó en Soacha
Las chivas, buses y camiones que han transportado a los indígenas desde desde Cali fueron los últimas en salir de Soacha.
La razón: su destino no era la Universidad Nacional.
La caravana desfiló por el centro de ese municipio y llegó al parque principal, donde unos 800 indígenas participaron en una audiencia presidida por el senador Alexánder López, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso, quien atendió las preocupaciones de los defensores de estos derechos y los reclamos por las desapariciones de jóvenes de Soacha.
El alcalde José Ernesto Martínez resaltó el buen comportamiento de los indígenas durante las dos noches que pasaron en la localidad.
'Una fiducia para compra de tierras'
Feliciano Valencia es uno de los líderes más importantes de la minga indígena que llegó ayer a Bogotá. EL TIEMPO lo entrevistó.
¿Cuál es el punto más importante que tratarán hoy con el presidente Uribe?
Nos oponemos a que el procedimiento de compra (de tierras) se haga por medio del Instituto de Desarrollo Rural (Inconder). Proponemos que lo haga una fiducia.
Támbien queremos que Uribe se responsabilice de los cinco muertos y los 129 heridos que dejó nuestra movilización a Bogotá.
Ustedes dicen oponerse al TLC. ¿Tienen una propuesta alternativa?
Somos partidarios de un Tratado de Libre Comercio donde se nos consulten las decisiones respecto a los temas de propiedad intelectual, patentes y biodiversidad.
¿Tiene alguna anécdota de su llegada a la ciudad?
Puedo decir que el símbolo de la minga son los camiones y 'chivas' cargados de compañeros, alimentos y leña.
FABIÁN FORERO BARÓN
REDACTOR DE EL TIEMPO
www.eltiempo.com
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