El beso de ‘Judas’
Por: Norbey Quevedo H. | Elespectador.com
Aparecen nuevos personajes del círculo de David MUrcia Guzmán, que pueden ampliar las investigaciones que adelantan las autoridades. La telaraña empresarial sobre la cual se edificó un negocio salpicado por lavado de activos. Conozca cómo está constituida DMG, haciendo clic aquí. Conozca quíenes hacen parte del emporio DMG, haciendo clic aquí.
Por boca del propio David Eduardo Helmut Murcia Guzmán se sabe que en 2003 llegó a La Hormiga (Putumayo). Él dice que a repetir una experiencia exitosa en Pitalito (Huila) y realizar un programa radial de la Red Solidaria, además de vender productos naturales. Y que le fue tan bien que decidió ampliar su negocio a la promoción de una línea americana de productos y electrodomésticos. Lo cierto es que dos años después, en la Notaría 35 de Bogotá, apareció constituyendo la sociedad de la cual habla hoy todo el país: el Grupo DMG S. A.Es en este lapso donde las autoridades tienen un vacío investigativo aún sin respuesta. ¿Qué sucedió entre 2003 y 2005 en la vida del joven David Murcia Guzmán? ¿Quién es el eslabón perdido que explica el sorpresivo incremento de su patrimonio? ¿De dónde sacó el dinero para crear DMG? Según consta en el certificado de existencia y representación legal expedido por la Cámara de Comercio de Bogotá, la sociedad surgió con un capital inicial de $100 millones y un amplísimo objeto social: comercializar toda clase de bienes.El Grupo DMG nació oficialmente el 8 de abril de 2005 mediante la escritura pública 1033. La junta directiva prueba que desde sus orígenes fue un negocio familiar encabezado por el propio David Murcia y la participación mayoritaria de su esposa Joanne Ivette León Bermúdez y su madre Amparo Guzmán de Murcia.
No obstante, aunque con una participación minoritaria, aparecen tres nombres que hoy les pueden interesar a las autoridades: Julio Álvaro Restrepo Ponce, Manuel Ernesto Rodríguez y Luis Hugo Pinto Restrepo. Otros personajesLa sociedad entró a ser gerenciada por Leonor Uribe Quintero y en calidad de revisores fiscales principal y suplente quedaron inscritos Ramiro Cruz Cabezas e Irond Merving Vásquez Castro. Que estos personajes, hoy desconocidos, hayan participado de las utilidades del negocio, ni siquiera las autoridades lo saben. En cambio sí está probado que durante el resto del año 2005, DMG ni desarrolló su objeto social ni registró ingresos operacionales, lo cual no quiere decir que no se hubiera convertido en la punta de lanza de un emporio económico.Por ejemplo, en desarrollo de una visita promovida por la Superintendencia Financiera, se encontró que DMG constituyó una cuenta corriente en el Banco Agrario, y que entre agosto y diciembre de 2005 ingresaron a esa cuenta $2.696 millones. Eran dineros consignados desde disímiles municipios como Puerto Asís, Mocoa, Orito o La Hormiga, en el Putumayo; o Montería, Tierralta y Montelíbano, en Córdoba. Coincidencia o no, para la época zonas de dominio paramilitar con un denominador común: zonas de influencia de Carlos Mario Jiménez, alias Macaco.
Como dejando constancia de la rareza de esa cuenta, el Banco Agrario envió un oficio a la Superintendencia Financiera expresando sus reparos sobre estos dineros, con un detalle adicional, en muchos de los recibos aparecían tachados los nombres de las personas que habían hecho las consignaciones. Además, la DIAN advirtió otra peculiaridad: los socios aparecían prestándole dinero a su propia empresa, en una aparente actividad de ocultamiento. Murcia, por ejemplo, supuestamente le prestó $1.000 millones a DMG.Cuentas que no cuadranAlgo extraño sucedió durante el segundo semestre de 2005, pues de la noche a la mañana David Murcia, en su declaración de renta, reportó ingresos por valor de $60.364.000, pero no se explica entonces de dónde salió el dinero para los préstamos. En contraste, en el formulario para la renovación de la matrícula mercantil en la Cámara de Comercio reportó un activo total de $1.278 millones. ¿De dónde salió este millonario patrimonio en una empresa que formalmente no estaba operando? En aquella época, aunque el tema era sospechoso, no era una prioridad para las autoridades judiciales.Eso explica también por qué en los dos años siguientes el emporio económico de David Murcia Guzmán creció de una manera desbordada. Un par de cifras lo demuestran.
En 2006 ya tenía activos por $14.069 millones y en 2007 la cifra fue de $32.719 millones. Adicionalmente, David Murcia emprendió otra tarea paralela: la compra y constitución de nuevas empresas, como Comerciar y Mercadear Ltda., que adquirió a bajo precio en mayo de 2005 y multiplicó su capital en forma exagerada. Junto a Murcia volvió a aparecer Luis Hugo Pinto.En cambio el que parece un fantasma, pero las autoridades ya saben que ha sido el cerebro de la organización, es William Suárez Suárez, un ex taxista que en pocos meses pasó a ser el propietario de la más acreditada pista de motocross de Suramérica. Suárez es el cuñado de David Murcia y según pruebas aportadas por la Fiscalía, en varias ocasiones transó con él fraccionar gruesas sumas de dinero para eludir controles fiscales y tributarios, así como el envío de capitales para pagar sobornos, comprar políticos y posicionar la organización en todos los niveles.¿Es él el eslabón entre DMG y el narcotráfico?
La Policía por ahora sabe que es un hombre bien armado y que registra el doble de las entradas de su cuñado David Murcia a Panamá. De hecho, las autoridades sospechan que se esconde en el vecino país. Es el personaje a capturar, y es tanta la confianza que existe entre Murcia y Suárez que, entre los registros mercantiles, aparece un poder a través del cual el ostentoso David Murcia otorga plenas facultades a William Suárez para que maneje a sus anchas el grupo económico sin ninguna clase de restricciones o límites.‘Boom’ empresarialEn consenso o no, lo único claro es que en tres años el grupo DMG conformó en Colombia un emporio de 36 empresas, de las cuales se advierte que existía una matriz principal para el movimiento de capitales, un componente mediático desdoblado en diversas opciones de penetración social y una sólida compañía de transporte de valores para mover altas sumas de dinero en efectivo, porque, entre otros aspectos, esta era otra de las características de la sociedad: prescindir lo más posible del sistema financiero para facilitar el flujo de sus capitales a lo largo y ancho del país.Fueron los años dorados de DMG. Con $200 millones de capital original nació Global Marketing, para mercadear productos y servicios. Esa empresa fue el soporte fundamental para la creación de la tarjeta prepago Prodigy Card, que hizo famosa la sigla con las iniciales de David Murcia Guzmán.
En este proyecto, como consta en el certificado de la Cámara de Comercio, lo acompañaron los miembros de la junta directiva Joseau Ahmed Dasuki Ballestas y César Alberto Solano Albarracín. El gerente fue Germán Urdinola Sanabria y el revisor fiscal Roberto Arias.Y también el grupo se hizo a la propiedad de la empresa Inversiones Sánchez Rivera, que existía desde 1998 y adquirió el grupo en 2007, dejando en su junta directiva a nuevos integrantes del clan Murcia: John Robert Murcia Quintero, Rafael Gómez Murcia, Uldarico Murcia Casas y Diego Alejando Murcia, entre otros. Una empresa que se hizo famosa porque entre sus propiedades está El Gran Trigal, un establecimiento comercial que le permitió a miles de clientes de DMG adquirir sus mercados con el mismo sistema original de la tarjeta prepago Prodigy Card.El canal de TVLa otra joya de la corona es el canal Body Channel Canal del Cuerpo S. A., constituido el 11 de marzo de 2003.
De alguna manera, a través de esta firma, David Murcia cumplió su sueño, pues realmente estudió actuación, fue coordinador de extras y trabajó dos años haciendo videos turísticos. El canal quedó a cargo de uno de sus socios fundamentales, Daniel Ángel Rueda, el hombre que le ayudó a acceder a los más altos círculos sociales y que hoy permanece detenido en la penitenciaría de La Picota, pesando sobre él sospechas de que ayudó a lavar más de US$7 millones a través de una transferencia a España.Según documentación aportada por la Fiscalía, Daniel Ángel fue un hombre clave en el proyecto DMG. No sólo estaba convencido de la necesidad de expandir sus negocios de televisión a Chile y Argentina, sino que estaba seguro de que podían penetrar en el mercado colombiano pagando los mejores precios. “Vamos a adueñarnos de los medios”, “hay seis millones de dólares para pagarles a los periodistas”, “compremos CNN”, fueron algunas de las frases que escuchó el ente investigador en sus interceptaciones telefónicas, en insólitos diálogos en que llegó a referirse a Murcia como “El flaco de oro”.
En pocas palabras, fueron meses de absoluta impunidad y de apertura de nuevas empresas para blanquear capitales. DMG Fashion S. A., Canal del Humor S. A., Provitec Ltda., Studio Pilates Center Ltda. o CPV Computadores Ltda., entre otras (ver gráfico anexo) y detrás de esta feria de empresas a granel, la penetración a los sectores público y privado a través de una marca que se fue abriendo paso: DMG. Patrocinio de fiestas a la Policía, publicidad para los equipos de fútbol, financiación de campañas políticas, el oficio que sabe hacer el dinero fácil para garantizar sus acciones con fachada legal.Los erroresSin embargo, todo exceso termina mal y DMG cayó en su propia trampa. Los miles de ahorradores que fueron llegando a las puertas de DMG para multiplicar sus capitales fueron la voz de alarma. Los proveedores empezaron a sentir los incumplimientos y completaron el cuadro de escándalo. En ese momento, el superintendente financiero César Prado tomó cartas en el asunto y en septiembre de 2007, a través de medidas cautelares, ordenó la suspensión inmediata de las operaciones de DMG y la devolución de los dineros recaudados a través de las tarjetas prepago.
Pero DMG, advertido de lo que iba a suceder, le dio la vuelta jurídica y meses antes creó una nueva empresa para seguir en el negocio: la compañía DMG Holding S. A., cuyos accionistas principales fueron David Murcia, su esposa Joanne Ivette León, su madre Amparo Guzmán, su hermana Nidia y su cuñada Claudia León. A la empresa se sumaron Cristina Isabel Lara, Ramiro Cruz Cabeza y Alba Nora Ortegón Pinilla. Entonces siguió la feria de los buenos negocios. Sólo que tanto ruido terminó por atraer los intereses de la justicia.El 19 de agosto de 2007 sobrevino el primer error cuando en la vía entre Puerto Asís y La Hormiga cayó un camión con $7.370 millones en efectivo de propiedad de DMG. El caso quedó en manos de la Fiscalía y después vinieron tres procesos más.
El último abierto a raíz de otro hallazgo escandaloso: $4.760 millones a bordo de una avioneta que aterrizó en Manizales. Los dueños del dinero, la firma Provitec, otro de los componentes del Grupo DMG. Poco a poco se llenaba la taza, sólo faltaba un detonante para que el Estado en pleno saliera a neutralizar lo que ya resultaba exceso.Lo demás es historia conocida. Como era de esperarse, la bomba de tiempo estalló y acabó de crear la crisis, la actitud insolente del propio David Murcia desafiando a las autoridades y retando al presidente Uribe para preservar su negocio. Hoy, DMG es un símbolo de prosperidad ilícita y tres de sus principales gestores están tras las rejas. Pero apenas empieza el escándalo y son varios los fugitivos de la justicia. Miles de usuarios de DMG esperan recuperar sus dineros, la sociedad asiste a un cuadro social de desesperación colectiva pocas veces visto y la gente se pregunta: ¿por qué el Estado se demoró tanto?DMG ya no es un capítulo más en la historia judicial de Colombia. Es un drama social que involucra a miles de familias que se aprestan a vivir un amargo diciembre.
Es hora de buscar culpables, pero también de poner en su sitio a los que faltan. La lección es para todos. Para los ciudadanos que han vuelto a caer en las redes del dinero fácil, para los bancos que no terminan de entender que crecen las cifras de colombianos sin opción de créditos justos, y para el Estado que, por andar en sus eternas peleas políticas, vio cómo de la nada se le creció un enano que hoy tiene en crisis al país. Una voz de alerta que se tardó en oírEn agosto de 2007 una próspera comerciante de Orito (Putumayo) le entregó a la Fiscalía un revelador testimonio sobre lo que sucedía en su departamento con DMG. Según ella William Suárez la contactó para que ampliara su red de negocios, manifestándole que a cambio le iba a entregar más de $7.000 millones.Entre Suárez y David Murcia le firmaron un pagaré en blanco para que expandiera su negocio. Ella dio cuenta de como a lo largo de todo el Putumayo DMG había extendido una red de negocios de electrodomésticos, droguerías, venta de productos naturales o supermercados. Sin embargo, cuando el efectivo llegaba a manos de la propietaria del negocio en Orito fue detectado por la Policía. La testigo terminó pidiendo que David Murcia justificara la procedencia del dinero, porque ella como los demás habitantes del Putumayo, era víctima de las circunstancias. Y concluyó diciendo: "es que uno por querer progresar y generar trabajo, termina en estas".Una prueba de lo que vivieron en los últimos tres años miles de familias en diversas regiones del país. Ilusionadas por el dorado del dinero fácil pero, al final, perdiéndolo todo.Conozca quíenes hacen parte del emporio DMG, haciendo clic AQUÍ [1]Conozca cómo está constituida DMG, haciendo clic AQUÍ [2]
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