lunes, 23 de febrero de 2009

Una renuncia anunciada

Nación El encanto entre Uribe y Gina Parody se rompió con la reforma de la silla vacía. Y la copa se rebosó con la reelección. Su retiro tiene una carga simbólica para el Presidente.

Si alguno de los 260 congresistas -incluida la mayoría que hoy se declara uribista- ha sentido alguna vez verdadera devoción por el presidente Álvaro Uribe, habría que pensar que esa es Gina Parody. Por eso la renuncia que anunció la senadora el jueves pasado no sólo al Congreso de la República, sino también al partido de La U, resulta tan simbólica.

Parody estuvo en la primera campaña de Uribe, la de 2002, cuando ella apenas tenía 28 años y a él sólo lo acompañaba un reducido grupo. Y fue el propio Uribe quien le propuso a Gina lanzarse por primera vez a la política. Desde entonces, cuando fue elegida representante, y después en el Senado, se convirtió en la consentida del primer mandatario.

Tal vez por eso, la senadora trató de adornar las respuestas que dio el viernes para explicar su renuncia, con frases de agradecimiento con el primer mandatario. Pero en realidad, en sus declaraciones a La W y Noticias RCN, descargó verdaderos sablazos contra el que fue su inspiración política. "Estamos pasando líneas muy finas del amor a la patria al apego al poder", dijo tratando de desbaratar la manida alusión del Presidente a la patria. Y luego, de manera sutil, lo tildó de dictador -"El Presidente dijo sí por decreto a la reelección"- y tirano -"hemos sustituido el argumento democrático por el argumento bélico: la oposición no es la oposición, sino un enemigo y hay que eliminarlo".

Es lo que se podría llamar crónica de una renuncia anunciada. Las alarmas se dispararon desde cuando se armó la lista del partido del Presidente, el de La U, para las elecciones de 2006. Gina Parody exigió una purga en la lista y le dieron gusto sacando tres candidatos hoy investigados.

Hasta ese momento, el único gran desencuentro con Uribe había sido el del trámite de la Ley de Justicia y Paz. En la Cámara, Gina se opuso a que se aprobara una ley laxa con los paramilitares y eso la llevó a que uribistas y funcionarios del gobierno la echaran, literalmente, a golpes de pupitre de la Cámara para poder aprobar la ley en 2005.

Pero la relación entre Uribe y Parody se rompió en el último año. En pleno escándalo de la para-política, y cuando la Corte Suprema puso en entredicho al 33 por ciento de los senadores y al 15 por ciento de los representantes, la congresista fue gran promotora de la "silla vacía" por la cual los partidos perdían la curul de los procesados. El Presidente, por defender a como diera lugar sus mayorías, decidió partir cobijas con la senadora.

La bogotana, que estuvo ausente del Congreso los últimos dos meses por problemas de salud, asegura que la gota que rebosó su copa fue la convocatoria a sesiones extra que hizo el gobierno el 16 de diciembre pasado para aprobar el referendo para la reelección.

"Yo ya no represento más este proyecto político. Yo me inspiré en el presidente Uribe, pero ese proyecto político ha mutado. Ha cambiado. Es a ese proyecto político al que estoy renunciando. Porque no lo represento, no puedo defenderlo", dijo.

El retiro de Gina Parody no modifica en nada las matemáticas de la votación, pero sin duda es una pérdida para un Congreso tan escaso de figuras. Y es aun peor si se tiene en cuenta que uno de cada tres senadores está siendo procesado por la justicia.

Además de la valentía que Parody demostró en los debates, en los que no dudó en ponerse en contra de la aplanadora uribista si se trataba de defender principios de la democracia, la senadora también sacó adelante leyes trascendentales como la de infancia, la de la violencia contra la mujer, la de habeas data y la de emprendimiento.

Parody se va a Estados Unidos a estudiar un doctorado y luego regresará a la política en Colombia. Todo indica que buscará ser alcaldesa de Bogotá. Por lo pronto, el presidente Álvaro Uribe se libró de una verdadera piedra en el zapato. Porque bien se aplica en este caso el dicho de que no hay cuña que más apriete que la del mismo palo. n

Publicado
en Semana

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