Un equipo de EL TIEMPO recorrió los barrios donde Mauricio López o 'Yiyo' -actual jefe de la Oficina de Envigado y sucesor de nombres que producen temor, como 'don Berna' y 'Rogelio'- es amo y señor.
La violencia que se reactivó en Medellín y que en la última semana deja casi una treintena de muertos ha revivido en las comunas del oriente de la ciudad los fantasmas que algunos creían desterrados tras casi cinco años de relativa tranquilidad.
Los últimos asesinatos son atribuidos a una purga interna en la temida 'Oficina de Envigado' por el intento de dos de sus jefes ('Yiyo' y 'Valenciano') para buscar una negociación con E.U. Pero desde hace meses la ciudad siente los coletazos de la guerra entre 'Los Paisas' y la gente de 'don Mario', que quiere manejar combos y bandas que llevan hasta dos generaciones dedicadas al narcotráfico y el sicariato.
Vigilancia y 'desenguayabe'
A las 11 de la mañana del domingo 29 de marzo, mientras en el Palacio de Exposiciones de Medellín se realizaba con todo éxito la histórica Asamblea 50 del BID, en los barrios altos, a no más de una hora de allí, los jóvenes de las bandas apenas empezaban el 'desenguayabe'.
Pero estaban vigilantes, a pesar de que seguían tomando aguardiente de caja.
Literalmente, ningún desconocido se mueve en esa zona si no tiene el permiso de 'Yiyo', aunque en los últimos días él también ha estado en la mira de sus antiguos socios, que temen que una delación. Sagradamente, taxistas, choferes de bus y hasta los carros de la leche pagan la 'vacuna' establecida por 'La Oficina'. Y 'Yiyo' y sus socios autorizan y reciben parte por los robos que se cometen en 'su zona'.
En la parte alta del barrio Popular, en la comuna 8, el grupo de muchachos que parecía una horda inspeccionando la presa no tenía problema en dejar ver las pistolas que llevaban al cinto.
Con los estragos de la noche anterior plasmados en la cara, uno
de ellos se atravesó en el camino del vehículo en el que iba el equipo periodístico, pero se tranquilizó cuando confirmó que el recorrido estaba 'autorizado'.
"No hay problema, pero no se calienten", dijo el hombre, que no pasaba de los 25 años.
Los 'permisos' regresaron porque desde finales del año pasado 'don Mario' empezó a meterse en su territorio. Según dicen en las calles, este hombre ha pagado miles de millones de pesos para comprar barrios enteros y ha infiltrado a su gente, en su mayoría antiguos hombres de 'Doble Cero' que luego de su muerte pasaron a las filas de 'don Berna'.
Ahora, después de desmovilizarse con el bloque Nutibara, regresaron al lado del hombre que nunca se le 'torció' a Carlos Castaño, al igual que su hermano Freddy Rendón, el 'Alemán'.
"Ellos han logrado controlar algunas rutas que antes tenía 'Berna' y ahora quieren sacarnos, pero no van poder. Aquí los recibimos y se les atiende con cariño", dice uno de los muchachos que custodian esa comuna.
¿Qué está en juego? Corredores urbanos por donde se mueven cargamentos de droga y armas, y 'combos' de sicarios que eran niños cuando algunos de sus hermanos ya mataban para Pablo Escobar.
Aunque nadie de la oficina de Envigado certifica que 'don Mario' ya haya podido ocupar alguna comuna, lo que sí está claro, es que dentro de sus planes hay un afán por desplazar a 'don Berna' de barrios donde todavía hacen misas en memoria del capo abatido hace 15 años.
Los asesinatos, dicen fuentes de la zona y de inteligencia, tienen un nuevo sello: el de 'Los Cuquitas', una banda que ocupó negocios que antes fueron de Los Priscos y La Terraza. "Esa gente tiene aproximadamente 100 hombres, 70 fusiles, pistolas,
carros y motos", señaló una fuente oficial.
Todos, a la vez, subcontratan los crímenes con 'combos' que trabajan en microtráfico de estupefacientes y asesinatos por encargo. La Policía cree que hay al menos 120 de ellos.
REDACCIÓN JUSTICIA
BOGOTÁ
Publicado en
www.eltiempo.com
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