Infierno de un testigo
Jaime Pérez Charris, el hombre que señaló al senador Dieb Maloof de tener vínculos con los paramilitares, le contó a SEMANA su vía crucis en el programa de protección de testigos.
AJaime Pérez Charris la vida se le volvió una pesadilla desde cuando decidió colaborar en el proceso de la para-política. A partir del momento en que rindió su testimonio ante la Corte Suprema de Justicia sobre los vínculos del senador Dieb Maloof con el paramilitar 'Jorge 40', ha sido intimidado, amenazado y presionado para que se retracte de su testimonio. "La coordinadora operativa del Programa, Jeny Fonseca, me ha amenazado varias veces, me presiona todo el tiempo para que renuncie al Programa, y Dieb Maloof me dijo en la Corte que él se iba a encargar en la Fiscalía para que jamás pudiera salir del país", dijo el testigo. SEMANA trató de conocer la versión de Fonseca, pero en el Programa de Protección aseguraron que no estaban autorizados para hablar con la prensa.
Pérez lleva, junto con su mujer, cuatro años y medio en el programa de protección de testigos de la Fiscalía. Durante este tiempo han vivido en ocho apartamentos diferentes. Su niña nació hace tres años en el encierro, ha crecido sin conocer la vida social y ni siquiera ha tenido la oportunidad de ingresar a un jardín infantil. "Nunca ha tenido amiguitos y la Fiscalía no cuenta con ella para los eventos infantiles en los que participan los otros niños que están creciendo dentro del programa de protección de testigos. Pero lo peor es que mi niña está muy desnutrida", dijo el testigo, quien le mostró a SEMANA la humedad de la vivienda que habitan, la ropa comida por el hongo. Y, como si fuera una cárcel, la puerta del apartamento, que permanece con candado.
Jaime Pérez es un joven de la sociedad barranquillera que terminó metido siete años en el corazón de los paras. A finales de 2002 fue el testigo estrella en el caso de la devolución de dos toneladas de cocaína a los paramilitares, y su testimonio le sirvió a la justicia para condenar a un grupo de policías implicados y para absolver al general del Ejército Gabriel Díaz, a quien este caso le costó su carrera militar. A raíz de esta colaboración, la Fiscalía le propuso ingresar como testigo protegido para ayudar a desmantelar los grupos paramilitares en la costa Atlántica.
Pérez era el testigo ideal. Conocía al dedillo la organización liderada por Jorge Luis Hernández Villazón, alias 'Boliche', quien les manejaba el negocio de la cocaína a Mancuso y a 'Jorge 40'. A su lado aprendió cómo transportar la droga y sacarla por el océano Atlántico, misión que cumplieron desde 1991 hasta 2001. "'Boliche' tenía fama de coronar y por eso le sacamos toneladas de droga a Mancuso. Por esa época nos ayudaba un capitán de la Armada que nos mandaba a diario las cartas de navegación. Yo recibía dos reportes diarios de la ubicación de los guardacostas en las aguas por donde iban a pasar las lanchas. Llegamos a sacar 50 toneladas de coca en dos años por un corregimiento que se llama La Playa. Hace poco vi a ese oficial en televisión por un escándalo en la Armada" . Según Pérez, es el contralmirante retirado Gabriel Arango, a quien conoció en 1999 ó 2000.
Pero la vida de 'Boliche' cambió cuando le robó un cargamento de cocaína a Mancuso y Pérez Charris lo ayudó a escapar por La Guajira en una camioneta roja Mitsubishi Nativa que le prestó el senador Maloof para que se volara con su señora y su hijo recién nacido. 'Boliche' pasó por la frontera a Venezuela, en donde se entregó a la justicia norteamericana y actualmente vive protegido por la DEA en Miami.
Desde allí, 'Boliche' se comunica tres y cuatro veces por teléfono con su hermano Crispín Hernández Villazón, como lo demuestran las grabaciones de los para-políticos reveladas por SEMANA en la edición pasada. En una de las conversaciones, 'Boliche' le dice:"Yo no me quiero meter en nada de eso de para-política; sí quisiera hacerle el favor a Dieb, pero si hablo, me van a preguntar por Hernandito (Molina) y de él sí sé mucho: es un bandido, matón y de todo".
Y en otra conversación entre Maloof y el ex representante a la Cámara José Gamarra, se habla de una prueba que debe llegar a la Corte Suprema de Justicia y que "al parecer, fue modificada en la Fiscalía". Se trata de la declaración de Pérez Charris, su principal testigo. "Debe ser que están tratando de presionar a los otros testigos para que cambien su testimonio. Conmigo no lo han logrado, a pesar de que me están debilitando mentalmente", le dijo Pérez a SEMANA.
Las presiones contra este testigo vienen desde febrero pasado, cuando declaró ante cinco abogados y un magistrado de la Corte Suprema sobre los vínculos de Maloof con los paramilitares. "En esa audiencia me enfrentaron cara a cara con Maloof. Conversamos cinco minutos un poquito apartados de los magistrados y me pidió que no siguiera declarando, que ambos éramos costeños, que para qué lo perjudicaba, que me quedara callado. Cuando me negué a su petición, me dijo que en la Fiscalía iba a haber gente que me iba a hacer la vida imposible. Luego una persona me ofreció 150 millones de pesos de parte de él por mi silencio y también los rechacé".
La semana pasada, el senador Maloof renunció a su curul para que sea la Fiscalía la que lo investigue. La misma institución que en cabeza de Mario Iguarán lleva un año en los trámites con un gobierno extranjero que ha visto frustrada su intención de sacar del país a Jaime Pérez Charris y a su familia para brindarles protección. Por ahora, el testigo, que desea cerrar un pasaje oscuro de su vida, dice con tristeza que se siente como un preso acorralado. "Lo único que siento es que en el programa de testigos perdí mi estatus de persona".
lunes, 29 de octubre de 2007
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