sábado, 19 de julio de 2008

Un nuevo semestre en la Pedagógica, los mismos problemas
Los disturbios del cierre del semestre pasado terminaron opacando las denuncias sobre el supuesto mal manejo de los dineros en la institución. El rector da explicaciones.
Fecha: 06/12/2008 -
Uno de los centros educativos donde se vivió con más fuerza la revuelta fue la Universidad Pedagógica Nacional, en Bogotá, donde varios policías fueron quemados con ácido por los manifestantes durante el cierre del semestre pasado.

Dada la magnitud de los hechos, el presidente Álvaro Uribe dijo públicamente que la fuerza pública podía entrar a las instalaciones de las universidades cuando haya desórdenes.

Los desordenes de la Pedagógica se robaron el show y terminaron desviando la atención sobre las verdaderas razones que motivaron a los manifestantes y que están en el corazón de la inconformidad de la comunidad estudiantil, en particular de los representantes de los estudiantes y el sindicato de trabajadores.

“La Contraloría me dijo que invirtiera los ahorros”: rector Ibarra
Al fondo del tropel de la Nacional

Algunos sectores de la Universidad y los estudiantes denuncian un supuesto despilfarro de los dineros de la institución. Según quienes atacan al rector, antes de que él asumiera a comienzos de 2003, había un ahorro de 23 mil millones de pesos y que, a la fecha, se han gastado más de 34 mil millones, lo que implica que hoy haya un déficit de 11 mil millones de pesos. El rector, en diálogo con Semana.com, explicó que se gastó la plata por orden de la Contraloría. (Lea entrevista completa con el rector Óscar Ibarra).

“El estado transfería recursos para que se hicieran tres jornadas, pero sólo había una. Entonces el resto de recursos se fueron guardando. Eso sumó un ahorro de 12.600 millones de pesos y no 23.000, como dicen”, explicó Ibarra a Semana.com. “La plata había que invertirla porque la Contraloría dijo que debíamos hacer algo con ese dinero”, aclaró.
Según el sindicato de trabajadores y algunos estudiantes, en menos de diez años el número de estudiantes se incrementó en más del ciento por ciento sin planeación alguna. Pasaron de ser 4.500 en 2004 a 10.000 en 2008 y eso, según las denuncias, ha provocado hacinamiento, porque están todos acomodados en el mismo espacio y a la universidad le ha tocado arrendar aulas en instituciones vecinas para que sus alumnos reciban clases allá.

“Se hicieron estudios técnicos y se definió llegar a 10.000 estudiantes en los años siguientes. Eso se definió en 2004 y, desde entones, empezamos a recibir 1.000 estudiantes por semestre. Por eso tenemos 10.000 actualmente. Todo fue muy bien planeado”, explicó Ibarra.

Las alertas vienen haciéndose desde 2004, cuando la Contraloría emitió un informe en el que encontró dudas sobre el manejo de 2.459.5 millones de pesos.

El informe de la Contraloría señala que “debido a la presentación de tres Estados Contables con resultados diferentes, la inexistencia de libros oficiales, la carencia del inventario de Bienes en Servicio, el inadecuado control interno contable, la vulneración de los principios de causación y prudencia; la Contraloría General de la República se abstiene de opinar sobre la razonabilidad de los Estados Contables a 31 de diciembre de 2005 de la Universidad Pedagógica Nacional, en cuanto a que estos no cumplen con la normas establecidas en el Plan General de Contabilidad Pública”.

De acuerdo con las denuncias, el rector ejerció una supuesta presión al equipo de contabilidad para que modificara algunos registros. El grupo, dicen, se negó a tales intenciones y por eso fue relevado el 10 de marzo de 2006. Algunos empleados fueron trasladados a otras áreas y otros fueron despedidos.

Después de eso, se presentaron tres estados contables del año 2005 (cuyas cuentas se consolidan en 2006). Uno de ellos “transformó un déficit de 3.199 millones de pesos en un excedente de más de 700 millones”, según reza en un comunicado de prensa que envió el sindicato de trabajadores.

Pero, ¿cómo se pasó del superávit al déficit? Según las denuncias, la razón es que se ha venido gastando en lujos innecesarios como vehículos para algunos funcionarios, incrementos de salario para el personal administrativo, el sostenimiento de incrementar el número de estudiantes, el arriendo de aulas, contratos de constantes consultorías con entidades externas, asesorías costosas, permanentes viajes del rector al exterior, la construcción de proyectos estéticos insostenibles y la edificación de una nueva y gigantesca sede de la universidad en un predio ubicado cerca del portal norte de TransMilenio que diseñó el arquitecto Rogelio Salmona.

Según el sindicato, el rector va a empezar a vender algunas propiedades para poder satisfacer los desenfrenados gastos. Uno de los predios que se pondrá en venta es el Instituto Pedagógico Nacional, donde actualmente se entrenan dos mil estudiantes.

“El Instituto no se vende. Ése es colegio de la universidad...”, dijo Ibarra. “Lo que vamos a hacer es vender el lote y vamos a construir un colegio nuevo en un terreno que tenemos cerca de la estación norte de TransMilenio que se llama Valmaría...”

Ante tantos temores, la comunidad académica ha solicitado, insistentemente, una audiencia pública para que el rector dé una completa rendición de cuentas, pero no ha sido posible lograrla. Según el rector, todo lo que tiene que mostrar está publicado en la página de la Internet de la universidad.

Todas esas denuncias sumadas han movilizado a estudiantes, maestros y empleados en numerosas manifestaciones. Sin embargo, pese a que la exigencias de transparencia en el manejo de los recursos es necesaria, el brinco a los disturbios reduce las posibilidades de un debate abierto.

Los mismo estudiantes y docentes de la Universidad Pedagógica saben quiénes son los grupos que vuelven una protesta decente en un aguacero de piedras. Entre ellos figuran Los Clanes, Revés, el Movimiento de Revolución Popular (MRP), los Anarcos, la Liga de Estudiantes Socialistas (LES), el Movimiento Estudiantil Bolivariano, las Milicias Bolivarianas y el Partido Comunista Clandestino, entre otros. Sus actos terminan opacando las denuncias de fondo que son las que realmente afectan a estudiantes y docentes.

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