miércoles, 9 de enero de 2008

Ejército ocupó caserío en el oriente del Guaviare que es clave en la guerra contra las Farc

Enero 8 de 2008 -
Ejército ocupó caserío en el oriente del Guaviare que es clave en la guerra contra las Farc
Desde Tomanchipán salieron las pruebas de supervivencia de Íngrid Betancourt, tres ciudadanos estadounidenses, Luis Eladio Pérez y 12 miembros de la Fuerza Pública.


Este punto, en medio de la selva y que hasta hace 15 años era habitada solo por la etnia nómada de los Nukak Makú, es uno de los principales centros de comercio de coca que aún subsiste en el Guaviare.

Según fuentes extraoficiales, el pasado 27 de diciembre llegaron allí más de 200 soldados de contraguerrilla, justo cuando el mundo se preparaba para el desarrollo de la frustrada 'Operación Emmanuel', y lo ocuparon sin tener mayor resistencia de los subversivos.

Este caserío hace parte del área general donde, según las Fuerzas Militares, se presume, están los secuestrados.

Su posición geográfica hace que desde este sitio se pueda llegar por río al Meta, Vichada, Guainía y Vaupés, los mismos departamentos que mencionó el presidente venezolano, Hugo Chávez, como posibles zonas donde eventualmente se produciría la liberación de Clara Rojas, su hijo Emmanuel y la ex congresista Consuelo González.

A unas cinco horas de allí, por el río Inírida, también se llega a La Paz, un caserío del municipio de El Retorno donde el frente primero de las Farc entregó al pequeño Emmanuel a José Crisanto Gómez Tovar, el campesino que terminó revelando el misterio del hijo de Rojas.

La importancia de haber llegado al caserío

El Ejército ha comprendido que luego del repliegue que ha tenido que hacer la guerrilla, ante el avance que tuvo el Plan Patriota, la consolidación de zonas mediante la creación de brigadas territoriales es el siguiente paso en este 'juego' estratégico de la guerra.

Por ello, la reciente activación de la Brigada 22 con sede en San José, permitirá a las unidades móviles hacer operaciones de avanzada como esta.

"Llegar a este sitio, cuando muchos afirman haber visto a grupos de secuestrados caminar por allí, es pisarle los talones también a los hombres fuertes del secretariado y del bloque sur de las Farc", opina un ex oficial del Ejército.

Además de tener un mayor control sobre el comercio de la droga que se mueve en el área, una fuente de inteligencia afirma que varios golpes que se han dado a ese grupo guerrillero, han partido de allí.

"Personas cansadas de las Farc han decidido colaborarle al Ejército y al Gobierno", dice el militar sin dar más detalles.
Sin embargo, antiguos habitantes del caserío consideran que la llegada de soldados ya se había producido en el pasado, pero volvían a abandonarla, dejando estigmatizada a las personas.
Llano 7 días buscó al comandante de la IV División, pero no fue posible contactarlo.

Lo de Emmanuel ya se sabía

Cuando el 31 de diciembre el presidente Álvaro Uribe explicó su tesis sobre que las Farc no tenían en su poder a Emmanuel, el pequeño hijo de Clara Rojas, la sorpresa para la mayoría de habitantes del Guaviare no fue la misma que para el resto del país.

La razón: ese mismo rumor circulaba en las calles de cada uno de los cuatro municipios de este selvático departamento, desde hacía por lo menos dos años.

"Eso no era un secreto para quienes vivimos aquí. Hace más de un mes estuve en un sitio de Tomachipán y vi a Clara y a Consuelo, pero sin el niño. He visto gente secuestrada caminando porque se les nota en la cara. Otros me han dicho que han visto a Ingrid (Betancourt)...yo la verdad no la he mirado", dice un comerciante de coca en San José del Guaviare, quien prefiere no hablar del tema, pero que refleja lo que para muchos ya no era un chisme.

Tomachipán es una inspección en jurisdicción de San José, pero distante 125 kilómetros al suroriente de esta ciudad, a donde solo se puede llegar en un vuelo que tarda 40 minutos, y hasta hace 10 días solo con permiso de la guerrilla se podía ingresar.

La Aeronáutica Civil expide una autorización para que cada avioneta aterrice llevando remesa o esporádicos pasajeros, como médicos y profesores.

El caserío a orillas del Inírida

Un pueblo de unos 300 habitantes, casas hechas con madera y billares por doquier, habitado por colonos y donde muchos son llamados mediante apodos, son algunas de las características de Tomachipán.

Sin embargo, más allá de ser uno de los centros del conflicto en el sur del país, pilotos y otras personas que han visitado el lugar coinciden en afirmar que es bello por naturaleza.

Justo al frente del pueblo pasa el río Inírida, que a esa altura no tiene la fuerza que lo caracteriza cuando llega al Guainía. Sin embargo, el afluente sí empieza a formar sus primeros raudales y en Tomachipán cae uno al que le llaman Las Chulas.

Esta formación rocosa se convierte en uno de los atractivos más importantes del sitio.

Hasta hace algunos años, una losa gigante, a las afueras del pueblo, había sido adecuada como pista de aterrizaje.



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