“Los carteles mexicanos quieren imponer sus condiciones”
En muchas ocasiones es más fácil que se pongan de acuerdo las organizaciones criminales que manejan el narcotráfico que las instituciones de los países que intentan luchar contra ellas. Esa es una de las conclusiones del libro Mafia & Co- La red criminal en México, Brasil y Colombia de Juan Carlos Garzón donde se presenta una radiografía del problema de las drogas en estos tres países. Entrevista de Semana.com.
Fecha: 08/26/2008 -
La globalización de las economías criminales que lograron llevar droga a muchos rincones del mundo es un ejemplo lamentable del éxito que tuvieron las mafias de centro y Suramérica descritas en Mafia & Co- La red criminal en México, Brasil y Colombia, el libro del politólogo Juan Carlos Garzón lanzado en la noche del martes.
En entrevista con Semana.com, Garzón habla sobre el papel de los carteles de droga en México, Brasil y Colombia, sobre las similitudes y diferencias entre ellos, y sobre los esfuerzos de la lucha antinarcóticos en estos tres países.
- ¿Por qué reunir tres países como Colombia, Brasil y México en un libro sobre mafias?
Colombia en términos de producción, México y Brasil en términos de comercialización y tránsito son cruciales para hablar de narcotráfico en el hemisferio. México está pasando por un momento difícil en términos de seguridad con el enfrentamiento entre carteles y estado, y entre los mismos mafiosos. En Brasil, en ciudades como Sao Paulo y Rio de Janeiro la dinámica de violencia y tráfico de drogas tiene relación directa con la comercialización y el transporte de la droga proveniente de Colombia. A pesar de que nuestro país disminuyó levemente la producción de droga, tanto en Brasil como en México ya se viene hablando de la ‘colombianización’, haciendo referencia a la escalada de violencia de la década de los 90 que ahora se está viviendo en esos países, especialmente en el país centroamericano.
- ¿Qué revelaciones trae Mafia & Co.?
Más que revelaciones, es una radiografía de las principales organizaciones criminales de estos países y las condiciones que necesita el crimen para sobrevivir. Se habla de los nexos con la economía ilegal, con la política, con las fuerzas de seguridad del estado y con la sociedad. El libro va más allá de una perspectiva local y se centra en algo muy global.
- ¿En cuál de los tres países es más difícil la lucha antimafias?
Yo creo que la situación más crítica la tiene México, con una dinámica de contagio en varios países de Centroamérica. También hay aspectos difíciles que son necesarios reflexionar como Venezuela, que es hoy una zona de tránsito, o Argentina y Chile donde se ha dado un incremento en el consumo, y Perú y Bolivia donde los cultivos ilícitos están creciendo. En definitiva, me parece que el análisis de la lucha antimafias se debe pensar desde un punto de vista regional, incluso hemisférico, considerando las problemáticas que hay en cada uno de los países.
- ¿Cómo ve usted la lucha antidrogas en América?
Se han hecho esfuerzos por tener una perspectiva hemisférica, pero haciendo una comparación odiosa, se articulan de manera más fácil las organizaciones criminales que la institucionalidad de los países para luchar contra los delincuentes.
- ¿Qué se sabe de los nexos de carteles colombianos con los de México?
Las condiciones para los carteles colombianos han cambiado porque los carteles mexicanos quieren imponer sus condiciones. No quieren esperar a que a su país llegue la droga, sino que ellos mismos están haciendo los contactos en los países de origen. Adicionalmente manejan parte de la producción, no solo de anfetaminas, sino también de coca en el denominado Triángulo Dorado como se le denomina a la zona que se encuentra entre los estados de Durango, Chihuahua y Sinaloa. Hoy hay presencia de carteles mexicanos en Bolivia, Colombia, Perú e incluso Argentina, donde están tratando de tener básicamente relaciones directas con los sitios de producción de coca y de importación de efedrina, insumo principal para la producción de anfetaminas. La otra cosa es que la fuerza pública colombiana ha dado golpes fuertes en los articuladores, y eso debilita las relaciones internacionales.
- En la reciente cumbre de países de América y el Caribe que se celebró en Cartagena las autoridades de Colombia sentaron su preocupación por ascenso del consumo en Colombia...
En Colombia creció el consumo de coca, de marihuana y de drogas sintéticas, igual que en México y Brasil. No hay que perder de vista que cuando los narcos tienen problemas para exportar droga, el mercado local es una opción no tan rentable, pero que deja algo de ganancia. En el mercado local de Colombia hay una oferta importante en ciudades como Medellín (conocidas como plazas de vicio o las ollas), Bogotá (donde las autoridades indican que determinados hechos de violencia tiene que ver con la distribución de droga), Cali, Cúcuta y Bucaramanga.
-¿Qué conclusiones tiene Mafia & Co. sobre el negocio de la droga en México, Brasil y Colombia?
El tema de la globalización de las empresas criminales que lograron llevar sus productos a mercados mundiales es una conclusión. Por otro lado están los mercados ilegales emergentes que no están lo suficientemente explotados como Europa y en un futuro mercado como Asia, China y Japón, zonas potenciales para la distribución de la droga. Y otra muy importante es que la sociedad tiene parte de responsabilidad en la expansión del comercio ilícito. Desde esta perspectiva, el crimen organizado es un asunto de todos. Hay que tener en cuenta que él crimen vive de lo que la sociedad demanda. Lo que los ciudadanos consuman hoy puede terminar financiando grupo o prácticas que aborrecemos. El mejor ejemplo es la piratería: el destino final de sus ganancias casi siempre termina proporcionando los recursos para acciones criminales de gran impacto.
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sábado, 30 de agosto de 2008
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