lunes, 30 de julio de 2007

Caravana indígena marcha a Bogotá
María Pérez-Plá
El Universal

Viernes 27 de julio de 2007


El pueblo nasa, originario del Valle del Cauca al sur de Colombia, conocido por su resistencia pacífica al conflicto interno, se movilizó ayer una vez más en contra de varias iniciativas gubernamentales


BOGOTÁ.— El pueblo nasa, originario del Valle del Cauca al sur de Colombia, conocido por su resistencia pacífica al conflicto interno, se movilizó ayer una vez más en contra de varias iniciativas gubernamentales.
“Estamos rechazando todo aquello que ha sido lesivo”, explica Aída Quilcué, que a sus 32 años ya es consejera mayor del Consejo Regional Indígena, máximo organismo de autoridad y toma de decisiones que agrupa a los cabildos de la región.

Unos mil 500 nasas partieron hace tres días de sus diferentes resguardos para llegar en caravana hasta Bogotá y expresar su rechazo a todo aquello que consideran está dañando los intereses no sólo de sus comunidades, sino del pueblo colombiano en general. Su primera reivindicación es contra el Tratado de Libre Comercio que el gobierno ha negociado con EU y contra los efectos de las recientes leyes forestal y de aguas “que dañan no sólo nuestros territorios, sino también los de cualquier campesino”.

Los nasas tienen una última petición al gobierno: que negocie con la las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) un acuerdo humanitario para intercambiar guerrilleros presos por secuestrados.

A las afueras de Bogotá, Aída aprieta su bastón de mando, única arma de los Kiwetengas, o “guardianes de la tierra”, para enfrentarse al mundo. Aída, como sus mil 500 compañeros de caravana, tenía la ilusión de entrar ayer marchando en la capital, pero parte de los autobuses sufrieron averías, y como “no nos podemos partir”, ni física ni ideológicamente, han aparcado a un lado de la carretera.

Ahora tienen que volver a negociar con las autoridades para realizar hoy su marcha de protesta. Hombres y mujeres, en su mayoría jóvenes, han abandonado sus familias y quehaceres durante unos días para subirse a 18 chivas, colorido autobús con bancos de madera típicos del área rural colombiana, y marchar en esta caravana “por la dignidad y la vida desde la indignación”, como reza su lema. El fin de la movilización es reunirse el 8 de agosto con la Corte Constitucional, pues el Mandato Itinerante indígena considera que las normas expedidas en los últimos tiempos van en contra de la Constitución del 91 que tantos derechos reconoció a estos pueblos.


Publicado en www.eluniversal.com.mx

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