lunes, 30 de julio de 2007

Historia: El post-conflicto del frente nacional

Colombia
El post-conflicto del frente nacional
Por: Alberto Pinzón Sánchez (especial para ARGENPRESS.info)

Con el pacto firmado en las playas de Cataluña en 1957, entre el jefe conservador falangista Laureano Gómez y el jefe liberal panamericanista y maltusiano Alberto Lleras; se da por concluido políticamente el periodo llamado de la 'violencia bipartidista' (liberal conservadora) y se inicia una larga y tortuosa etapa de la vida colombiana, que los politólogos actuales llaman 'el post-conflicto', y el pueblo laborioso recordará como el Frente Nacional.

La guerra sectaria entre liberales y conservadores la ganan plenamente los conservadores 'laureanistas', pues en lo militar ni una sola de sus estructuras armadas entrega una navaja o se desmoviliza, mientras que por el contrario, todos los grupos orientados por los liberales entregan sus fusiles y se desmovilizan. Y en lo politico, se imponen las ideas anticomunistas y corporativistas del nacional-catolicismo laureanista, ensambladas con el 'panamericanismo' norteamericano y el maltusianismo del ex secretario general de la OEA, Alberto Lleras Camargo.

Y es precisamente a quien el pueblo colombiano en su sabiduría llamó Mister Lleras, a quien durante su gobierno iniciado en 1958 le corresponde montar y dejar funcionando toda la estructura 'reformada' de poder y dominación oligárquica del post conflicto, mediante varios procesos reformistas de centralización, que entregan su dirección al gobierno de los EEUU:

1-Reforma de la institución militar para que acepte su sometimiento al control del partido unificado de Frente Nacional y estreche su vinculación y participación junto a los 'gremios de la producción' en el desarrollo del mercado interno del país. 2- Reformas bipartidistas presentadas como 'democráticas' en toda la administración pública para garantizar la repartija equitativa entre los miembros de los dos partidos según lo pactado. 3-Consolidación del poder político central o nacional sobre las regiones en conflicto. 4-titulación y legalización del despojo de las tierras obtenidas en la guerra mediante jueces y tribunales especiales. 5- Reforma para concluir la demolición de los sindicatos de orientación comunista y aborto del proceso de toma de conciencia clasista dentro movimiento guerrillero. 6- Reforma maltusiana para el control natal en todo el sistema de salud centralizado en Profamilia.

La negociación entre el poder civil y el poder militar la establece Lleras Camargo en el famoso discurso del teatro patria de Usaquén (09 mayo 1958) poco antes de su posesión presidencial, en donde el poder militar de Colombia controlado por el alto mando del Ejercito Norteamericano a partir de su participación directa en la guerra de Corea (1954), acepta desde ese momento el mando civil único del presidente de la república sobre sí, a cambio de los beneficios llamados 'fueros militares' con los cuales entra a manejar de manera 'exclusiva' el llamado Orden Publico, como si fuera un asunto militar más de la guerra fría mundial.

'Las Fuerzas Armadas, dijo solemne y retórico Lleras Camargo en aquella ocasión, no pueden deliberar en política porque la acción política se hizo para toda la nación, porque la nación si distinción de grupos raza o afiliación religiosa o política les ha otorgado sus armas, el Poder Físico, junto a la obligación de defender los intereses comunes, les ha conferido derechos especiales, les ha exonerado de muchas reglas que gobiernan la vida civil, bajo una sola condición: no permitir que todo el peso de su poder recaiga sobre los ciudadanos inocentes'. Aunque nunca aclaró quienes eran aquellos inocentes.

El ejército y la policía reformados son reorientados a impulsar las reformas funcionales a lo diseñado en el pacto frente nacionalista, con la concepción expresada un poco después en la revista de las Fuerzas Armadas por el general Ruiz Novoa, uno de sus comandantes más connotados en la guerra de Corea y contenida en la siguiente idea vuelta consigna: 'La defensa contra el comunismo no reside tan solo en la fuerza de las armas; ella se encuentra en la eliminación de las desigualdades sociales siguiendo las normas democráticas y cristianas'.

Los militares como institución reformada se retiran de las llamadas 'contiendas electorales' y de la administración pública, que reorganizada se convierte en botín equitativo de los dos ramas del partido único del Frente Nacional, para integrarse directamente mediante los sonados planes de acción 'cívico-militar y rehabilitación', al 'desarrollismo democrático' que los Estados Unidos impulsan para toda la América Latina, como respuesta a la guerra fría contra la expansión del comunismo soviético.

Los llamados 'gremios de la producción' (cafeteros, ganaderos, industriales, exportadores, grandes comerciantes, banqueros financistas etc), triunfantes, cobran el apoyo brindado al presidente Lleras Camargo en su lucha contra el gobierno militar de Rojas Pinilla, reforzando sus planes corporativos para el desarrollo del mercado interno del país, y logran vincular estrechamente en ellos a la institución militar para que mediante sus acciones desarrollistas cívico militares y de rehabilitación, los lleven al ultimo rincón del territorio colombiano. Es el origen de la intima fusión que se observa ahora madurada en el actual militarismo de los gremios colombianos, con su idea territorial de 'Nación'

Una vez el proceso de control político nacional sobre las regiones en conflicto y el despojo de tierras en las zonas cafeteras, esmeraldera y llanera ha concluido con el gobierno de Lleras Camargo; los Bandoleros y Pájaros oficiales dejan de ser útiles y estos ya sin el apoyo de los gamonales de los directorios regionales liberal o conservador que se han reconciliado, el gobierno y el ejercito proceden a eliminar a los más notorios y sanguinarios, mientras que a otros como Zarpazo Buitrago o mariachi Oviedo, los va a utilizar como guías en la lucha que inicia al final de su presidencia, contra los guerrilleros gaitanistas y comunistas sobrevivientes de la guerra de Villarrica y el oriente tolimense (desatada por el derrocado dictador Rojas Pinilla) y quienes han aceptado la desmovilización pero no la entrega de armas.

Esta lucha por desarmarlos, la adelantará el siguiente presidente del Frente Nacional, el gamonal conservador caucano Guillermo León Valencia (1962 -1966), bajo la consigna de destruir las republicas comunistas independientes de Marquetalia y Ríochiquito, y adquirirá bajo la orientación y dotación del gobierno norteamericano un desarrollo y carácter diferente: Se tornará en una Guerra contrainsurgente anticomunista, que el ejercito colombiano asistido por planes militares recurrentes elaborados en Washington y sin ninguna idea propia, ha prolongado tercamente hasta el día de hoy anclado en su experiencia de la guerra de Corea, muy a pesar de los cambios tan ostensibles que ha tenido el mundo en su globalización neoliberal.

Esta es pues la experiencia aleccionadora, del post-conflicto de la llamada violencia bipartidista colombiana, que bien deben considerar los politólogos del régimen, quienes sueñan con repetirlo ahora como si se tratara de algo novedoso y original.

Publicado en www.argenpress.info

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