martes, 9 de octubre de 2007

Instalado el primer puesto de Policía en La Julia (Meta), conocida como la 'ciudad' de las Farc

Instalado el primer puesto de Policía en La Julia (Meta), conocida como la 'ciudad' de las Farc


Foto: Archivo - EL TIEMPO
El pasado viernes militares 'gringos' se pasearon por La Julia.El lugar, un caserío de cuatro calles polvorientas que solo interesaba al bloque Oriental de las Farc, ahora es uno de los puntos clave para la estrategia del Plan Consolidación del Gobierno.

A esa remota inspección llegó el viernes pasado el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, acompañado de la cúpula militar, en medio de estrictas medidas de seguridad, para instalar el puesto policial.

La llegada de la Policía fue acompañada por algunos militares de Estados Unidos, cuyos uniformes y pertrechos deslumbraron a los niños. Ellos hacen parte de la Agencia Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo (Usaid) que se encargará de apoyar proyectos sociales.

Por ahora, permanecerán 100 policías acompañados de un batallón del Ejército. Los uniformados se instalarán provisionalmente en una casa que era ocupada por uno de los jefes de las Farc y la base será construida en los próximos meses.

La Julia, uno de los caseríos 'consentidos' del 'Mono Jojoy' y de las Farc, fue por más de 20 años el centro logístico y de adiestramiento del estado mayor del bloque Oriental (Embo). Por eso la guerrilla se resiste a perderlo y enfiló sus baterías para hacerles la vida imposible a los militares.

Hace 10 días, un miliciano instaló una carga explosiva que fue activada accidentalmente por una anciana de 80 años, quien murió destrozada.

Por lo menos 13 grupos de las Farc, con más de 2.000 guerrilleros, siguen merodeando. Otros han tenido que internarse en las selvas del Guayabero, donde la Fuerza de Despliegue Rápido, Fudra, tiene, en promedio, tres combates diarios.

Madres, hijos y tíos de las Farc

Más allá de la contienda entre Ejército y guerrilla hay algo más profundo con lo que, según la Fuerza Pública, debe enfrentarse: muchos pobladores civiles son padres, hermanos y tíos de los subversivos.

"Yo no soy guerrillera porque no me gusta eso, pero mi hijo, mi sobrina y mi hermana se fueron con 'Darío' (comandante del frente 40). Yo respeto a los soldados, pero ellos me los van a matar en un combate", dice angustiada María Consuelo, una de las habitantes del pueblo.

Su incertidumbre es la de la mayoría de la población, que al lado de la guerrilla echó raíces en La Julia. Cada vez que algún guerrillero se entrega o es capturado, María Consuelo y su comadre Ester salen a averiguar si es alguno de los suyos.

"Todos los días hacemos campañas para que estos muchachos se entreguen. En lo corrido de este año, 28 de ellos nos han escuchado", señala el comandante de la unidad, general William Fernando Pérez Laiseca.

En este propósito ayudan las jornadas que el Ejército despliega. Este fin de semana varios médicos atendieron a 500 personas y les regalaron 18 millones de pesos en medicinas y vitaminas para los niños, dijo una fuente militar.

Sin embargo, el camino sigue siendo difícil. El pasado 6 de agosto, el toque de las campanas de la iglesia a las 6:00 de la tarde alertó sobre la inminente llegada de las Farc al caserío. La Fudra evitó la toma, pero saben que la guerrilla no cesará en su intención.

JINETH BEDOYA LIMA
Redactora EL TIEMPO

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