para política
La sombra de Martín Llanos
Un ex policía y paramilitar que estuvo primero al servicio de Martín Llanos, y luego en el bando de Miguel Arroyave y Vicente Castaño, le contó a la Corte Suprema cómo fue que los señores de la guerra se apoderaron del Casanare.
Fecha: 10/06/2007 -1327
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res años después que Martín Llanos y sus hombres fueron derrotados en una batalla campal cerca de Mapiripán, por el Bloque Centauros, los políticos de Casanare no han logrado sacudirse de su sombra. En estas elecciones han salido a relucir testimonios, cartas y videos que demuestran que prácticamente nadie escapó a su influjo. Y que su poder fue devastador para las instituciones de ese departamento.
La historia se remonta a principios de los años 80, cuando se crearon las primeras autodefensas en el sur del Casanare. Héctor Buitrago, el padre de Martín Llanos, junto a conocidos narcotraficantes y ganaderos, creó un grupo armado para defenderse de la guerrilla. El grupo fue estimulado por las Fuerzas Armadas, que consideraban que los civiles debían defenderse por sí mismos en el campo.
Lo que ni la Policía ni el Ejército esperaban es que una década después, Casanare dejaría de ser un territorio inhóspito y se convertiría en el primer productor de petróleo del país. Las autodefensas, que ya iban por su segunda generación, dejaron de ser un grupo de reacción contra la guerrilla y se convirtieron en una mafia predadora de las rentas públicas, especialmente de las regalías petroleras, que alcanzaron su mayor auge en el último lustro del siglo XX.
Miguel Ángel Pérez, ex gobernador condenado por vínculos con paras William Pérez, ex gobernador inhabilitado por favorecer a paras
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Al otro lado de los Llanos, en Arauca, la guerrilla del ELN había señalado un camino perverso al penetrar la política del departamento para apropiarse de los contratos y las regalías por esta vía. Las autodefensas de Casanare se convirtieron en émulos de los elenos, sólo que desbocaron su ambición y su sevicia.
El 23 de agosto de 2000, Martín Llanos convocó a una reunión a todos los candidatos que aspiraban a gobernación y alcaldías. Allí, según consta en un documento revelado por la prensa hace algunas semanas, el jefe paramilitar y los políticos hicieron un pacto en el que éstos últimos, de salir elegidos, le entregarían a Llanos las tres secretarías con más recursos, y un 50 por ciento de la contratación. Ante esta presión, varios candidatos a la gobernación prefirieron renunciar, entre ellos, el médico Miguel Ángel Pérez, quien tenía una alta favorabilidad. En octubre de ese año salió elegido gobernador William Pérez, y aunque no hay pruebas de que haya firmado el pacto con el paramilitar Martín Llanos, sí hay suficientes indicios sobre la influencia del paramilitar en las decisiones de su gobernación, especialmente en lo relativo a los grandes contratos.
El baño de sangre no se hizo esperar. Una semana antes de que Llanos hiciera el pacto con los políticos, William Pérez había firmado otro compromiso, con su otrora mentor Emiro Sossa. Este apoyó su campaña, bajo el compromiso de que Pérez le entregaría tres secretarías, las mismas que Martín Llanos le pidió una semana después. Y como si fuera poco, el 25 por ciento de la contratación (ver facsímil). Este compromiso se volvió incómodo para los paramilitares y por eso a comienzos de 2001 Sossa fue asesinado en su finca.
En 2002, Gustavo Sossa, hermano de Emiro y quien es de Boyacá, también estuvo a punto de ser asesinado, cuando se convirtió en el segundo renglón de la lista de Cambio Radical al Senado, que encabezaba Germán Vargas Lleras. El ex paramilitar le contó a la Corte la semana pasada que él recibió la orden de matar a este candidato, pero finalmente decidió ponerlo sobre aviso. Llanos quería quitar a Sossa del camino porque aspiraba a que su lugar lo ocupara alguien de Casanare que estuviera bajo su control.
La injerencia de Llanos no paró ahí. En septiembre de 2003, cuando estaba al rojo vivo la campaña para elegir nuevo gobernador, un ganadero y reconocido aliado de los paramilitares, conocido como Fox, le entregó 100 millones de pesos al candidato más opcionado, Miguel Ángel Pérez. La transacción fue filmada por los paramilitares en secreto, y aunque Pérez asegura que momentos después él devolvió el dinero porque se dio cuenta de que venía de manos de los paramilitares y no de ganaderos, como Fox le había dicho en un principio, esta devolución nunca se pudo probar y unos meses después de posesionarse, Miguel Ángel Pérez terminó en la cárcel.
A favor de Pérez juega, sin embargo, que en sus primeros meses canceló una serie de contratos irregulares que su antecesor había firmado con la Universidad de Cartagena, que sumaban casi 200.000 millones de pesos, de los cuales, según el testigo que habló en la Corte Suprema, por lo menos el 50 por ciento sería desviado hacia las arcas de Martín Llanos.
"Para entonces (mediados de 2004), Miguel Arroyave ya había derrotado militarmente a Martín Llanos y consideraba esos contratos como su botín de guerra", relató el testigo de la Corte. Según su versión, Pérez asistió a una reunión con Arroyave en la cual el jefe paramilitar le pidió que no cancelara el convenio con la Universidad de Cartagena y que él mismo se encargaría de garantizar que la Fiscalía no los investigara. "Arroyave dijo que tenía línea directa con el Fiscal General", asegura el testigo.
Finalmente, los contratos fueron reversados, pero se volvieron a firmar en los meses siguientes. Uno de los contratistas beneficiados en esta segunda etapa de los contratos es Andrés Rueda, ingeniero que tuvo a su cargo construir los cimientos del hospital. Rueda es señalado por el testigo de la Corte como cercano al Bloque Centauros y enemigo de Llanos. La suspicacia sobre su cercanía con este bloque proviene de una declaración que éste habría dado en su momento ante la justicia defendiendo a Emiro Pereira, reconocido jefe paramilitar del Bloque Centauros, lugarteniente de Vicente Castaño y concuñado de Carlos Castaño. "Yo hablé bien de Emiro Pereira porque me obligaron. Eso fue un error, pero ese error me tiene vivo", le dijo Rueda a SEMANA.
Ahora, cuando nuevamente hay elecciones de gobernador, la sombra de los paramilitares vuelve a cobijar a los candidatos. Hace cuatro semanas se conoció el video de una fiesta en Monterrey, Casanare, hace tres años, a la que asistió Efrén Hernández, ex alcalde de Yopal que aspira a la gobernación por el Partido Liberal. El problema es que la fiesta era el cumpleaños de Ricardo Ramírez, señalado narcotraficante de la zona, y en el video se nota la familiaridad del hoy candidato con Gustavo Ramírez, quien no sólo era reconocido como narco, sino como el paramilitar 'Tábano'. Hernández se defiende con dos argumentos: "Los Ramírez eran conocidos en la región por todo el mundo y uno como político va a lugares donde no sabe a quién se encontrará", dice. También argumenta que un paramilitar que está en la cárcel, conocido como 'Salomón', ha dejado claro que estos dos hombres no eran de la organización de Martín Llanos, sino, por el contrario, sus enemigos. De hecho, Ricardo fue asesinado por Llanos en 2004, y Gustavo este año.
Al contradictor de Hernández, el ex diputado Raúl Flórez, quien aspira a la gobernación por el partido de La U, también se le ha empezado a empañar el pasado. Un hombre cercano a los Ramírez le contó a SEMANA que en 2003 conoció de primera mano la entrega que le hizo Ricardo Ramírez a la campaña de Raúl Flórez. "Primero fueron 38 millones en el Banco Ganadero de Yopal. Después fueron 50, y al final, 150 que se entregaron en la esquina de la casa del propio candidato" dijo. Al ser interrogado sobre el origen de esos dineros, el testigo aseguró que provenían de unos contratos que Ramírez había recibido como premio por el apoyo a la campaña de William Pérez en el año 2.000. "La costumbre en Casanare es entregar el 25 por ciento de los contratos a quienes apoyan a los candidatos. A Ricardo Ramírez le tocaron los contratos para construir dos colegios, y de ahí los contratistas le entregaron 200 millones". Es decir, todo un carrusel de corrupción que bien se puede estar repitiendo en este momento. Porque la sombra de Martín Llanos aún ronda en Casanare, y los fantasmas de Vicente Castaño y sus centauros gravitan en la región.
martes, 9 de octubre de 2007
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