Segundo round Pastrana-Uribe
Por: Reinaldo Spitaletta (especial para ARGENPRESS.info)
Se dejó venir otra vez Andrés Pastrana con declaraciones archisabidas pero que pronunciadas por un ex presidente no suenan mal. Ya se ha vuelto costumbre en él, cuando por alguna disputa de poder, decide decir alguna verdad, como la pronunciada esta semana (en la revista Semana): el gobierno del presidente Uribe está legalizando a los narcotraficantes.
Y digo que es como costumbre, porque en agosto de 2004, en reportaje con El Espectador, Pastrana, que en su tiempo de aspirante presidencial solo era Andrés, denunció a Uribe como un comprador de conciencias refiriéndose a las manipulaciones para aprobar su reelección: 'No me gusta que el presidente reforme la Constitución para beneficio propio', agregó en esos días.
Aquellas declaraciones las emitió Pastrana cuando en Colombia aumentó la indigencia en 34 por ciento y la pobreza era del 64 por ciento, y los desplazados eran un poco más de dos millones. Ahora todo es peor. Entonces el régimen uribista estaba en contra de la inversión social y maltrataba a los trabajadores. Estos aspectos los ha refinado.
Después de aquellas afirmaciones, Pastrana fue cooptado por Uribe y nombrado embajador en Washington. Claro, era muy atractivo el sueldo de 25.000 dólares mensuales y, además, él, Pastrana, continuaba, ayer como hoy, siendo una ficha clave de los Estados Unidos en su recolonización de Colombia. Luego, Uribe y Pastrana volvieron a 'partir cobija'.
Ahora vuelve a revolcar el ambiente de la politiquería nacional y aduce que existe un 'pacto secreto' con los paramilitares, que el país desconoce pero las evidencias lo señalan. Sus cargas de profundidad advirtieron que Uribe realizó en Ralito un despeje para 'paramilitares, delincuentes comunes y capos extraditables del cartel de Medellín'.
Pastrana, en cuyo gobierno los Estados Unidos aprobaron el Plan Colombia, también dijo que dentro de los últimos bandazos de la política uribista estaban las concesiones realizadas al presidente de Francia como fue la liberación del 'canciller de las Farc' Rodrigo Granda y la de 120 guerrilleros más, sin contraprestaciones.
Uribe, cuya política guerrerista lo hizo ganar las elecciones en 2002, parece hoy estar entibando la posición internacional de las Farc, a las cuales siempre quiso aislar. Lo que se nota es que el grupo guerrillero, con las intervenciones de Nicolas Sarkozy, Hugo Chávez, Daniel Ortega y Rafael Correa, está reconquistando sus espacios políticos en el exterior. Así también lo señaló el ex presidente.
Valga decir que un ex presidente, cualquiera que sea, también es culpable de la situación de desgracia de un país. Y a Pastrana le cabe buena parte de las desventuras del pueblo colombiano. El Plan Colombia, que no es ninguna ayuda ni asunto filantrópico, es parte del negocio estadounidense de la guerra. Con él, bajo el disfraz de la colaboración, se camufla el interés geopolítico de la superpotencia y el lucro de compañías trasnacionales.
El mismo Pastrana reconoce que le dejó a Uribe una aceitada máquina de guerra como parte del estadounidense Plan Colombia.
'La verdad es que Uribe pudo cumplir desde el 7 de agosto de 2002 su promesa electoral de mano dura gracias a lo que le dejamos montado', le dijo el ex presidente a la revista. El Plan Colombia es parte de la permanente intervención gringa en el país. Hoy, el gobierno de Bush tiene en Uribe a un destacado peón de su estrategia neocolonizadora en América Latina. En ese mismo sentido, Bill Clinton tenía a 'Pastranita'.
Dentro de los señalamientos del 'ex' están asuntos relacionados con el despeje. Según él, para Uribe no es un problema de 'principios' sino de querer diferenciarse del gobierno de Pastrana. Y es en ese punto donde éste arremete contra el presidente al apuntar que, con las mismas herramientas jurídicas con las que él despejó el Caguán, Uribe despejó a Ralito para los paramilitares y narcotraficantes.
Para Pastrana la política uribista con los paramilitares es un proceso que 'comenzó con pactos debajo de la mesa', continuó como cuando a Pablo Escobar le asignaron La Catedral por cárcel (un hotel cinco estrellas) y continuó como un modelo de justicia 'a la medida de los capos, no del Estado'.
El caso es que, de otro lado, Uribe ha tenido que recular en asuntos relacionados con la guerrilla. Ya habla de acuerdo humanitario, cuando siempre se ha opuesto al mismo, porque no reconoce que en Colombia exista un conflicto interno armado. Tal vez sus apuros para que los Estados Unidos aprueben el TLC lo tienen traumatizado.
Hace dos semanas, organismos internacionales volvieron a señalar a Colombia como uno de los países más peligrosos del mundo para el ejercicio del sindicalismo. El asesinato de 78 de ellos en 2006 así lo confirman. Uribe, en su discurso de esta semana en la ONU, dijo que la situación para el sindicalismo había mejorado. Qué tal entonces que hubiera empeorado.
Los mandobles de Pastrana, aunque sean sobre asuntos que son vox populi, alertan sobre el estado de cosas tenebrosas que se mueven en un país manejado por plutócratas, en el cual la mayoría de habitantes se hallan en situación de miseria y desamparo. Y remueven un tanto la carpa del pobre circo de la politiquería nacional.
Uribe en la ONU dijo que en Colombia ya no hay paramilitares, sino 'guerrilla y narcotraficantes'. Por ahí, los más guasones se preguntan que son esos aleteos de las 'águilas negras'. ¿Serán los nuevos angelitos? Esperemos que Pastrana diga algo al respecto.
lunes, 8 de octubre de 2007
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